Se fue Chris Cornell. Y casi nadie lo puede creer. De manera tonta, nada que ver con el riesgo pendular en el que siempre vivió por su adicción al alcohol y a las drogas. Nada que ver. Suicidió. Se ahorcó. Insólito para los que vemos el partido desde afuera, aunque nunca se sabe cuales son las motivaciones que conducen a una persona a tomar esta clase de decisiones.
“Los buenos mueren”, canta Attaque 77. Y razón no le falta. Estaba activo, Cornell. Girando con “Soundgarden” y reviviendo “Temple Of The Dog”, banda con la que tocó un par de veces hace no mucho. Banda que fue importantísima para la buena salud del grunge y para el crecimiento exponencial de Pearl Jam. Una banda para sanar las heridas de la también imprevista muerte de Andrew Wood, el líder de “Mother Love Bone”, un rubio de voz privilegiada que aglutinaba mucho de lo que era el Grunge en aquella Seattle de finales de los ’80 y principios de los ’90. En cuyo grupo tocaba la guitarra un tal Stone Gossard y se hacía cargo del bajo un tal Jeff Ament.
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En aquel momento lo supimos. O lo supimos a medias, pero el documental “Twenty” que Cameron Crowe filmó para Pearl Jam no sirve sólo como testimonio de lo que fue la vida y obra de esa banda en sus primeras dos décadas, también es cómo meternos en los inicios de esta movida, en las agitadas noches de Seattle, en el pulso artístico que latía en bandas como “Mother Love Bone” y “Soundgarden”, que después vieron nacer a “Temple of The Dog”, como un homenaje a Wood y en paralelo a Pearl Jam. Y mucho. Muchísimo tuvo que ver Cornell con que esto pase.
¿Por qué? Porque fue él quién ayudó a integrar a un joven Eddie Vedder que había deslumbrado con el timbre y la profundidad de su voz a Stone Gossard y Jeff Ament, que habían quedado sin banda cuando Wood partió. Pero Vedder, además de tener una voz increíble, también traía consigo sus propios demonios que expiar y, según narra el documental, era más bien parco y retraído. Todo hasta que empezaba a cantar. Pero en “Footsteps”, “Alive” y “Once”, en esas líricas se puede percibir el dolor de Eddie. Tres temas que conformaron la “Trilogía Mammasan”, mitología pura para los fans de Pearl Jam. Vedder cantaba en la banda “Bad Radio”, de San Diego, en California y trabajaba en una estación de servicio. Su amigo baterista Jack Irons le hizo llegar las tres músicas que le había pasado un buen amigo suyo: Gossard. Al recibir éste el casette con la voz de Vedder, quedó fascinado y lo mismo le ocurrió a Jeff, y también a Mike McCready (que venía de la banda “Shadow“). Ellos tres, más Vedder más el baterista Dave Krusen, son la primera formación de Pearl Jam.
Poco antes que esto ocurriera, Cornell les pasó algunas letras al trío Gossard-Ament-McCready para que le pusieran música. Así nació “Temple Of The Dog”. Al momento de pasar a grabar el disco, tributo a Wood, Vedder ya era parte de “Mookie Baylock”, el nombre original que tendría Pearl Jam hasta 1991. Fue Cornell quién para integrarlo le propuso sumar su voz a ese disco y fue su compañero de cuarto en esos agitados primeros días de Vedder lejos de su California natal y cerca de lo que sería el proyecto de su vida.
En el video de “Hunger Strike”, el tema que ambos cantaron a dúo en ese disco, es como la presentación en sociedad de Vedder para el mundo y su lugar ahí es un regalo de Cornell. La buena onda entre ambos es evidente en el video y en el documental, los miembros de PJ resaltan que Chris ayudó a que Eddie se integre y combata la timidez con la que llegó. Sí, algún día, ese hombre que hoy se baja un tubo de tinto, es verborrágico y lidera a la única banda de grunge que queda en pie, fue un chico tímido, con mucho para decir pero pocas ganas de ser expuesto.
Cornell lo integró a la pandilla y así, aquella voz de San Diego, se convirtió en la voz de Pearl Jam y una de las más destacadas de la escena grunge. Sin embargo, Chris siguió siendo “La” voz de la escena. Su relación con Vedder y con Pearl Jam siempre fue de amistad, a tal punto que son muchísimos los shows en que él subió a compartir escenario y viceversa. Incluso, cada vez que Pearl Jam tocaba “Hunger Strike”, en homenaje a Wood, el espíritu de Cornell, y ese inolvidable video se aparecía con fuerza. Ni hablar ahora, que Cornell ya no está.
Vedder y Pearl Jam todavía no dijeron nada. No es para menos. El dolor debe ser inmenso. Como cuando perdieron a Wood por una sobredosis de heroína, pero con el aditamento de los años, las batallas libradas, la vida recorrida y la música legada. Se fue Cornell, la voz del Grunge, el líder de Soundgarden, el que inventó “Audioslave” como para probarse que podía dar aún más. El que llenó el Colón el año pasado. El que siempre nos hará poner la piel de gallina con su voz. Murió Chris Cornell. Probablemente, el hombre que siempre quiso demasiado a Eddie Vedder.
Cantando el mismo tema, juntos. Presten atención a lo que Eddie Vedder dice de él
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