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Campo Vip: el rock quiere su propia 125

No al campo vip. El debate que esta viviendo la escena rock. Entra y opiná

campo vip el rock quiere su propia 125

En el último tiempo los grandes espectáculos musicales han sufrido las consecuencias de regirse bajo las leyes de la oferta y la demanda. Una de las consecuencias que trajo dicho modus operandi  fue el surgimiento del Campo Vip, un privilegio que en la Argentina se impuso fuertemente desde el 2009. Pero hoy, los fanáticos del rock ponen frenos  y exigen su propia 125. ¡Basta señores productores! ¡Queremos un campo para todos!.

El show en vivo es un momento único para los fanáticos, y más si nos endulzan el oído con que somos el mejor público del mundo. Ver de cerca al artista que te parte la cabeza, evaluarlo, criticarlo, hacerte de una púa, un palillo, sentir la adrenalina de sus canciones en vivo y en directo son tan solo algunas de las actividades que un fan disfruta en los recitales. Por suerte, en los últimos años, la Argentina se vio invadida por la cantidad de visitas internacionales. Y mientras los sitios mainstream no paran de crecer, las grandes productoras –de entretenimiento- importaron a la industria de conciertos la mejor estrategia para recaudar a mansalva: el Campo Vip.

Para el regreso de Pearl Jam que será el próximo 13 de noviembre en el Estadio Único de La Plata, la empresa T4F planea dividir el campo en tres sectores. El vip y preferencial tendría un costo de $460, el intermedio saldría $400 y el “trasero” valdría unos $260. Como consecuencia, un grupo de fanáticos se movilizará a las oficinas de la productora para exigirles que revean sus decisiones.  ¿Podrán lograrlo?.

El precio de las entradas se maneja en dólares cuando se trata de fechas internacionales. Las productoras eligen arbitrariamente los precios de los conciertos. Sus gastos los cubren con los sponsos y si llegan a vender más del 60% de las localidades sus ganancias son descomunales. Mientras tanto, estas empresas se aprovechan del fanático que “paga lo que sea” para tener a su artista lo más cerca posible dándose el lujo de poder triplicar y cuadriplicar el precio de una entrada por una mejor ubicación. A su vez suelen poner de excusa el discurso de la seguridad y la organización llenando de vallas y patovicas las zonas preferenciales. ¿Pero hasta donde  tiene razón su teoría?.

Ya se implementaron vallas de contención en puntos estratégicos del campo para que no se produzcan avalanchas y desmanes. Un claro ejemplo fue la  última presentación de AC/DC en River. Por otra parte, el campo vip no garantiza seguridad. Tan solo recordar la visita de The Doors con Ian Astbury en octubre del 2004 en Vélez  para tirar por la borda sus planteos. Pero lo paradójico de todo esto es que los lugares preferenciales son los primeros en agotarse. Cuando no los lugares vacios no son llenados por fanáticos, es cuando comienzan las promociones de 2×1, los bouchers e intercambio de entradas con grandes marcas y los infaltables periodistas o invitados de honor.

Otro agente responsable de que existan el Campo Vip son las propias bandas. Sobre todo las consagradas que gozan con la popularidad para llenar grandes estadios. Ellos no son ajenos a la organización. Saben cuál es la torta y las divisiones. Cuando anuncian fechas desde su página web publican los datalles de la misma y con ella clásico planito que diferencia los ubicaciones por la que el público puede optar. Un claro ejemplo que evidencia  esto fue la decisión que optó Rage Against the Machine. En su vistia a nuestras pampas, la banda no dejó que la organizadora del evento implemente campo vip en su show.

Esperemos que esta nueva discusión en el mundillo del rock de frutos. Que los productores sepan que con esto no se quiere imponer que las estrellas de la música toquen gratis, ni nada por el estilo. La idea es que las entradas sean más accesibles. De lo contrario será como dijo Lennon alguna vez: “los de atrás pueden aplaudir y los de adelante que sacudan las joyas”.