¿Liderazgo o egoísmo? ¿Talento o buenos agentes cerca? ¿Cómo John llegó a ser Lennon?, es difícil dar con las respuestas, en caso de la que las haya. Pero una explicación posible puede hallarse al conocer en profundidad el contexto.
La década del ’60 fue, sin dudas, una de las más prolíficas de la historia musical contemporánea. Una larga lista de bandas notables dan cuenta de ello. La Europa de la posguerra, dejó muchos interrogantes que ni siquiera los políticos y empresarios más influyentes de la época se animaban a responder.
En ese preciso momento, -como en tantos otros-, el arte dio el paso adelante y ocupó un lugar de vanguardia, en todo sentido. Fieles exponentes de esto, fueron, sin dudas, Los Beatles. Cuatro jóvenes británicos, provenientes de distintas realidades, pero con una misma pasión: la música.
Es difícil a esta altura añadir algo a todo lo que ya se ha dicho y documentado sobre las vidas de estos geniales músicos pues John, Paul, Ringo y George lograron que su obra hable por ellos. Lamentablemente, tanto George como John, ya no pueden dar testimonio de aquellos años en los que estos muchachos oriundos de Liverpool dominaban la escena a puro flequillo y saco.
Sin embargo, George y John han dejado un legado invaluable. Tanto en su etapa Beatle como en su etapa solista. Sobre el segundo, cabe destacar que, junto con McCartney, conformó una de las duplas compositivas más exitosas de la historia. Un amplio repertorio de formidables melodías, basta y sobra para dimensionar, al menos parcialmente, la magnitud de sus aportes a la música popular del siglo XX.
Buena parte de ese repertorio tuvo orígen en la cabeza de John Lennon. Un personaje, sin dudas, controversial y multifacético. Inconformista por definición y con una sensibilidad asombrosa, desde pequeño cuestionó el comportamiento de las personas y los conceptos que componen el famoso “sentido común”.
Tal vez producto de su infancia compleja o de su falta de capacidad para adaptarse a la sociedad de aquel entonces. John encontró en el amor, la paz, el arte y algunos cuantos excesos, los refugios perfectos a tanta soledad y disconformidad. Aquí, un repaso de algunas de sus frases más célebres en relación a dichos asilos.
LENNON Y EL AMOR
“Nos hicieron creer que el “gran amor” sólo sucede una vez, generalmente antes de los 30 años. No nos contaron que el amor no es accionado, ni llega en un momento determinado. Las personas crecen a través de la gente.
Si estamos en buena compañía, es más agradable. Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en la vida merece cargar en las espaldas, la responsabilidad de completar lo que nos falta.
Nos hicieron creer en una fórmula llamada “dos en uno”: dos personas pensando igual, actuando igual, que era eso lo que funcionaba. No nos contaron que eso tiene nombre: anulación. Que sólo siendo individuos con personalidad propia, podremos tener una relación saludable…”
LENNON Y LAS DROGAS
“Creo que deberíamos incluir todas las drogas [más allá de la marihuana]. Todas hacen mal. Pero la política de guerra a las drogas no está funcionando. Imaginar un mundo sin droga es un objetivo difícil de ser alcanzado, es como imaginar un mundo sin sexo”.
LENNON, EL ARTE Y SUS MENSAJES
“Que cada quien tenga su sueño. Ese es el mensaje de los Beatles y el de Yoko. Esto es lo que quiero decirle a la gente. Produzcan su propio sueño. Si quieren salvar al Perú pueden ir y hacerlo. Pueden hacer lo que sea pero no esperen que los líderes lo hagan por uds.
No esperen que Jimmy Carter, o Ronald Reagan o John Lennon, o Bob Dylan o Jesuscristo lo hagan por uds, cada uno tiene que hacerlo por sí mismo. Esto es lo mismo que han estado diciendo los grandes maestros y las grandes maestras a lo largo de la historia. Ellos no pueden hacer más que dejar unos carteles indicadores de camino en esos libros llenos de instrucciones y consejos que la gente adora sin detenerse a leer ni a ponerlos en practica.
No hay nada nuevo bajo el sol, todos los caminos conducen a Roma y nadie puede hacer por otro lo que ese otro desea para sí. No puedo despertarlos. Tienen que despertar uds mismos. No puedo curarlos. Tienen que curarse ustedes mismos”.
Tras el tormentoso final de Los Beatles ocurrida a principios del año 1970, con varios entredichos mediante entre sus ex integrantes, John se abocó de lleno a su carrera solista, regalandonos placas notables como “John Lennon/Plastic Ono Band” (1970), “Imagine” (1971), “Some Time in New York City” (1972), “Mind Games” (1973), “Walls and Bridges” (1974), “Rock ‘n’ Roll” (1975), “Double Fantasy” (1980), y, el póstumo, “Milk and Honey” (1984).
“Cuando yo tenía cinco años, mi madre siempre me decía que la felicidad es la clave para la vida. Cuando fui a la escuela, me preguntaron qué quería ser cuando fuera grande, escribí feliz. Me dijeron que yo no entendía la pregunta. Les dije que no entendían la vida”.
Una esencia rebelde, agitadora, contestataria y revolucionaria. Dos hijos (Sean y Julian). Cientos de especulaciones en torno a su persona. Nosotres elegimos quedarnos con el lado de John, que supo cautivarnos. Ese que nos invitaba (e invita) a imaginar que un mundo mejor es posible.
Mucho se ha dicho y mucho se dirá sobre John Winston Lennon. Sin embargo, con respecto a su figura, solamente nos quedan tres certezas: buena música hecha tanto en su etapa Beatle como en su etapa solista, un mensaje profundamente humanista y pacifista y una vida que, para sorpresa de la humanidad toda, se vio impactantemente interrumpida el 8 de diciembre de 1980, a la edad de 40 años, dando paso a la leyenda.
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