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Crítica de discos: “More Light” (Primal Scream)

Por Juan Manuel Villafañe (@jmlostcrowe) especial para Rock And Ball Para quienes amamos el rock, es inevitable agradecer los discos que este 2013 viene trayéndonos. Primal Scream está entre esas bandas que uno se alegra de volver a escuchar. Después de cinco años de silencio y dos después de la gira de los veinte años de "Screamadelica", llega un nuevo disco de estudio."More Light". Un disco influenciado por ellos mismos y con la experimentación siendo aplicada por tipos ya experimentados, detallistas que no quieren dejar de sonar actuales, modernos y rockeros. Arranca "2013" primer track, con más de nueve minutos de duración. Un riff de saxo que se lleva toda la atención, sobre el final caeremos en la cuenta de unas guitarras distorsionadas e inquietas que pasan al frente. Llega la percusión y los arreglos electrónicos con "River Of Pain”, otra canción de larga duración con muchos arreglos y matices inesperados, desde teclados a violines. Es acá donde comenzamos a notar la experimentación hecha por profesionales, mucho más sofisticados que aquellos de "Screamadelica". Las drogas que influenciaban en aquella época les han mostrado un paño en el que hoy se los nota trabajar cómodos y sobrios. Con "Culturecide" la distorsión se apodera de los Primal Scream y otra vez caemos en manos de arreglos detallistas, como una flauta que suena en un mínimo pasaje, trompetas con sonoridades extrañas y disparadores electrónicos. Tercer track de "More Light" y todo nos indica que hay mucho más de lo que escuchamos en cada una de estas canciones. "Hit Void" es un rock and roll abrumado de una distorsión que parece envolver la voz de Bobby Gillespie, sumado a un solo de saxo y a un manejo sonoro que, por momentos, tiende a ser inquietante. En esta canción cuentan con la intervención en guitarra de Kevin Shields (My Bloody Valentine). Buena ubicación de "Tenement Kid", después del remolino que nos causó el track anterior, con una introducción de teclado y guitarra que parece ingresarnos en un nuevo viaje espacial, el bajo marca el ingreso de la voz, mientras pequeños arreglos electrónicos predominan el paisaje y una pandereta marca, por momentos, el pulso. Llega la canción más radial del disco “Invisible City” con vientos y estribillos reiterativos y un pequeño solo de guitarra, que más que solo, es un riff con sonido pop. Una canción que se aleja un poco de lo que realmente se escucha en el resto del disco. “Goodbye Johnny” nos trae una línea de bajo y un piano eléctrico como base fundamental para que Bobby cante sobre esta nueva versión de la canción de los Gun Club. Siguiendo el recorrido de "More Light", llegamos a “Sideman” con las guitarras volviendo a tomar un poco mas de protagonismo sobre tantos disparadores electrónicos. No es una canción que sobresalga, pero nos presenta unos buenos coros, antes de llegar a “Elimination Blues” donde se suma, nada más y n ada menos, que Robert Plant en segunda voz y coros. Una de las mejores del disco, por donde se la mire. No hay grandes intervenciones artificiales y presenta arreglos de guitarras mínimos, justos y precisos. “Turn Each Other Inside Out” nos hace inevitable recordar a Joy Division desde la ejecución de guitarra, bajo y esa batería rápida pegada detrás. Otras de las grandes obras de este disco es “Walking with the Beast” con subidas y bajadas de intensidad y con un quiebre marcado por un cambio de tempo realmente inesperado, con una prolijidad exacta, que nos llevará a otra atmósfera totalmente lisérgica y psicodélica, pero cálida, espacial y viajera. Nos acercamos al final de “More Light” y seguir por el camino abrasador y cómodo de “Relativity”, realmente ya vale la pena todo este álbum. Los silencios, los arreglos exactos, todo resulta emocionalmente correcto, llenándonos por completo. Hasta nos parecerá poco cuando terminen sus cuatro minutos de duración. Pero habrá que salir de la burbuja y comenzar a moverse un poco, para despedirnos de la mano de “It's Alright, It's Ok” que realmente no nos importa que tenga fuertes parecidos a “Moving Up”, ni esa influencia Stone. Lo hacen simplemente genial y nos gusta así. Primal Scream ha lanzado un disco que esta entre los mejores de su carrera. Manejándose por caminos musicales que conocen muy bien y por el que a muchos de nosotros nos gusta transitar. Un álbum más que se pone a la altura de este 2013 lleno de música y discos estupendos.

Por Juan Manuel Villafañe (@jmlostcrowe) especial para Rock And Ball

Para quienes amamos el rock, es inevitable agradecer los discos que este 2013 viene trayéndonos. Primal Scream está entre esas bandas que uno se alegra de volver a escuchar. Después de cinco años de silencio y dos después de la gira de los veinte años de “Screamadelica”, llega un nuevo disco de estudio.“More Light”. Un disco influenciado por ellos mismos y con la experimentación siendo aplicada por tipos ya experimentados, detallistas que no quieren dejar de sonar actuales, modernos y rockeros.

Arranca “2013” primer track, con más de nueve minutos de duración. Un riff de saxo que se lleva toda la atención, sobre el final caeremos en la cuenta de unas guitarras distorsionadas e inquietas que pasan al frente. Llega la percusión y los arreglos electrónicos con “River Of Pain”, otra canción de larga duración con muchos arreglos y matices inesperados, desde teclados a violines. Es acá donde comenzamos a notar la experimentación hecha por profesionales, mucho más sofisticados que aquellos de “Screamadelica”. Las drogas que influenciaban en aquella época les han mostrado un paño en el que hoy se los nota trabajar cómodos y sobrios. Con “Culturecide” la distorsión se apodera de los Primal Scream y otra vez caemos en manos de arreglos detallistas, como una flauta que suena en un mínimo pasaje, trompetas con sonoridades extrañas y disparadores electrónicos. Tercer track de “More Light” y todo nos indica que hay mucho más de lo que escuchamos en cada una de estas canciones. “Hit Void” es un rock and roll abrumado de una distorsión que parece envolver la voz de Bobby Gillespie, sumado a un solo de saxo y a un manejo sonoro que, por momentos, tiende a ser inquietante. En esta canción cuentan con la intervención en guitarra de Kevin Shields (My Bloody Valentine). Buena ubicación de “Tenement Kid”, después del remolino que nos causó el track anterior, con una introducción de teclado y guitarra que parece ingresarnos en un nuevo viaje espacial, el bajo marca el ingreso de la voz, mientras pequeños arreglos electrónicos predominan el paisaje y una pandereta marca, por momentos, el pulso. Llega la canción más radial del disco “Invisible City” con vientos y estribillos reiterativos y un pequeño solo de guitarra, que más que solo, es un riff con sonido pop. Una canción que se aleja un poco de lo que realmente se escucha en el resto del disco.

“Goodbye Johnny” nos trae una línea de bajo y un piano eléctrico como base fundamental para que Bobby cante sobre esta nueva versión de la canción de los Gun Club. Siguiendo el recorrido de “More Light”, llegamos a “Sideman” con las guitarras volviendo a tomar un poco mas de protagonismo sobre tantos disparadores electrónicos. No es una canción que sobresalga, pero nos presenta unos buenos coros, antes de llegar a “Elimination Blues” donde se suma, nada más y n ada menos, que Robert Plant en segunda voz y coros. Una de las mejores del disco, por donde se la mire. No hay grandes intervenciones artificiales y presenta arreglos de guitarras mínimos, justos y precisos. “Turn Each Other Inside Out” nos hace inevitable recordar a Joy Division desde la ejecución de guitarra, bajo y esa batería rápida pegada detrás. Otras de las grandes obras de este disco es “Walking with the Beast” con subidas y bajadas de intensidad y con un quiebre marcado por un cambio de tempo realmente inesperado, con una prolijidad exacta, que nos llevará a otra atmósfera totalmente lisérgica y psicodélica, pero cálida, espacial y viajera. Nos acercamos al final de “More Light” y seguir por el camino abrasador y cómodo de “Relativity”, realmente ya vale la pena todo este álbum. Los silencios, los arreglos exactos, todo resulta emocionalmente correcto, llenándonos por completo. Hasta nos parecerá poco cuando terminen sus cuatro minutos de duración. Pero habrá que salir de la burbuja y comenzar a moverse un poco, para despedirnos de la mano de “It’s Alright, It’s Ok” que realmente no nos importa que tenga fuertes parecidos a “Moving Up”, ni esa influencia Stone. Lo hacen simplemente genial y nos gusta así.

Primal Scream ha lanzado un disco que esta entre los mejores de su carrera. Manejándose por caminos musicales que conocen muy bien y por el que a muchos de nosotros nos gusta transitar. Un álbum más que se pone a la altura de este 2013 lleno de música y discos estupendos.