No se puede negar que el presidente de Boca, Daniel Angelici, ha cerrado este mercado de pases de manera triunfal. Luego del éxodo de gran parte del plantel a clubes mayormente del ámbito local, la comisión directiva hizo realidad los sueños del hincha por segunda vez en la temporada. Ya en diciembre había vuelto Carlos Bianchi, el técnico más ganador de la historia azul y oro. En febrero dio por finalizada la novela del 10, cuando Juan Román Riquelme, luego de mirar por televisión los encuentros del verano, decidió volver a vestir la camiseta de sus amores para darle un mano al Virrey. Dejando atrás la pésima campaña del semestre pasado, Boca sumó ocho refuerzos, dos de los cuáles desvelan al pueblo boquense: Daniel “Cata” Díaz y Fernando Gago. Un punto a favor de Angelici, un directivo que lejos está de ser el preferido de la hinchada.
Con una sólida columna vertebral que hace tiempo no se disfruta, Boca arrancará el Torneo Inicial 2013 de la mejor manera. Pero el hincha de Boca no se conforma con eso. Porque en La Boca las cuestiones de real importancia son otras. Y sus dirigentes parecen no entenderlo. El primer banderazo del año fue el 20 de abril y tuvo como eje a La Bombonera, el estadio al que el presidente pretende reemplazar por uno de “primer nivel” financiado con dinero de inversores provenientes de los Emiratos Árabes. El hincha dijo NO y lo expresó un sábado por la tarde en las inmediaciones de la cancha, cuando alrededor de 1500 personas se reunieron para defender su casa. En esta ocasión y aprovechando el feriado del lunes 19 de agosto, la gente de Boca se movilizará con el objetivo de que el club reabra las boleterías de Casa Amarilla y vuelva a poner a la venta entradas para no socios. Algo que por lo menos hasta el año 2009, cuando Jorge Ameal decidió cerrar la venta, siempre había sido así. Esta marcha constituye la segunda con motivo de este reclamo. La primera se desarrolló el 26 de noviembre de 2012, obviamente sin respuesta satisfactoria por parte de la dirigencia.
Al margen de las ya conocidas entradas de protocolo, los tickets para turistas y la reventa por parte de la barrabrava, cualquiera que esté cerca del club sabe que teniendo contactos y abonando a los mismos una suma considerable de dinero por izquierda, puede conseguir fácilmente convertirse en socio o acceder a una platea en el sector de la cancha que más le guste. Por el contrario, si cualquier hincha se dirige al Departamento de Socios de Boca Juniors con la intención de asociarse o comprar un abono, la respuesta es un NO rotundo. No hay cupo, no hay plateas. Imposible. La Bombonera sigue luciendo mayormente vacía los fines de semana y al pueblo xeneize sólo le queda mirar por televisión aquél triste escenario.
El momento para dar un volantazo con el tema de la venta de entradas dista mucho de ser el ideal. La violencia en el fútbol ha ganado un protagonismo inconmensurable en el último tiempo y, además de arrancar el torneo sin hinchas visitantes, por lo menos durante las primeras dos fechas, sólo socios del conjunto local podrán estar presentes en el estadio. De todas maneras, son varias las cuestiones que de a poco se pueden ir subsanando. Empezando por la propuesta del “Abono Solidario”, sistema por el cuál los socios que se encuentren abonados a platea tendrían la posibilidad de avisar con unos días de antelación al partido si harán uso de la misma y, en caso contrario, que ésta quede disponible para la venta al público, devolviéndose parte del dinero del abono al dueño de la platea. Gana el abonado, gana el club y gana el hincha no socio. Es innegable que la realización de este sistema, así como la erradicación de la barrabrava y su reventa y el blanqueamiento de las entradas de protocolo y las de turistas, conllevan un gran trabajo por parte de los dirigentes. Pero si se quiere, se puede.
Boca puede ganar, empatar o perder. Boca puede llevar a cabo una gran campaña el próximo campeonato o no. Todo está dentro de las posibilidades y el hincha seguirá firme a su lado. Pero la Identidad no se negocia. Con el proyecto de La Bombonera en veremos, la polémica camiseta suplente de color rosa y la escasa asistencia al estadio por la absurda negativa a la venta de entradas, Boca está perdiendo esa identidad poco a poco. Una identidad que a lo largo de la historia Xeneize se ha basado en cuatro pilares fundamentales: el barrio, los colores, La Bombonera y su hinchada. Porque Boca es el Pueblo. Y el Pueblo quiere volver a su casa.
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