Ringo, el nuevo disco de Massacre, es como el pastel de papa de tu vieja. Tiene los ingredientes que aseguran que va a gustar, aunque quizá te toca alguna aceitunita que te hace poner cara rara, pero no impide que sigas comiendo el resto del plato. Presentado en sociedad el pasado fin de semana en La Trastienda, y con todavía una función restante para el miércoles 31 de agosto, Ringo es lo que los Massacreros estaban esperando desde El Mamut del 2007: nuevas letras para aprender.
“A todos esos que nos quieren callar, que quieren censurar nuestro arte, que se vayan a la re puta que los parió”, acusó Wallas, vestido con jeans, camisa a cuadros (que poco duró hasta ser atada en su cadera), remera gris y sombrero cowboy blanco. ¿Ficción o realidad? No sabemos. Pero todos hemos visto los pósters que hablan de Massacre como una mala influencia para nuestros pequeños y las pintadas en La Trastienda de frases como “No a Massacre”, “Massacre es basura”. Sea lo que sea, marketing o retrógrados, dos funciones agotadas y una futura casi al palo demuestran que ha funcionado.
“Celebrity”, parte de la novedad, fue elegido para arrancar el segundo show del fin de semana, seguido por “No pruebo nada”. Un Wallas que va de la “ambigüedad moral de no probar nada sin probarlo” hasta el “bancá un segundo que tomo aire” dio pie al tercer tema, parte de Juguetes para Olvidar, “Sembrar, sembrar”, uno de los más coreados por la tribuna de treintañeros y el más aprovechado por el desfile de valientes que, usando la propulsión del pogo, subían al escenario a besarle la panza al gordo, o simplemente a cantar un poquito y volver a tirarse.
“¡Bienvenidos al rock del futuro!”, anunciaba el líder del quinteto de caballeros. “Tengo Captura”, “Muerte al faraón”, “La web del siglo”, todos temas del nuevo disco, intercalados por “Angélica” y “Te leo al revés” ya promediaban los 45 minutos de show, que explotó cuando empezaron a formarse los acordes de “Cae el muro”, seguido de “Nuevo día”, ambos del primer CD de los muchachos, Sol Lucet Ómnibus, clímax auditivo para los escuchas ancestrales.
“¿Kadafi existe o es otro invento de los norteamericanos como Bin Laden?”, cuestionaba el cantante, que también dijo, haciendo referencia a la recientemente fallecida Amy Winehouse, que la señorita “hizo muy bien en rajarse antes que incendien Londres”, y arrancó así “La Virgen del Knock Out”, precedido por “Seguro es por mi culpa”, un himno del disco 12 Nuevas Patologías. Tan contento estaba Wallas que hasta agradeció a la crítica de la Rolling Stone por las cuatro estrellas y media con las que los calificaron apenas salió Ringo, el 12 de agosto. De paso reforzó lo importante que es comprar el “CD de verdad” y no bajarlo de Internet, momento en el que varios de nosotros miramos hacia el piso con una mini mueca de culpa.
Entre caretas de travesti, muñecos desnudos y guantes negros, el recital siguió su curso natural hacia el final. El hit del nuevo trabajo, “Tanto amor”, “Adiós caballo español”, “Diferentes maneras”, “Invasoras Amazonas”, “El robot vs la Momia Azteca”, “Plan B: Anhelo de Satisfacción” y “La Octava maravilla” fueron los últimos temas, contando en el medio con un final que no fue, aplausos y gritos, una ida de escena y una vuelta programada. Dos horas completitas que hicieron valer con honores los 60 pesos de la entrada.
Lo que falta es un acústico en La Trastienda pautado para esta noche de martes a las 20, exclusivo para los que hayan ganado entradas en FM La Mega o en los distintos concursos que inventó Massacre, pero para no quedarse con la vena, el miércoles 31 se sumó un nuevo show para que todos conozcan a Ringo y empiecen a practicar las letras que se suman al repertorio. “Gracias, hermosos”, la vuelta de los aplausos, señoras y señores, es el final.
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