Muchos hinchas lo venían advirtiendo ni bien avanzaba la construcción: los nuevos palcos tapan la visión de parte de la popular “Segunda Norte” y la “Segunda Sur”. Hasta el año pasado en las dos torres de La Bombonera se podían observar las botellas de la marca de bebida gaseosa pintada de azul y oro, pero desde el comienzo de este torneo se pudo ver que algo se estaba construyendo en ellas, aunque nadie sabía bien qué debido a que no se había informado.
Tras la primera fecha del torneo finalización contra Quilmes, la noticia salió a la luz: se construirán nuevos palcos en las dos torres que constarán de cinco niveles, con sillas individuales divididas en dos filas en cada piso. La falla principal fue que el proyecto no se aclaró nunca, ni se dio datos del mismo y con los palcos ya estrenados lo que aún no se sabe es de qué manera, a quién se los vendió o se los abonó pero sobre todo y no menos importante, el precio de cada butaca. Simplemente apareció gente en el día de ayer sentada allí y se pudieron divisar alrededor de 250 nuevos lugares.
El problema no es la construcción de unos nuevos palcos. Tampoco el hecho de que sean exclusivos para gente de alto nivel económico, ya que si tomamos como ejemplo los construidos al nivel de los bancos de suplentes que se encuentran a un precio de 30 mil pesos por partido, es lógico pensar que de seguro sean caros. A diferencia de ellos, estos nuevos lugares perjudican al hincha que va a la popular ya que tapan la visión de parte del campo de juego tanto en la segunda bandeja norte, conocida como “La doce” o “La Natalio Pescia” y del lado de la segunda sur.
Ni en la página oficial, ni por alto parlantes en el estadio, ni en alguna entrevista a algún directivo, en ningún lado se avisó que se estrenarían estos palcos/balcones ni se dio información sobre ellos. Y, como si fuera poco, molesta la visión de muchos hinchas que, cada domingo que Boca hace de local se dirigen a esos sectores a ver al equipo de sus amores. No importa la cantidad de perjudicados. Uno, dos, cien o mil, este hecho es lamentable no solo porque muestra una incompetencia del ingeniero a cargo de la obra sino que porque da a pensar el desinterés de la dirigencia xeneize por el socio que va a esos lugares. A cambio del beneficio de unos pocos, se perjudica a muchos.
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