Quizá sea la cura para cualquier dolor. Quizá sea la cura para un encierro de año y medio. Quizá sea la cura para todo lo que venga de acá en más. Quizá “La Cura” sea el puntapié inicial de prósperos años dentro del metal. Arde La Sangre presentó su primer disco, prometedor y comprometedor con la realidad que toca vivir en la actualidad.

Luego de haber publicado su EP llamado El Comienzo, grabado en vivo a fines del año pasado, llegó el momento de su primera placa oficial. Compuesta por catorce canciones, en ella se encuentra un estilo al que estos músicos se sienten acostumbrados. Con una variedad de acordes, riffs, una voz ya conocida y desgarradora por momentos, y una potencia tremenda en la batería.

Marcelo “Corvex” Corvalán, Hernán “Tery” Langer, Luciano Farelli y Nacho Benavides le dan vida a ALS, cerrando así una etapa de luto en el ambiente, luego de la disolución de Carajo (igual, la cicatriz sigue ahí). Lo cierto es que el espíritu combativo y de esperanza, continúa presente en cada canción. “Rebelión contra el reino del mal. Comenzó el combate final”, suplica la primera frase de este disco (por ahora sólo virtual), dando a entender por dónde viene la mano.

Aunque no sólo hubo presentación del debut discográfico, sino que al mismo tiempo también publicaron su segundo video. Entre luces, sombras, y un metal agresivo, revelaron “Modo Perverso”, con una lírica que dice mucho: “volvimos a cambiar de piel, de nuevo para bien”. Esta potencia que ya se hace sentir, se podrá ver reflejada en vivo finalmente en el Teatro Ópera el 12 de noviembre. El desafío será demostrar frente al público, algo que ya se nota que tienen bien aceitado. El recorrido de la gira también incluirá a Córdoba, Rosario, Santa Fe, Mar del Plata, Bahía Blanca y Neuquén.

Arde La Sangre ya está, oficialmente, en el primer plano del rock, del metal, y todos sus derivados. Con su potencia arrolladora que se siente en cada tema, en cada instrumento, en cada nota musical, en esa unión de cuatro tipos que sólo buscan llevar La Cura adelante.

Foto gentileza: Laurita Church