Rock

Cielo Razzo en Flores: Tuvieron que agitar

La banda rosarina volvió a conquistar al público porteño con algo que es prácticamente una rutina: llenar un teatro de la magnitud del recinto de Av. Rivadavia al 7800 cada vez que tocan allí.

Cuando el telón se abrió en dos, solo quedó que Javier Robledo, baterista, golpee sus palillos para que Diego Almirón aparezca con su guitarra encendida y en cuestión de segundos hagan uso de sus voces para los coros que distinguen a “Ventana”.  El corte difusión de Tierra Nueva, disco protagonista de la jornada, invitó a cantar a los curiosos y a los seguidores de antaño. La voz de Pablo Pino quedó apaciguada por la inmensa reacción de El Teatro de Flores ante “Carne 2”, que se acomodó en el podio de lo más celebrado de la noche. Cielo Razzo se mostró en su zona de confort interpretando su último álbum, tanto que Cristian “Narvy” Narváez, bajista, fue el más efusivo de la banda durante los 24 temas que contuvo la lista. Un ejemplo claro fue “Tus pasos”, con la iluminación del escenario en color rojo.

La batalla será al alba, el lugar desconocido, ya sabe Dios”, se oyó en “Alisten” cuando el grupo rosarino se daba el lujo de mostrar todo su despliegue audiovisual, con una serie de imágenes de enorme calidad. El primer gran hit del set fue “Miradas”, parte de Marea, cuando el reloj cruzaba la primera media hora del recital. Fernando Aime desde la viola, con su galera infaltable, arengó a sus seguidores en el comienzo de “Resto” que fue seguida por “El huracán”, ambas de Grietas, con mención especial a Carlo Seminara en la percusión. El disco lanzado en 2007 fue lo más tocado, después de Tierra Nueva, como sucedió en los últimos shows de CR. El cantante, días atrás, declaró sobre la relación entre las dos placas: “Intentamos hacer una lista que esté bastante relacionada en cuestión de dinámicas y colores”. Pegadito, llegó “Disfraz”.

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La ventaja que le ofrecieron las antiguas conocidas es la compañía a la hora de entregar el micrófono al público. Así sucedió en “Estrella”, ante el pedido de El Teatro de obtener solo un pedazo de amanecer. Uno de los picos más altos, se vivió en “Barek” con esa mezcla de relajo y explosión en el estribillo nostálgico, siempre tan bien recibido. No se esquivó el baile que invitaba “La misma oscuridad” mientras las luces se encargaban de pintar de azul el lugar. Con ukulele en manos de Pino, “Cochico” clausuró el primer segmento del show que tuvo, ni más ni menos, 16 canciones.

Luego de un corto descanso, Cielo Razzo volvió a pisar el escenario con “Obtuso”, el track que abre el último álbum, bajo el brazo a las 22:30. Llegaba el turno de “Sola” pero tuvo el condimento extra que despertó el interés de algún distraído: Álvaro “Pedi” Puentes, guitarra de Don Osvaldo, se sumó a la fiesta para sacar a lucir su talento.  Así como el jugador que aguarda para entrar a la cancha por algún compañero se encontraba Alejandro Fassi, voz de Zumbadores. El cantante se sumó a la banda rosarina para hacer “Luminoso”. La intensidad de “Charlone” fue tal que hubo otro breve parate.

Marcelo Vizzarri lanzó desde su sintetizador la introducción de “Cableluz” que demostró que el tramo final de la lista sería una trompada atrás de la otra, sin posibilidad a flaquear en lo que restaba de show. Un excelente segmento instrumental desembocó en los acordes de “Perseguido”, otra pieza de la vieja escuela. Había una sorpresa guardada en el cajón para el final y “Puta” vio la luz cuando las persianas comenzaban a bajarse en la noche del sábado y el grupo mantenía la misma fuerza que al primer tema. El numero 25 y por ende, la que finalizaría el recital fue “Sin Salida” que detonó las reservas que gargantas y piernas que quedaban aun en buen estado.

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Los 300 kilómetros que separan a Buenos Aires de Rosario quedan como una variante anecdótica cuando Cielo Razzo pisa suelo porteño. El cariño ganado a lo largo de los años de gira demuestra que son locales en tierra ajena, o  no tan ajena. Tierra Nueva le dio una lavada de cara al sonido que está en renovación constante, disco tras disco. Una radiografía del camino hecho por el sexteto en los últimos años muestra lo cambiante y ambicioso que es el proyecto nacido en 1993.

Fotos Edu Romero
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Siempre tengo sueño. A veces juego a escribir. Alegre o triste voy cantando.