El delantero franco-argentino la rompió en Italia y Francia. Los hinchas del Mónaco lo adoran mientras que los de la Juventus lo alaban. David Trezeguet no sólo se cansó de hacer goles, sino que también le puso el pecho a todas las situaciones difíciles que le tocó afrontar. En la Vecchia Signora es idolatrado por la tremenda voluntad que mostró el año en que al conjunto de Turín le tocó estar en la B italiana. Pero más allá de su paso por Europa, el delantero tiene un pasado en el fútbol argento. Su primer club en el país fue Platense.
Grandote, de gran cabezazo y con un leve acento francés. Eso es lo que veía Ricardo Rezza en ese joven nacido en Rouén –Francia-, pero que había hecho todas las inferiores en el club de Vicente López. Pasó por la novena, octava y séptima hasta que, a mediados de 1994, el técnico del plantel profesional lo citó para que entrenase con la primera. Rápidamente, Trezeguet demostró sus condiciones. Tal es así que con tan sólo ¡17! años logró integrar el banco de suplentes de la Primera.
El primer día que fue citado entre los 16 también significó el debut de David en la máxima categoría. El 12 de junio de 1994 hizo su presentación frente a Gimnasia de La Plata. Más allá de su estreno en la Primera División, el encuentro tuvo una particularidad: todos los jugadores que integraban la lista de convocados tuvieron que ir a hacer el antidoping por orden del Juez Marquevich. No obstante, eso es un detalle.
Hasta el momento, Trezeguet jugó sólo 5 partidos oficiales en la máxima categoría del fútbol argentino, 2 en el Apertura ’94 y 3 en el Clausura de ese mismo año. Justamente, en este último torneo, Platense tenía un verdadero equipazo. Claudio Spontón y Marcelo Espina eran los delanteros indiscutidos del Calamar. Incluso, Espina fue –junto a Marcelo Gallardo- el goleador del campeonato. Tan buena fue la producción del conjunto de Vicente López que quedó a 5 puntos del campeón. Todo un logro.
No obstante, esa fue la última gran campaña de Platense. A partir de ese momento, el club comenzó a tener un lento y progresivo desgaste tanto en lo institucional como en lo futbolístico. Rápido de reflejos y atento a la realidad que se aproximaba, su representante, Rafael Santos, le propuso viajar a Francia. Allí comenzó su travesía hacia el éxito.
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