La cultura nacional llora la partida de una de sus grandes gemas, un tipo multifacético, sabio, estupendo y tan grandioso como toda su obra. Periodista, escritor, poeta, traductor, activista y editor, había muchos Migueles dentro del inconmensurable Miguel Grinberg.
Nacido en Buenos Aires en 1937, destacó por su incansable difusión del pensamiento contemporáneo, la música y la espiritualidad.
A su vez, colaboró con reconocidas revistas y diarios como Caras y Caretas, La Opinión, Hurra y Rock Superstar. Es uno de los historiadores del rock más importante y además fundó la Red Nacional de Acción Ecologista en el Congreso Nacional. A nivel latinoamericano, formó parte del Pacto Eco-Social, lo que certifica su influencia global en el tema ambiental.
Escritor por naturaleza, destacó con sus obras Días Beat, Ecofalacias, Ecología Vivencial, Diario de Nueva York, Generación “V”, La insurrección cultural de los años 60 y la sublime Un Mar De Metales Hirvientes. Crónicas De La Resistencia Musical En Tiempos Totalitarios (1975-1980). También cabe destacar Cómo Vino La Mano. Orígenes Del Rock Argentino, bibliografía obligatoria para entender nuestra música.
Tradujo a Walter Whitman, Ralph Waldo Emerson y Henry David Thoreau; brindó seminarios acerca de la ecopedagogía y con el correr de los años intensificó su labor activista con el objetivo de concientizar acerca de los riesgos que traía la globalización y el nuclearismo. Se ganó un sinfín de reconocimientos por su postura pacifista, como cuando obtuvo la Cruz de Oro al Mérito Cultural.
A los 84 años, y luego de varios meses peleando contra una enfermedad degenerativa, nos dejó Miguel Grinberg. Nos dejó un gran legado, tan grande como su persona y su humildad.
Comentarios