Voces

“El hilo conductor es contar historias”

Zambayonny habló con Rock N´Ball sobre la composición de su nuevo disco, “Hotel de Canciones”, mientras se prepara para el show más grande de su carrera hasta ahora: el 24 de mayo en el mítico Teatro Ópera. Una entrevista para leer entre canción y canción.

Las historias están ahí. Pasadas, presentes o futuras. Estáticas, como una foto, o dinámicas, como una anécdota que se extiende por un largo rato. En la puerta de casa, en el laburo, o en el rincón más recóndito del mundo al que hayamos viajado. Siempre, pero siempre, hay una historia para contar.

Lo que no todo el mundo tiene es la habilidad de hacerlo bien. Hacer reir o emocionar a un interlocutor al contar una historia es un privilegio de pocos. Por suerte, algunos de esos pocos logran cruzar la cruel barrera del anonimato y dedicarse a hacer pura y exclusivamente eso, para que los mortales comunes y corrientes lo disfrutemos.

Zambayonny es uno de esos pocos que fue “del aislamiento a la popularidad”, como él mismo dice en “Amoxapina por Joder”. Y tal fue su crecimiento que el martes 24 de mayo presentará su nuevo disco “Hotel de Canciones” en el Teatro Ópera. Sobre ese trabajo, y sobre algunas cosas más, el cantautor charló con Rock N´Ball.

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Rock N´Ball: Has comentado que “Hotel de Canciones” es un disco de ruta. ¿Qué canción fue la que dio el puntapié inicial? ¿Dónde la compusiste?

Zambayonny: La primera la compuse en el avión de Carlos Paz a Buenos Aires, de memoria, sin anotarla, entera. Era una especie de ejercicio tratar de hacer eso, justamente, y salió “Margarita”. Después cuando la bajé al papel agregué, saqué, corregí y demás, pero el 80% de la idea y la estructura se gestó ahí. Y lo primero que hay del disco escrito es el estribillo de “Cama Cama”, que fue escrito un poquito antes en una casa donde viví 25 días.

RNB: ¿Tenés alguna otra anécdota del proceso de composición?

ZY: Por ejemplo, me desperté a las 11 AM con la idea entera de “May Day”, que no me suele pasar, y escribí la letra de corrido en 10 minutos.

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RNB: En este disco el registro que usás para cantar suena más alto que en los demás. ¿Lo elegiste así o se dio?

ZY: Tengo un problema con eso, porque puedo cantar muy grave o muy agudo, aunque no lo haga bien (risas). Muchas veces compongo muy alto, para que las canciones tengan peso y fuerza, y después en vivo es una locura. Pero me pasó antes también, por ejemplo con “La Joya de la Abuela”, que tiene un estribillo altísimo, una locura. Esa es una de las razones por las que no la canto casi nunca: es altísima. “Llueve” también es alta. Ahora volví a hacer algo que ya había hecho algunas veces (con “El Roger” o “En Tetas, Tanga y Tacos”), que es bajar de tonalidad algunas canciones. No es un problema de ahora, es un problema de siempre (risas).

RNB: Después de la composición con la guitarra, ¿la música de la banda te la imaginás en ese momento o la armás con los productores?

ZY: Yo compongo en el género que va. De hecho, el disco pasado se los di a guitarra a los productores con la idea del género de cada tema, pero “Hotel de Canciones” lo maqueteé entero yo solo, y fueron casi 20 canciones de las cuales quedaron 11. Inclusive hice los arreglos de algunos solos. Después los chicos de la banda agregaron muchas cosas armónicas.

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RNB: ¿Elegiste vos solo las 11 canciones?

ZY: Lo que hago siempre, hace muchos años, es pasarle todas las maquetas a algunos amigos (mis hermanos, Laura y 4 o 5 amigos más). Ahí recibo las primeras observaciones. En este disco, hubo varios que se enojaron porque saqué una canción que se llama “La Marea Abandonada”, y están enojados todavía (risas). Pero la saqué porque no entraba. Este disco tiene una unión, está pensado para tocar en vivo. Excepto “Una vida puede salir mal”, las canciones tienen un género en común, no es que tiene un rock, un tango, un folk, un vals…

RNB: “Los Años Locos” (2013) era un poco eso, ¿no?

ZY: Sí, la idea estaba planteada así porque lo hice con cuatro productores distintos que agarraron 3 o 4 canciones cada uno. Este disco está planteado totalmente diferente, en un género que me gusta mucho que es algo así como rock/jazz, y tocado con instrumentos naturales. Esa es la clave.

RNB: ¿Y en las letras notás alguna diferencia con los otros? ¿Son un poco menos directas, incluso respecto a “Los Años Locos”?

ZY: Sí, pasa que la máscara del disco es “Cama Cama” porque arranca así, pero el disco no es eso. “Cama Cama” casi que está porque fue el puntapié inicial de los viajes, pero no es el disco, ni en pedo. Eso es parte del chiste, porque arranca y uno dice “ah, un disco liviano”, y nada que ver. Puede ser que sea diferente, eso se ve con el tiempo también, pero sí, algo de eso hay. El hilo conductor es contar historias. En comparación con otros, me parece que es un disco en el que por primera vez tiene una identidad muy clara cada canción.

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RNB: Siempre decís que el disco nuevo es el mejor. Entre los anteriores, ¿cuál te gusta más?

ZY: Los Años Locos, sin dudas.

RNB: ¿Más que Hotel de Canciones hoy?

ZY: Están parejos. Siento que me falta un disco más en este estilo, los veo como parte de una trilogía a esos dos y al que viene. Son muy parecidos, como una unidad. De hecho, ya estoy componiendo el disco siguiente. Pero los temas de “Hotel de Canciones” enseguida van a ser vistos como clásicos de mi repertorio, como canciones compuestas hace mucho tiempo.

RNB: En los shows, a medida que pasan los discos hay canciones que siguen apareciendo y otras que quedan en el camino. De hecho, hay algunas que no tocaste nunca. ¿Este pensás tocarlo completo?

ZY: Sí, va a haber alguna que voy a tardar más en tocarla, a propósito, pero voy a tocar todas. En el Ópera voy a tocar casi todo, y alguna que falte la tocaré en el siguiente show. En “Los Años Locos” me pasó que había canciones que sabía que no iba a tocar en vivo, que eran para el disco. En este caso no.

RNB: Entre esas canciones que no tocaste nunca en vivo hay una que se llama “Piedras al cielo” y que tiene una posición política muy clara. Es hasta musicalmente particular en tu repertorio, porque es heavy metal. ¿Cómo surgieron letra y música? ¿Sentís que hablás de política en las canciones en general?

Yo creo que hablo todos los discos de política, “Déja Vú” también es muy directa por ejemplo. Hay un montón de frases y posiciones políticas en las letras. Es verdad que “Piedras al Cielo” es una patada en la cabeza porque también habla de religión, del poder de la religión y cómo se usa. Es una canción compuesta antes de que sea elegido Papa Francisco, yo en febrero de 2013 ya tenía el disco terminado y su elección fue en abril. Yo no compuse así la música de esa canción, el heavy metal lo introdujo Gianni Dusio (productor y guitarrista). Él la produjo así y me encantó. Mi idea era un rasguido chiquito y una voz grave, susurrada y oscura, pero quedó espectacular. En algún momento la voy a tocar en vivo, aunque no será en el Ópera.

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RNB: ¿Cómo describirías tu propio show?

ZY: Es un show que no te deja indiferente, primero y principal. Tampoco aburre, seas fanático de las canciones o no las conozcas. Te puede molestar, las canciones tienen frases que te despiertan, te dejan alguna intriga… No es música de fondo. Es un show al que podés llevar a alguien tranquilo; puede no gustar, pero no deja indiferente. Los discos tampoco.

RNB: ¿Y qué va a buscar la gente que te va a ver?

ZY: Antes buscaban reírse, y pasar un show con amigos como una guitarreada. Con el correr del tiempo algunos fueron a la par conmigo, otros dejaron de ir y muchísimos se sumaron. Es que hubo un cambio, pero tampoco fue tan grande… Yo sigo hablando entre canción y canción y el ambiente es distendido. Quizás hay otro tipo de canciones, pero vos ves “El Whisky de Dios”, “Me Dejo Hablando Solo” o “Las Horas Perdidas” y están en el primer disco (“Salvando las Distancias”), entonces no sé si hubo tanto cambio. Pero la gente sí fue cambiando.

RNB: ¿Preferís tocar con la gente en butacas o parada? Suele ser distinto el ambiente que se genera.

ZY: El formato que menos me gusta de todos es el de las butacas, es el más frío y el menos interactivo. La gente tiene que pedir permiso para pararse, no puede ser espontánea. Si se paran a veces los hacen sentar, o tienen que hacer una especie de movimiento de baile de medio metro por medio metro (risas). El de las mesas es el que más me gusta, y en segundo lugar el de la gente parada.

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RNB: Siempre nombrás a los Beatles entre tus más grandes influencias, pero ¿tenés alguna otra relación con el rock? ¿O te quedás con los cantautores?

ZY: Prefiero cantautores y en castellano. Si tengo que seleccionar bandas, lógicamente puedo. The Beatles es un lugar obvio. Sacando eso, me gustan mucho Pink Floyd y Creedence. De los Rolling Stones no escuché nunca una canción entera. De Argentina, me quedo con La Guardia Hereje y Estelares. Y ahora estoy escuchando mucho a Rafa Pons, un cantautor español con el que vamos a hacer alguna cosa en algún momento.

RNB: ¿Y quién tiene las mejores letras?

ZY: Me gustan Tabaré Cardozo, Jaime Roos, Sabina, Serrat, Silvio Rodríguez, Zitarrosa… Ninguno es argentino, pero a todos los adoptamos un poco (risas). Sé también perfectamente quién no; hay algunos que están catalogados como buenos letristas y me parecen los peores del mundo.

RNB: Para terminar, ¿qué te ves haciendo en diez años?

ZY: Me veo haciendo lo mismo que ahora, y también algunas cosas más. Estoy escribiendo teatro, un guión de televisión, algunas novelas; también me gustaría hacer alguna película, estoy estudiando guión. Me imagino en ese lugar, pero sobre todo haciendo discos y tocando.

Politólogo por vocación, futuro economista por curiosidad, periodista por elección. Hincha de Alvarado de Mar del Plata y de alma menottista. El mundo es redondo y de ricota. Si por mí fuera, haría asado todos los días.