Sábado 6 de julio de 2013. Un pequeño cartel anunciaba, en un pueblito de Traslasierra, en la provincia de Córdoba, la presentación en vivo de Almendra. ¡Qué habrá pensado algún viajero que pasaba por ahí sin saber nada! Suena a un espejismo, una especie de oasis en el desierto del rock actual. Lo cierto es que el gran Flaco ya partió hacia su viaje eterno y vaya uno a saber dónde está Rodolfo García. Pero ese bar iba a albergar en unas horas un reencuentro implacable.
Edelmiro y Emilio, aquellos amigos adolescentes de Los Sbirros y Almendra, llegaron a La Población y fundaron, por un rato, un mundo aparte. Para algunos, los más viejos, nostálgico. Para otros, nosotros, los más jóvenes, algo mítico. No más de cuarenta personas esperaban el espectáculo en el bar Peperina, y cuando entramos al lugar Luis Ocampo ya había preparado su cajón peruano y toda la percusión. Edelmiro Molinari afinaba su Strato color cielo y comenzaba con los acordes de Cosas rústicas, pero cortaba al rato entre risas y quejas con un “mejor los dejo cenar tranquilos”. La copa de vino, fiel compañera, no hizo otra cosa que ponerlo bastante animador (y contento).
Por suerte, al rato volvió. Y volvió acompañado: un señor alto, algo serio, con boina y lentes. Emilio del Guercio y Molinari volvían a tocar juntos después de aquél Spinetta y las Bandas Eternas, en 2009, pero esta vez lo hacían para forjar un encuentro mucho más íntimo. Entre botellas de vino, comidas calientes y muchas anécdotas, “Tema de Pototo” estremeció y emocionó. La acompañarían otras canciones de Almendra como “A estos hombres tristes”, “Hoy todo el hielo en la ciudad”, “Color humano”, “Mestizo” y “Rutas argentinas”. Bromearon mucho, contaron sobre los inicios de Almendra y el Flaco revivió por momentos en más de un corazón.
Las creaciones de cada uno de ellos, por supuesto, no se quedaron afuera en la helada noche serrana. “Cosas rústicas“, quizás la obra maestra de Edelmiro, fue uno de los mejores momentos del show. El guitarrista, que ayer cumplió 66 años, contó que nada más ni nada menos que Roger Waters quedó encantado con esa canción, y que “cuando me enteré, me caí de culo”. “Violencia en el parque”, de Aquelarre, agrupación de la que Emilio del Guercio formó parte, fue otro de los momentos cumbres. También sonaron varios tracks de Contacto 2012, de Edelmiro, y del disco Pintada, de Emilio.
La imagen final del espectáculo lo resume todo: a todo trapo con Rutas argentinas a pedido de la gente, ya que nadie quería olvidarse tan fácil de una pareja histórica. Sin ningún tipo de problemas, Emilio y Edelmiro se sacaron fotos y charlaron con quien quisiera hacerlo. “Qué locura la simpleza…” rezaba la tan mencionada Cosas rústicas. Y no era mentira. Rock ‘N Ball presenció tamaño evento y, como no podía ser de otra manera, Edelmiro accedió a charlar un ratito con nosotros.
Rock ‘N Ball: ¿Se sintieron más jóvenes por un rato?
Edelmiro Molinari: No, no… no es una cuestión de sentirse jóvenes, sino de, en todo caso, pasar a través de la ruta de la vida con gracia, entendés. Entonces si vos envejeces, o sea, si tu cuerpo envejece con gracia, siempre en armonía con todo, realmente eso es lo notable. Porque es muy difícil que eso, esa esencia y esa ingenuidad que uno tiene cuando es joven, no se pierda. No se tiene que perder más a través de toda tu vida.
RnB: O sea que el alma no envejece…
E.M: No, para nada. Yo me siento exactamente igual que hace muchos años atrás. Incluso mejor, porque de alguna manera comprendes mejor las cosas, viste. Si abrís tu corazón y empezás a escuchar lo que está pasando, si te interesa y si te hacés preguntas de calidad sobre la vida y la verdad, entonces vas a estar flotando en una nube, que es la nube del amor.
RnB: ¿Eso es lo que hace falta en el mundo hoy?
E.M: Y, ¿a vos qué te parece?
RnB: Sí, para mí sí. Pero yo nací y crecí en el mundo como está hoy…
E.M: Bueno, naciste en un momento del mundo que se está tornando cada vez más jodido, y si esta nube de amor no nos envuelve a todos, ustedes que son los más jóvenes no van a recibir nada, entendés. Va a quedar esto convertido en una piedra rodeada de éter y quizás en millones de años haya otra civilización, probablemente. Pero por eso hay que tener conciencia de todo esto, para terminar con las cosas negativas y encararlo con las cosas positivas. Es muy fácil decirlo, pero es jodido lograrlo porque tiene que ver con no mentirse a uno mismo y no mentir nunca, porque el amor es nunca tener que pedir perdón.
RnB: Para que mañana sea mejor, como dijo Luis Alberto… ¿Estuvo hoy?
E.M: Sí, seguro. Bueno, con nosotros está constantemente, porque nosotros soñamos juntos, vivimos juntos, compartimos todo y nos desarrollamos juntos. Y ya te digo, creo que toda esa ingenuidad e inocencia se mantuvieron en el tiempo y el rebote fue increíble. El rebote son ustedes, si ustedes no existieran nosotros no existiríamos tampoco. Por más que vos compongas una linda canción, si te la guardas en tu casa y vas y la escuchas, bueno, no pasa. Cuando se cierra ese círculo, ahí se da lo perfecto.
RnB: Grabaste dos discos de manera independiente y hablabas hoy de cuidarse de los intermediarios…
E.M: Sí, porque está todo desvirtuado en el mundo. O sea, fijate nomás lo que pasa con la leche. Los tamberos fueron hace poco ahí al frente de Plaza Italia, llevaron esos camiones tremendos y vendieron todo al precio que ellos la venden a los intermediarios, viste. Entonces toda la gente se volvió loca. Te la vendían a $1,50, y cuando vos vas al supermercado la pagás 7,50 u 8 mangos. Entonces, ¿a dónde se fue todo eso? A los intermediarios…
RnB: Los que menos producen más se quedan…
E.M: Claro, es así. Son buitres que están liquidándonos no sólo a través de la guerra, sino también a través de la conquista y la destrucción económica, moral y social de cada nación. Es muy jodido el tema. Pero te digo, existimos tres tipos de gente. Los beligerantes, los indiferentes y los traicioneros. Los peores son los traicioneros junto con los indiferentes. Yo prefiero mirar al tigre a los ojos, mi enemigo más próspero, y enfrentarlo de esa manera. Porque no hay nada peor que la indiferencia y la traición. A eso lo dijo San Martín, el tipo más groso que tuvimos en toda nuestra historia. Supo decir: “jamás voy a desenvainar mi sable para derramar sangre en luchas fratricidas”, entre hermanos, entendés. Ese es un capo. Aunque suene paradójico y raro, ser santo y manejar una espada… él fue el santo de la espada. No quiso ver lo que seguimos sufriendo hasta ahora, la división de nuestra nación.
RnB: ¿División por quienes?
E.M: Por los que controlan la guita, el capital, el poder, junto a los que controlan las religiones, que nunca nos explican. Nunca nos cuentan la verdad.
VIDEO – Tema de Pototo
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