Lo tantas veces logrado en Europa, resulta imposible en Argentina. Una tarea dificultosa, un desafío que se lo han propuesto todos los grandes equipos de los últimos años, pero que nadie ha conseguido: ganar copa y campeonato. ¿Falta de estructura institucional, de sólidos equipos, de profundos planteles o se trata de un calendario mal diseñado y sobrecargado? Analicemos, y repasemos ejemplos de planteles que estuvieron a puntos, incluso a minutos, de lograr el hasta ahora imposible doblete.
Todos los equipos salen a ganar, y quieren salir campeón. Parece una obviedad, pero es bueno resaltarlo como punto de partida. ¿Quién no quiere dar la vuelta? El tema es poder hacerlo. No cualquiera tiene la capacidad de ser superior constantemente y vencer al resto, más allá de que en los últimos años se dieron campeones “nuevos” en el campeonato local, como Banfield o Lanús, o renacieron algunos de los mal llamados no grandes, como Estudiantes o Vélez.
Se requiere, primeramente, de un buen equipo. No sólo un 10 que gambetee, un 9 que la meta, un defensor que saque todas o un arquero que tape los remates rivales más preciosos, sino de una identidad de juego, sea cual fuere. Decir identidad, no es ser el Barcelona, sino que ¿basta? con tener claro en la cabeza cuáles son las formas predilectas (pelota por el piso, pelotazos, pelota parada, dársela a Fulano o Mengano) para alcanzar la ventaja en el marcador, sostenerla o ampliarla. Para ello, se requiere plantel, y no sólo titulares, sino suplentes. Esos relevos que serán las ruedas de auxilios cuando el equipo esté cansado por la exigente competencia. Generalmente en este punto, es que se pierden muchos clubes, cuando su 11 inicial empieza a mostrar agotamiento, y los que ingresan no logran a la altura, o en el mismo nivel de sintonía futbolística. Pelear un torneo es difícil para cualquiera. Dos, es un caos aún mayor, compuesto de un fino equilibrio indescifrable para los entrenadores. Imagínense para hinchas y demás. Porque, dejando de lado los millones y demás, se trata de personas y cuerpos que se dañan, se agotan y deben regular la actividad deportiva para reponerse casi de forma continúa.
No es que, a lo largo de la historia, falten grandes equipos argentinos que merecieron la doble corona. En la mente de cada uno, surgen rápidamente dos, tres o más conjuntos que se lucieron a lo largo de estos más de 100 años de fútbol en Argentina, si contamos amateurismo y posterior profesionalización del balompié. Hay miles de talentos, pero sólo algunos pudieron juntarse con otros tantos para sumar trofeos a sus palmarés personales e institucionales de los clubes que defendieron.
El caso de Argentinos Juniors es quizá el más cercano a la doble conquista, ya que obtuvo el torneo local y la copa internacional en 1985, pero hubo una pequeña diferencia de meses. El Nacional empezó en febrero de ese año, y finalizó en septiembre, con un parate intermedio por eliminatorias, ya que la organización y sistema de clasificación de los países al Mundial era distinto. La Libertadores en sí, se jugó de julio a octubre, por lo que sólo, nada más ni nada menos, se jugaron en conjunto las finales del campeonato y la copa.
Ese equipo del Bicho arrasó en el torneo local. Y es el mismo que jugó el 8 de diciembre del ’85, la final de la Intercontinental contra la Juventus de Italia, que contaba con el francés Michel Platini, el arquero tano Stefano Tacconi y el danés Michael Laudrup, entre otros. Aquella misma final según detalla @JavierRoimiser, es una eterna discusión entre los historiadores de fútbol sobre sí hubo doblete o no, pero lo cierto es que hay fechas que coincidieron. Pero lo cierto es que del campeón nacional al campeón de América, sólo pasaron 50 días, en los cuales el Bicho de José Yudica superó cuartos, semifinales y final en tres partidos con América de Cali (Colombia).
Otro que estuvo cerca, e incluso cosechó dos títulos internacionales (Libertadores e Intercontinental), fue el Independiente de la década de ’70, que se consagró campeón del mundo en 1973, derrotando a la Juventus con gol de Ricardo Enrique Bochini. También sumó la Copa Interamericana, sin embargo en el torneo local no logró coronarse en ese año. Lo mismo aconteció, también con el Bocha en cancha, en 1984: N°1 a nivel continental, y luego campeón en Tokio, Japón, venciendo al Liverpool de Inglaterra, con tanto de José Percudani. El mítico y primer “Rey de Copas” no pudo combinar copa y campeonato, aunque no estuvo para nada lejos
Años atrás, para Racing, la profecía estuvo cerca de quebrarse tempranamente. De la mano de Juan José Pizzuti (nota al DT), fue en 1967, cuando se transformó en el primer campeón argentino del mundo, venciendo al Celtic de Escocia en un tercer encuentro de desempate. Anteriormente, había venciendo de la misma forma a Nacional de Uruguay, en Chile. Pero en el Metropolitano de ese año, salió subcampeón, detras de Estudiantes de La Plata. Precisamente, el Pincha fue otro que acumula cuatro Libertadores, pero nunca pudo enlazarlas con campeonatos domésticos, más allá de contar con Juan Ramón y Juan Sebastián Verón en cancha. O le sucedió como en 2010: hubo Clausura, pero se quedó en 4tos en la copa ante el posterior coronado Inter de Brasil.
También Vélez podría entrar en la discusión, ya que en 1996 se consagró en el Clausura ’96, que finalizó el 15 de agosto. Cinco días después, comenzó a disputar la Supercopa Sudamericana, torneo organizado por la Conmebol, el cual obtuvo el 4 de diciembre de ese año. No los jugó al mismo tiempo, pero los cosechó en el mismo año calendario, aunque en diferente semestre. En febrero, los de Carlos Bianchi también habían sumado la Interamericana, tras jugar ida y vuelta en una semana ante el Sport Cartaginés de Costa Rica.
Pero a los más grandes, River y Boca, tampoco se les dio. Se estimaría que a los más poderosos, le saldrían más fácil las cosas pero, a pesar de haber tenido más chances, nunca alcanzaron el dúo de títulos. En el caso del Millonario, sucedió otra cuestión de inconvenientes con las fechas: obtuvo la Primera División 1985/86, la cual finalizó en abril del último año mencionado; y ganó la Libertadores (su primera) en octubre del mismo, es decir seis meses después. Pero disputó ambos torneos en simultaneidad por sólo apenas durante un mes y poco más.
El equipo de Núñez tuvo distintas oportunidades de ganar una cosa, y no la otra. Nos quedaremos con una de tantas, por ser relativamente reciente y tan recordada por el contexto: 2004, Libertadores, semifinales. Picante duelo de ida, con numerosa riña incluida, y un duelo de vuelta con sólo hinchas locales. Luego de varias expulsiones, y más peleas, todo se decidió en los penales donde Roberto Abbondanzieri se lució, y Maximiliano López malogró su última chance. Luego, el equipo del Virrey perdería ante Once Caldas en Colombia, y River se alzaría con en el Clausura de ese semestre.
En cuanto a Boca, se repite la misma historia: cerca en varias oportunidades, pero nunca con doblete. En 1977, fue campeón continental, y posterior del mundo; luego en ’78, fue de nuevo 1°, esta vez invicto, en la copa, pero en el certamen local se quedó con el subcampeonato.
Lo mismo sucedió en 2003 y 2007, últimas Libertadores que cosechó el Xeneize. En las mismas, Boca fue campeón de América, pero alcanzó la segunda posición en los respectivos Clausuras, quedándose con las ganas de ostentar ser los primeros en hacer el doblete. Incluso, hace dos años, estuvo al borde de conseguir todo. Pero finalmente cayó en la final de la copa, ante el Corinthians de Brasil (posterior campeón del mundo), sucedió lo mismo en el torneo local y tuvo de consuelo la Copa Argentina 2012.
En casos más recientes, está el Newell’s de Gerardo Martino, que en 2013 se coronó en el torneo local, y luego quedó eliminado con el campeón Atlético Mineiro, en Brasil, por el certamen internacional. También había tenido un antecedente en 1992, también con el Tata pero como futbolista, y Marcelo Bielsa como DT: dio la vuelta del Clausura, y perdió la final de la Libertadores por penales ante Sao Paulo de Brasil.
Además, está el Lanús de Guillermo y Gustavo Barros Schelotto, que alzó la última Copa Sudamericana, tras vencer al Ponte Preta de Brasil, y hasta la última fecha del Inicial ’13 tuvo chances matemáticas de pelear el campeonato. El Granate todavía conserva la gran mayoría del plantel, y continúa siendo un equipo en formación que pugna por seguir creciendo, afianzarse y encontrar un techo futbolístico superior al de los últimos años, que han sido bastante sorprendentes para el equipo del Sur del Gran Buenos Aires.
¿Será 2014 el año que se rompa la maldición? ¿Hay material, hay equipos, hay nombres para sostener el sueño de luchar ambos frentes? Siempre el calendario será injusto y agotador (pueden tocarte hasta cinco partidos por quincena), por eso la rotación se volverá casi una obligación impropia, al igual que la constante exigencia de ganar, jugar bien y, sobre todo, ganar cuando se busca hacer el tan ansiado doblete. Más allá de las frases para la prensa y los deseos de los planteles, los clubes son conscientes de lo difícil, desgastante y sumamente complejo que es ganar la copa internacional y el campeonato local en la Argentina.
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