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25 AÑOS DEL RACING CAMPEÓN DE LA SUPERCOPA: UNA FIESTA INOLVIDABLE

Hoy cumplo 37 años. Antes de salir a festejar quise tomarme un momento para recordar un cumpleaños especial, de esos que no quedan en el olvido, como uno más. 18 de junio de 1988. Un día antes había cumplido los 12, pero la fiesta estaba organizada un día después, un sábado. Para un hincha de Racing ese no era un día más. Habíamos llegado a la final de la Supercopa, primera vez que se disputaba. Y entonces decidí matar dos pájaros de un tiro. Invité solo a mis amigos varones y la idea era festejarlo mientras veíamos la final contra el Cruzeiro de Brasil en Belo Horizonte. El partido de ida había terminado 2 a 1 a favor nuestro con una actuación soberbia de un wing tremendo como fue Walter Fernández. Hacía 21 años que Racing no ganaba un título, de lo que sea. Y la Supercopa para nosotros era como la Copa del Mundo. Recuerdo los saltos que dimos con el gol de Omar Catalán que puso el 1 a 0. Estábamos exaltados entre papas fritas, palitos y chizitos. Catalán fue un verdadero one hit wonder del fútbol. Pero ese gol lo dejó para siempre en la historia celeste y blanca. Después llegó la igualdad y un sufrimiento atroz ante cada ataque brasileño. Que suerte que teníamos al Pato Fillol en el arco. El Cruzeiro vestía camiseta azul furioso y Racing tenía una extraña, era blanca con rayas celestes horizontales a la altura del pecho. El final me encontró abrazado con todos mis amigos de la escuela, algunos hinchas de Racing, otros no, pero todos estábamos identificados con el deseo que la sufrida Academia recupere algo de su gloria. Salimos a la calle a festejar, aunque era de noche y hacía frío. En 1988 todo era distinto. Aunque éramos chicos podíamos salir tranquilos. La campaña hacia el título había empezado con una victoria por 2 a 0 ante el mítico Santos de Brasil. En ese partido hizo su aporte mi ídolo de la infancia, el Toti Iglesias, que después fue vendido al exterior y no jugó el resto del torneo. En Brasil fue 0 a 0. Tuvimos la suerte de no pasar por los Cuartos de Final y jugar directamente la semifinal con River. En Avellaneda ganamos 2-1. La revancha era en el Monumental. Y mi viejo no se quería perder ese partido. Nos llevó a mí, a mi hermano y a un amigo nuestro que era de River. En esos años podías compartir un partido con un hincha rival, había más tolerancia. Y como siempre, River  nos hizo pasar una noche de sufrimiento. Jugaba un tal Claudio Caniggia, que volaba en el campo, inalcanzable. Alzamendi puso a los millonarios 1-0, y ya había gol de visitante. Y en la última jugada del partido, Néstor Fabbri se elevó impulsado por todas las viejas glorias académicas y puso un cabezazo letal que desató la euforia de la gente y la mía, que viví esa noche la experiencia más intensa en una cancha de fútbol. Hoy cumplo 37 años. Y el primer recuerdo que se me viene de esta ya larga vida es el de aquel cumpleaños del 88. Y el de ese Racing de Alfio Basile que aniquilaba a los rivales, los pasaba por arriba como una aplanadora, un equipo ofensivo que dejó atrás la tristeza del descenso y la vergüenza de alquilar a varios jugadores al club Argentino de Mendoza en 1985. Pasaron 25 años pero el recuerdo sigue intacto. Fue una fiesta inolvidable. Y ese Racing campeón de la Supercopa fue un equipo inolvidable. Fillol; Vázquez, Costas, Fabbri, Olarán; Acuña, Ludueña, Colombatti, Paz; Catalán y Walter Fernández. ¡! Feliz Cumpleaños para todos esos héroes.!!  

Hoy cumplo 37 años. Antes de salir a festejar quise tomarme un momento para recordar un cumpleaños especial, de esos que no quedan en el olvido, como uno más.

18 de junio de 1988. Un día antes había cumplido los 12, pero la fiesta estaba organizada un día después, un sábado. Para un hincha de Racing ese no era un día más. Habíamos llegado a la final de la Supercopa, primera vez que se disputaba. Y entonces decidí matar dos pájaros de un tiro. Invité solo a mis amigos varones y la idea era festejarlo mientras veíamos la final contra el Cruzeiro de Brasil en Belo Horizonte.

El partido de ida había terminado 2 a 1 a favor nuestro con una actuación soberbia de un wing tremendo como fue Walter Fernández. Hacía 21 años que Racing no ganaba un título, de lo que sea. Y la Supercopa para nosotros era como la Copa del Mundo.

Recuerdo los saltos que dimos con el gol de Omar Catalán que puso el 1 a 0. Estábamos exaltados entre papas fritas, palitos y chizitos. Catalán fue un verdadero one hit wonder del fútbol. Pero ese gol lo dejó para siempre en la historia celeste y blanca. Después llegó la igualdad y un sufrimiento atroz ante cada ataque brasileño. Que suerte que teníamos al Pato Fillol en el arco.

El Cruzeiro vestía camiseta azul furioso y Racing tenía una extraña, era blanca con rayas celestes horizontales a la altura del pecho. El final me encontró abrazado con todos mis amigos de la escuela, algunos hinchas de Racing, otros no, pero todos estábamos identificados con el deseo que la sufrida Academia recupere algo de su gloria. Salimos a la calle a festejar, aunque era de noche y hacía frío. En 1988 todo era distinto. Aunque éramos chicos podíamos salir tranquilos.

La campaña hacia el título había empezado con una victoria por 2 a 0 ante el mítico Santos de Brasil. En ese partido hizo su aporte mi ídolo de la infancia, el Toti Iglesias, que después fue vendido al exterior y no jugó el resto del torneo. En Brasil fue 0 a 0. Tuvimos la suerte de no pasar por los Cuartos de Final y jugar directamente la semifinal con River.

En Avellaneda ganamos 2-1. La revancha era en el Monumental. Y mi viejo no se quería perder ese partido. Nos llevó a mí, a mi hermano y a un amigo nuestro que era de River. En esos años podías compartir un partido con un hincha rival, había más tolerancia. Y como siempre, River  nos hizo pasar una noche de sufrimiento. Jugaba un tal Claudio Caniggia, que volaba en el campo, inalcanzable. Alzamendi puso a los millonarios 1-0, y ya había gol de visitante. Y en la última jugada del partido, Néstor Fabbri se elevó impulsado por todas las viejas glorias académicas y puso un cabezazo letal que desató la euforia de la gente y la mía, que viví esa noche la experiencia más intensa en una cancha de fútbol.

Hoy cumplo 37 años. Y el primer recuerdo que se me viene de esta ya larga vida es el de aquel cumpleaños del 88. Y el de ese Racing de Alfio Basile que aniquilaba a los rivales, los pasaba por arriba como una aplanadora, un equipo ofensivo que dejó atrás la tristeza del descenso y la vergüenza de alquilar a varios jugadores al club Argentino de Mendoza en 1985.

Pasaron 25 años pero el recuerdo sigue intacto. Fue una fiesta inolvidable. Y ese Racing campeón de la Supercopa fue un equipo inolvidable.

Fillol; Vázquez, Costas, Fabbri, Olarán; Acuña, Ludueña, Colombatti, Paz; Catalán y Walter Fernández.

¡! Feliz Cumpleaños para todos esos héroes.!!