Año 1995. Divididos acababa de sacar “Otroletravaladna”, uno de sus discos más experimentales y menos famosos. Federico Gil Solá dejó la banda bajo circunstancias nunca aclaradas y una posición más que deseada se quedaba sin integrante: la de baterista. Así, Divididos se quedaba sin uno de sus pilares. Ricardo Mollo y Diego Arnedo, dos ex Sumo, rápidamente pensaron en alguien para reemplazarlo. Y ahí apareció el nombre de Catriel Ciavarella, que con sus 14 años, estaba en otro trío, MAM, que era liderada por el hermano de Ricardo, Omar Mollo, y que además era un estilo muy parecido a Divividos. Mollo lo llamó y Ciavarella lo pensó seriamente.
“Empecé a tocar la batería, como casi todos los que arrancan, armándome una batería media casera, pero siempre tocando las cosas de Divididos, como principal referencia. Yo voy tocando en una banda con mi hermano y cuando la banda busca baterista, que se va Gil Solá, Ricardo me llama a mí para tocar. Yo tenía 14 años. Bueno, en ese momento todavía no estaba preparado para integrar una banda así y entra Jorge Araujo en ese momento“, comentó Catriel sobre este sorpresivo acontecimiento.
Con Jorge en la bata, Divididos grabó dos discos más (“Narigón Del Siglo” y “Vengo Del Placard Del Otro”) y fue uno de los mejores que pasó sobre la base de la banda, aunque diferencias musicales con Mollo y Arnedo lo ejectaron de la banda y nuevamente los ojos se posaban sobre Catriel, con 10 años de diferencia y todo un rodaje mucho mayor a la vez anterior. En el 2004, el ex baterista de MAM entraba oficialmente a “La Aplanadora Del Rock”.
“10 años después sucede que Araujo se va de la banda y Ricardo me vuelve a dar esa oportunidad que me había dado en aquél momento. La cosa funcionó de otro manera“. Y el comienzo no fue nada fácil, pero a pesar de esto, Catriel nunca se sintió incómodo: “La parte del vivo siempre la llevé con mucha naturalidad. Al haber estado varios años en un trío como MAM, con el hermano de Ricardo, esa música es como que se me hace bastante natural. Yo siempre toqué eso“.
En 2008 se rumoreó la salida del batero, debido a problemas con Diego Arnedo, pero finalmente no sucedió nada de esto y quedó desechada por completo la salida del ya consagrado músico. En el 2010, con sello propio, La Calandria, y luego de 8 años sin un disco en la calle, salió “Amapola del ’66”, con Catriel bien firme en la batería y dejando su sello característico desde ahí atrás, con su fuerza, polenta y coraje de siempre. Su trabajo también fue muy reconocido en el último trabajo de la banda de 2012, “Audio y Agua”, una superproducción de Divididos que incluyó la grabación de CD y DVD en el estadio Luna Park.
Este muchacho de 33 años, a los 14, casi entra a Divididos, la banda de su vida, el sueño para cualquier amante de la música. Recién lo logró a los 24 y después de mucho trabajo y dedicación. Poco a poco se fue ganando el respeto de compañeros y colegas en una banda en la que hay que superarse recital tras recital. Hoy es baterista de una de las bandas emblemáticas del rock nacional argentino, y Catriel Ciavarella lo tiene bien ganado.
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