Por Antonela Minutola
Fotos Anna no Duerme
La noche de lluvia y frio no impidieron la realización de esta fiesta clandestina versión internacional. La escena comenzó con la banda rosarina, Sig Ragga, y continuó con la brasilera Natiruts. La noche no acompañó la clandestinidad. Se percibió un teatro medio vacío debido a la lluvia y el frio. Por otro lado, se notó una fuerte presencia de público brasilero.
A las 0.30 sus máscaras diabólicas y túnicas macabras, consecuentes con su reggae particular, caracterizado por el órgano de Gustavo (cantante que personificaba al diablo), hicieron aparición junto a Abrir y Cerrar de Noches. Quietos y serios se los percibió. Su show se caracterizó simplemente por llamar la atención en cuanto a vestuario. Aun así, el público manifestó goce del show.
La banda demostró a través de sus temas un reggae particular, que no se parecía en nada a las bandas que usualmente se escuchan. La presencia de dos órganos y una pista electrónica modificaron totalmente este género, dando esta sensación de música de cripta (de ahí la semejanza con el vestuario). La pista cambió el concepto de reggae que circunda a este grupo.
Durante la hora del show sonaron Resistencia Indígena, Orquesta en descomposición, Quise Ser, Continuidad de lo indecible, Puntilla If Kaffa, Feliz, Severino di Giovani y Matata. “Nosotros somos Sig Ragga. Un placer esta acá. Agradecemos a las fiestas clandestinas por habernos tenido en cuenta y a ustedes por estar acá” – exclamó Gustavo.
Pasada la medianoche, el circo clandestino, que aprovechó a promocionar su propia música del circo, brindó a los presentes una performance divertida y cautivante. Los aplausos se los llevaron al momento de subir un caño sostenido por cuatro integrantes del público.
la una y media justo, Alexandre Carlo (cantnate), Luís Mauricio (bajo), Mônica Agena (guitarra), Bruno Wambier (teclados), Denny Conceição (percusión), André Mitsuoka (trombón) y Paulo Roberto Pizzulin (trompeta) se posicionaron en el escenario y abrieron un show aclamado hacía minutos con uno de los hits, Natiruts Reggae Power.
Al finalizar, e intentando hablar “portuñol”, Alexandre manifestó la alegría de estar en Argentina, país que le resulta muy “cálido”. Sorrí, Sou Rei fue la segunda de la lista, una de las canciones más aclamadas en la noche, y que trata sobre el regreso del amor que se había y la alegría de tenerlo de vuelta, acompañado por un ritmo misturado de reggae, samba y balada.
Otro de los hits ansiados fue Quero ser feliz também. Fue luego de ésta, que el cantante reconoció que, aún no sabiendo español, lo habla mejor que los americanos. Andei Só descendió los decibeles del público presente. Naticongo mantuvo la atmósfera. Los tambores iniciaron el ritmo caribeño y alegre, y pasados los cuatro tiempos, inició Groove Bom.
“Obrigado”, exclamó Alex, “La propuesta de Natiruts es de amistad. Como verán, no soy católico, no soy rasta, soy hijo de diós. Tenemos que estar todos unidos, estar en guerra es peor para nosotros” – manifestó.
“La siguiente música es del sur de Bahía, es la música de Gilberto Gil, vamos a cantar”, introdujo, y comenzó Caraíva. Nossa Missão y Eu e Ela estaban próximas en la lista. Beija Flor y Verbalize continuaron la noche. Ya sobre la mitad y con los temas sonando sin dar respiro a los presentes, quienes esforzaban sus gargantas para cantarlos. No Mar invitó a los fans a pôr as maõs acima.Pasaron Glamour Tropical, Não chore meu amor, A cor, con ovación a Paulo, el trompetista, y aliento al público a cantar acercando el micrófono hacia ellos.
Casi llegando al final, sonaron Meu reggae é roots y Deixa o menino jogar. Cerrando un show mitad reggae mitad samba, Liberdade prá dentro da cabeça enloqueció la comunidad brasilera presente. La presentación de los músicos llegó después y el bis de la noche, el tema que inició este espectacular show, fue Natiruts Reggae Power.
El show finalizó a las cuatro de la mañana, pero la agilidad de los músicos y la mezcla de ritmos alegres hizo que la noche avanzara de forma acelerada.
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