David Bowie, sí. A los 69 años, rodeado de su familia y solo dos días después de su cumpleaños. Es una frase difícil de digerir, pero es real. Uno de los músicos más influyentes en la música actual se terminó de convertir en leyenda.
David Robert Jones, su nombre real, es de esos músicos que ya no se van a repetir. Desde 1967 con “David Bowie” su disco debut hasta el reciente “Blackstar”, que ahora tomará forma de testamento, supo naufragar por distintos sonidos sin casarse con ninguno.
Amo y señor de la década del 70, tal es así que es imposible detenerse en algún trabajo en particular. Su obra lo posiciona tan arriba, que entra en los 80’s como un músico consagrado y con más que un párrafo en la historia, y que además puede hacer lo que quiere. Tuvo que ser en 1983, cuando sacó “Let’s Dance” que demostró que la tendencia no lo marcaba a él sino que era al revés. Los 90’s sí lo encontraron un poco descolocado y no supo adaptarse del todo.
“Reality” (2003) nos trajo un Bowie más introspectivo. Sorpresivamente, después de esta placa, se sumergió en un silencio musical de 10 años. Esta desaparición sirvió para agigantar la leyenda y que crezcan los rumores sobre su figura. En el 2013, tuvo ganas de volver. Quizás haya querido ir a lo seguro, pero “The Next Day” es un disco infalible que nos devuelve el mejor sonido del músico inglés.
Dos años después, Bowie anuncia “Blackstar”. ¿La fecha de salida? Su cumpleaños, el 8 de enero. De buenas a primeras, es su disco más jugado en más de 20 años. Y a todo esto se le suma lo que nos acaba de acontecer. “Blackstar” (2016) es su despedida y nos cuenta que está muriendo muy claramente en canciones como “Blackstar”, “Dollar Days” o “Lazarus”. Esta última con un video tan fuerte que va a ser difícil de volver a ver.
Pero el Duque Blanco no era solo mágico en la música, también supo dejarnos recuerdos en el cine y la televisión. Tuvo cameos en Extras y hasta en la película de Twin Peaks. Pero su papel en Labyrinth (Laberinto), el cameo legendario en la fantástica Zoolander o siendo el grandioso Nikola Tesla en The Prestige de Nolan, serán alguno de los más recordados y repetidos hasta el hartazgo a partir de este momento.
Alcanza con ver el revuelo que generó su muerte en distintos artistas, para ver lo que significaba su arte. Desde gente del rock hasta la estrella del momento del hip-hop, se detuvieron para despedirlo. Porque, de una u otra forma, todos fueron influenciados por sus discos.
No hay mejor manera de despedir al artista más influyente de los últimos 40 años que escuchándolo y agigantando su leyenda. Su eterna leyenda.
Por Lucas Sciancalepore, para Rock ‘N Ball
Comentarios