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90 minutos de inteligencia y personalidad

Después de muchos años, River llega a octavos de final de una competición internacional. Con el 0 a 0 de anoche en el Monumental, dejó afuera al San Lorenzo de Juan Antonio Pizzi y clasificó a la siguiente fase.

Mucho, demasiado es lo que le falta a este River para si quiera parecerse al River que quiere la gente. Ramón Díaz lo sabe bien, el conoce como pocos el paladar del hincha millonario. También sabe que en los partidos de eliminación directa hay que planificar 180 minutos y no 90. Y eso es lo que hizo el entrenador, pensar la serie entera en su conjunto. En los primeros 90, prevaleció la actitud y la templanza. En el Bajo Flores, River salió a comerse el medio campo azulgrana y gracias a una jugada de pelota parada se trajo un triunfo importantísimo en el primer chico. En el partido de vuelta, de local, había que pensar.

El gol de visitante le daba la tranquilidad necesaria para poder planificar el partido de otra manera. Muchos hinchas y periodistas, con un nivel de crítica que en el Nacional B no se veía, pusieron el grito en el cielo exigiendo que River no podía jugar de la misma manera que en el partido de ida. Como si este River, el que viene de la B, fuese el River de Ramón del 96´. Gracias a dios, el DT es consciente de las armas que tiene y en base a eso preparó  los dos partidos. Por eso salió a jugar la vuelta con inteligencia y personalidad. Sabiendo que si salía al “golpe por golpe”, lo podía pagar caro.

Dicen que los equipos se arman de atrás para adelante y ésta no es la excepción. El pilar fundamental de éste pase de ronda se encuentra en el arco y se llama Marcelo Barovero. Un “trapito”, que sin haber jugado el partido de ida, fue fundamental. Porque anoche tapó todo lo que le tiraron. Va acompañado de quien fue, para quien escribe, la figura de la cancha, Eder Álvarez Balanta. Esta nueva “joyita” de la cantera millonaria que el presidente ya quiere rematar, es pieza clave en el 11 inicial. También dicen que los equipos tienen que encontrar su columna vertebral y eso es algo que lleva su tiempo, claro está. Pero en este River ya se comienza a dilucidar porque, Barovero,  Balanta y Ledesma no pueden faltar. Sin ellos el equipo se desmorona. Aunque todavia falte para poder decir que “la base está”. Sobre todo por que falta que se afiancen los de arriba.

Que River no juega bien, es algo que no se puede negar. Pero en el contexto de este mediocre fútbol argentino en el que la premisa es ganar, una clasificación como esta es muy importante. Porque si no ganas, la vorágine de esta picadora humana de técnicos puede llevarse puesto cualquier proyecto. Se cuestionó a Bianchi en Boca el pasado semestre, se lo cuestiona  a Ramón Díaz en River hoy. Como si el campeonato argentino ofreciera todos los fines de semana partidos espectaculares, con fútbol de alto vuelo, con equipos que juegan realmente bien. Cuando la realidad es que muy lejos de eso se está.

Para poder formar un equipo, para poder llevar a cabo una idea, para poder ensamblar piezas hace falta tiempo de trabajo. Este proyecto que comenzó hace menos de 10 meses está en plena construcción. Recibiendo los jugadores tarde y aun más tarde su habilitación; y perdiendo a otros  jugadores que iban a estar en consideracion sobre el comienzo de la temporada;  recién este semestre el entrenador pudo armar el plantel que él pensó. Por eso son importantes logros como los de anoche, porque permiten a todo River trabajar en paz.

Hace exactamente un año atrás, éste equipo venía de empatar con Colón en Santa Fe para en la fecha siguiente empatar con “Ñuls” en el Monumental, después de ir 3 a 1 arriba en el marcador. El DT de aquel entonces avisaba “se viene una nueva era” y al partido siguiente se comía el baile de su vida contra un Vélez en Liniers que le perdonó la vida. Hoy, un año más tarde y luego de cosechar un segundo puesto en el torneo local, River pasa a octavos de final de una copa internacional después de muchos años. “Necesitábamos pasar. Fue un desahogo. La planificación salió bien. Dimos una muestra de carácter” dijo Ramón. Desahogo que fue posible gracias a 90 minutos de actitud y 90 minutos de inteligencia y personalidad.