Por Pablo Provitilo
El Seleccionado peruano llega con aires renovados y gran expectativa a la Copa América tras la asunción del uruguayo Sergio Markarian , técnico capacitado y de probada experiencia, quien arribó en 2010 con un objetivo mayúsculo por delante: retornar a una Copa del Mundo después de su última participación, en España 1982, en base a un nuevo proyecto para el alicaído fútbol incaico, situado hoy entre los más débiles de Sudamérica.
En ese marco, la competencia continental de selecciones configura una prueba exigente e ideal teniendo en cuenta, por un lado, la posibilidad de sacar conclusiones provechosas con miras a las eliminatorias y, por otro, retornar a los primeros planos de la región en un torneo que ganó en dos ocasiones (1939 y 1975), y dejó su sello con jugadores valiosos y muy recordados como Teófilo Cubilas, Teodoro Fernández, Cornelio Heredia, Eduardo Malázquez y –más acá en tiempo-, el Chorri Palacios, Favio Maestri, entre tantísimos otros.
Sin embargo, y pese a los amistosos previos donde exhibió meritorios rendimientos, no será sencillo el torneo para Perú habida cuenta de las bajas de Carlos Zambrano, Claudio Pizarro y Jefferson Farfán, tres futbolistas clave, indispensables para el esquema de Markarián, que militan en la cotizada Bundesliga, más otros no menos importantes: Luis Ramírez y Jesús Rabanal. A lo que se añade la complejidad del grupo, dado que enfrentará a calificados oponentes como Uruguay, envalentonado luego del cuarto puesto en Sudáfrica 2010 y con cierta confianza en volver a ganar este torneo en Argentina; Chile, más protagonista y menos partenaire tras el cambio de mentalidad inculcado por Marcelo Bielsa; y México, un rival fuerte por nombres e historia futbolera, al margen del incidente sufrido en las horas previas con jugadores de su plantel.
Aun así, Perú buscará ser la sorpresa del grupo debido al estímulo, la motivación, que conlleva el inicio de todo nuevo ciclo, y a algunos valores con los que cuenta, entre ellos Juan Manuel Vargas (se recupera de una lesión, recordado en Argentina tras su paso por Colón de Santa Fe y el empate sobre la hora en las últimas eliminatorias); Paolo Guerrero (delantero del Hamburgo de Alemania y gran esperanza de los incaicos por su capacidad goleadora); Santiago Acasiete (defensor del Almería de España) y Josepmir Ballón (de flojísima performance en River Plate aunque regular y de muy buenos desempeños en Perú).
La expectativa señalada al comienzo, por tanto, se fundamenta en algunas cualidades futbolísticas exhibidas por Perú en la etapa de preparación, matizadas con las adhesiones del público y el optimismo de su entrenador y el presidente de la Federación Peruana de Fútbol (FPF), Manuel Burga, quienes se ilusionan con disputar “los 6 partidos de la Copa América”. También su pasado cuenta, y mucho: Perú supo ser vanguardia y referencia en Sudamérica, alcanza con repasar la historia y asomarse a cómo su pueblo se sigue apasionando con este deporte. Acaso llegó el momento de revalidar lauros de otro tiempo en la cancha, con un digno desempeño en la Copa América que le devuelva la fe para remontar años de estancamiento y pesadumbre.
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