¡Cómo duele señores! Una vez más, Argentina volvió a defraudar y terminó quedándose con las manos vacías en su propia casa ante un Uruguay que viene trabajando en un mismo proyecto con Oscar Tabárez hace bastante tiempo. El resultado está a la vista, la última Copa del Mundo y esta Copa América demuestra que la selección charrúa está haciendo las cosas bien, no son resultados casuales ni mucho menos improvisados.
Es cierto que Argentina ayer mereció la victoria, que fue mucho más que Uruguay, y que el argentino Fernando Muslera fue la gran figura de la noche. Una certeza tan grande como que estos valientes uruguayos respetan una idea y tienen como premisa principal la unidad grupal y el juego en equipo. Pero claro, también cuentan con dos delanteros fantásticos como Diego Forlán y Luis Suárez, y un caudillo de verdad, como lo es Diego Lugano, un jugador que puede no ser el mejor central del mundo, pero que es un cacique que hoy la Argentina necesita y mucho.
Lo que sí tiene nuestra Selección son agujeros estructurales notables que empiezan con el declive –cada vez más notorio- de los seleccionados juveniles, y que terminan en la falta de coherencia en la mayor para pasar de Basile a Maradona, y luego saltar del Diego a Batista, obviando algunos eslabones necesarios para poder hablar del tan mencionado “proyecto”.
El fútbol argentino está cada vez mas cerca de tocar el fondo, ya se encuentra, por lo menos, con respirador artificial y tirado en el piso. Que esta selección no pueda aprovechar al mejor jugador del mundo, es la gran deuda de nuestro fútbol. Lo que hizo ayer el crack del Barça es notable, fantástico. Pero hasta el mejor jugador del planeta necesita compañía, y eso es lo más complicado de conseguir. Está bien, tenemos a Tévez, Higuaín, Agüero, Pastore, Di María; jugadores que forman parte de la elite mundial, pero que todavía no tienen la idea de “equipo” formada, por lo menos en esta Selección.
Es necesaria la refundación de un fútbol tan rico como el argentino, pero maltratado por entrenadores y dirigentes. Esta eliminación frente a Uruguay por penales, con tan solo una victoria en la Copa América y frente el sub.22 de Costa Rica, es un fracaso inmenso. Ya son 18 años en los que Argentina no logra conseguir un título y demasiados los recuerdos tristes de batallas perdidas. Siempre con la misma cara al frente, la de Julio Grondona, el principal causante de tantos años de amargura y tristeza. Ya hemos tomado la costumbre de explicar derrotas. Si la de Uruguay se toma livianamente como una “experiencia necesaria camino al gran objetivo, que es el mundial” estaremos caminando, una vez más, por la cornisa.
¿Cuántos cachetazos más habrá que recibir para que se entienda que la selección argentina necesita una refundación?, esperemos que el de anoche haya sido el último…
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