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Bundesliga, entre Inglaterra y España

La Bundesliga ya se subió al podio de las ligas de elite. Combina rasgos de la Premier League y de la Liga Española. No se contenta con tal logro. Arremete con seguir escalando peldaños. Bayern Munich y Borussia Dortmund lo ratificaron. Regalaron una final a la altura de la Champions. En primer lugar, aparece la intensidad característica de la Premier. Fueron y vinieron los 90 minutos. Tanto el Bayern como el Dortmund prescindieron de la acumulación en el mediocampo y facilitaron transiciones rápidas y constantes. Los esquemas casi siempre dicen poco, pero cuando se los acompaña con características de jugadores específicas, son una referencia a considerar. Los dos plantaron un doble 5 y tres mediapuntas por delante. Javi Martínez y Schweinsteiger por un lado y Gundogan y Bender por el otro, quedaron expuestos al contragolpe frente a no menos de seis rivales. Sumado a la reticencia de los alemanes a achicar hacia adelante, el ida y vuelta se hizo cada vez más frenético y terminaban con una columna de jugadores asediando el área grande adversaria. Tal es así que transformaron a sus arqueros en figuras excluyentes. Neuer y Weidenfeller sostuvieron a sus equipos cuando los llamaron. La exigencia física es otro de las características inglesas que la Bundesliga se apropió. Sobre todo el Bayern pareció no sentir nunca el desgaste y cuando el Dortmund empató tampoco lo hirió en la parte anímica. Esa fortaleza tanto física como mental fue el valor que, en un partido muy parejo, inclinó la balanza. De la Liga Española tomó el trato de pelota. Hay un respeto máximo por intentar salir jugando siempre. Se la lleva hasta las últimas consecuencias y a partir de Gundogan y Schweinsteiger se le da el rumbo adecuado a cada ataque. Hay toques de calidad en, por ejemplo, Reus que son frecuentes también en España, pero que hace unos años no se veía en tierras germanas. Cuando los equipos merodean con mucha gente el área rival, hay paciencia. Circulación de lateral a lateral hasta encontrar el hueco donde romper. En esa arista pesó el desequilibrio de Ribéry y Robben ante la ausencia de Gotze en el Dortmund. El Bayern fue justo campeón. El Dortmund, de consagrarse, también lo hubiera sido. Respetan una línea de juega que los identifica. E identifica también a la Bundesliga que, con rasgos ingleses y españoles, no deja de crecer.

La Bundesliga ya se subió al podio de las ligas de elite. Combina rasgos de la Premier League y de la Liga Española. No se contenta con tal logro. Arremete con seguir escalando peldaños. Bayern Munich y Borussia Dortmund lo ratificaron. Regalaron una final a la altura de la Champions.

En primer lugar, aparece la intensidad característica de la Premier. Fueron y vinieron los 90 minutos. Tanto el Bayern como el Dortmund prescindieron de la acumulación en el mediocampo y facilitaron transiciones rápidas y constantes.

Los esquemas casi siempre dicen poco, pero cuando se los acompaña con características de jugadores específicas, son una referencia a considerar. Los dos plantaron un doble 5 y tres mediapuntas por delante. Javi Martínez y Schweinsteiger por un lado y Gundogan y Bender por el otro, quedaron expuestos al contragolpe frente a no menos de seis rivales. Sumado a la reticencia de los alemanes a achicar hacia adelante, el ida y vuelta se hizo cada vez más frenético y terminaban con una columna de jugadores asediando el área grande adversaria. Tal es así que transformaron a sus arqueros en figuras excluyentes. Neuer y Weidenfeller sostuvieron a sus equipos cuando los llamaron.

La exigencia física es otro de las características inglesas que la Bundesliga se apropió. Sobre todo el Bayern pareció no sentir nunca el desgaste y cuando el Dortmund empató tampoco lo hirió en la parte anímica. Esa fortaleza tanto física como mental fue el valor que, en un partido muy parejo, inclinó la balanza.

De la Liga Española tomó el trato de pelota. Hay un respeto máximo por intentar salir jugando siempre. Se la lleva hasta las últimas consecuencias y a partir de Gundogan y Schweinsteiger se le da el rumbo adecuado a cada ataque. Hay toques de calidad en, por ejemplo, Reus que son frecuentes también en España, pero que hace unos años no se veía en tierras germanas.

Cuando los equipos merodean con mucha gente el área rival, hay paciencia. Circulación de lateral a lateral hasta encontrar el hueco donde romper. En esa arista pesó el desequilibrio de Ribéry y Robben ante la ausencia de Gotze en el Dortmund.

El Bayern fue justo campeón. El Dortmund, de consagrarse, también lo hubiera sido. Respetan una línea de juega que los identifica. E identifica también a la Bundesliga que, con rasgos ingleses y españoles, no deja de crecer.