Archivo

Para pensar: Pasiones argentinas y un recambio que no llega

Las comparaciones son odiosas dice el refrán. Pero muchas veces las comparaciones no escapan a la realidad. Hoy solo quiero asemejar el fútbol, el deporte argentino por excelencia, con el rock nacional, genero surgido desde las entrañas de la cultura e idiosincrasia albiceleste. Pero ¿Qué odiosa comparación puedo hacer?

[caption id="attachment_43943" align="aligncenter" width="650" caption="Charly, Spinetta, Messi y Maradona. Salvo Lio, no hay recambio. ¿O sí?"][/caption]

Con el fallecimiento de Luis Alberto Spinetta el rock perdió un referente. Perdió un creador. Pero junto a él hemos perdido   artistas y bandas que fueron desvaneciendo esta parte de nuestra cultura. Para enumerar solo algunos podemos empezar por el gran Pappo. La separación de Los Piojos, Los Redondos y Soda Stereo, golpearon fuerte en el público. El estado crítico de Gustavo Cerati también es parte de esta devastación que sufre el Rock Nacional. El legado que están dejando estos grandes artistas no está siendo ocupado por nadie, ni por bandas ni por solistas. La cultura del rock está siendo perdida por los jóvenes.

Y si a todo esto le sumamos casos como Cromañón o como el asesinato del joven en el recital de Viejas Locas en Veléz, solo tiñen más de negro la fiesta del Rock.

La otra fiesta argentina, el fútbol, también es empañada por la violencia. Aquí es donde surge la primera comparación. Barrabravas, bengalas y policía represora forman parte del lenguaje de ambos.

En otro orden, así como el rock pierde referentes el fútbol también lo hace. Si bien la aparición de Lionel Messi puede suplir en parte el retiro de Diego Maradona, hay vacíos que no se logran llenar con el cambio generacional. Los Batistuta, los Crespo, los Sorín o los Redondo no aparecen en las nuevas camadas y el único perjudicado es el fútbol argentino.

Los referentes van dejando su lugar, en el rock como en el fútbol. Pero sus espacios no son ocupados y cada vez más se los extraña. Obviamente que no va a haber un Spinetta nuevo o un Batistuta que rompa redes a diario. Solamente se pide un nuevo nombre que haga olvidar a los viejos.  Sólo se pide que el cambio generacional sea acorde a las enseñanzas que los maestros han dejado. Como reza otro refrán: “Todo tiempo pasado fue mejor”. Pero como dijeron Los Piojos: “Yo sé que vendrán buenos tiempos”.

Las comparaciones son odiosas dice el refrán. Pero muchas veces las comparaciones no escapan a la realidad. Hoy solo quiero asemejar el fútbol, el deporte argentino por excelencia, con el rock nacional, genero surgido desde las entrañas de la cultura e idiosincrasia albiceleste. Pero ¿Qué odiosa comparación puedo hacer?

Charly, Spinetta, Messi y Maradona. Salvo Lio, no hay recambio. ¿O sí?

Con el fallecimiento de Luis Alberto Spinetta el rock perdió un referente. Perdió un creador. Pero junto a él hemos perdido   artistas y bandas que fueron desvaneciendo esta parte de nuestra cultura. Para enumerar solo algunos podemos empezar por el gran Pappo. La separación de Los Piojos, Los Redondos y Soda Stereo, golpearon fuerte en el público. El estado crítico de Gustavo Cerati también es parte de esta devastación que sufre el Rock Nacional. El legado que están dejando estos grandes artistas no está siendo ocupado por nadie, ni por bandas ni por solistas. La cultura del rock está siendo perdida por los jóvenes.

Y si a todo esto le sumamos casos como Cromañón o como el asesinato del joven en el recital de Viejas Locas en Veléz, solo tiñen más de negro la fiesta del Rock.

La otra fiesta argentina, el fútbol, también es empañada por la violencia. Aquí es donde surge la primera comparación. Barrabravas, bengalas y policía represora forman parte del lenguaje de ambos.

En otro orden, así como el rock pierde referentes el fútbol también lo hace. Si bien la aparición de Lionel Messi puede suplir en parte el retiro de Diego Maradona, hay vacíos que no se logran llenar con el cambio generacional. Los Batistuta, los Crespo, los Sorín o los Redondo no aparecen en las nuevas camadas y el único perjudicado es el fútbol argentino.

Los referentes van dejando su lugar, en el rock como en el fútbol. Pero sus espacios no son ocupados y cada vez más se los extraña. Obviamente que no va a haber un Spinetta nuevo o un Batistuta que rompa redes a diario. Solamente se pide un nuevo nombre que haga olvidar a los viejos.  Sólo se pide que el cambio generacional sea acorde a las enseñanzas que los maestros han dejado. Como reza otro refrán: “Todo tiempo pasado fue mejor”. Pero como dijeron Los Piojos: “Yo sé que vendrán buenos tiempos”.