Rock

Basta ya: artistas contra la megaminería en Famatina

Axel y Corvata en un mismo proyecto musical es algo difícil de imaginar, si no fuera porque ambos artistas comparten el compromiso con causas sociales. En esta ocasión, lo  que vino a unir al pop y al rock trasciende todo tipo de gustos personales y frontera musical –si es que tal cosa existe-: se trata de la grabación de la canción Basta ya, que es parte del proyecto de nombre homónimo contra la megaminería, en el que colaboraron en total 22 artistas. Su lema: “El Famatina no se toca.”

La campaña, que está encabezada por los compositores de la canción Axel Fernando y Julieta Díaz –que en este caso muestra su faceta artística musical-, reunió a varias personalidades de la música: Soledad Pastorutti, Juanchi Baleirón, Los Tipitos, Coti, Soledad Villamil, Artesanales, Juanito el cantor, Rescate, Mex Urtizberea, Guillermo Novellis, Suna Rocha y el ya mencionado Corvata.

Como ser cantante no era requisito, Nicolás Pauls, Natalia Oreiro, Soledad Villamil –que tiene un acercamiento al tango-, Nacha Guevara –con experiencia en musicales- y hasta un Lalo Mir rapero pusieron lo suyo en el proyecto, que apunta a generar conciencia sobre la gravedad de la problemática de la megaminería, puntualmente en el cerro Famatina, que está en vistas de ser explotado a cielo abierto luego de que el gobernador de La Rioja, Beder Herrera, firmase con la compañía canadiense Osisko Mining Corporation para la búsqueda de minerales y metales en el cerro.

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Pero ésta no es la primera vez que los habitantes de la localidad de Famatina le hacen frente a una corporación minera: desde 2006 y hasta el 2009, impidieron la explotación del cerro por parte de la Barrick Gold a fuerza de lo que se conoció como el “piquete más alto del mundo”. Sí, acampes a 4 mil metros de altura. Esta vez se autoconvocaron a una marcha a la plaza principal de la capital de La Rioja en repudio al despojo.

¿Por qué se habla de despojo? Porque por empezar, el problema de las mineras no es sólo ecológico, sino que se trata de una problemática que abarca todas las esferas, la social, la política, la económica, y por sobre todo la humana: los métodos utilizados por esta modalidad de la actividad –la llamada “minería a cielo abierto”- significan un pisoteo tanto a los recursos naturales como a la dignidad de quienes la padecen.

1.200 litros de agua son los que se consumen por segundo. Eso, en un día, son 100 millones de litros. Ese mismo agua a la que se le agrega cianuro es utilizada para separar el oro de la roca. ¿En qué cantidades? Para obtener un gramo de oro, se tritura una tonelada de roca, mil kilos de montaña. Por supuesto, el agua que entra en contacto con el cianuro se vuelve mortalmente tóxica.

Todo esto por un precio muy módico para los empresarios: ninguna de las ciento cincuenta mineras que en hay en el país actualmente paga retenciones a las exportaciones. Ni hablar de impuestos a las ganancias, mucho menos a combustibles. Ni siquiera IVA. Un regalito para los empresarios. Un precio demasiado caro para los que la sufren.

A cambio, las corporaciones traen demagogia: con  total complicidad por parte de los gobiernos, prometen puestos de trabajo – como en 1993, cuando Minera Alumbrera anunció la creación de 10 mil puestos. Según estudios de la Universidad Nacional de San Martín, la cantidad final fue de 831; 795 y 894 puestos de trabajo para los años 2000, 2001 y 2002- renovación de escuelas, quizás el aporte de una ambulancia para la salita de la localidad, todo englobado por una palabra mágica: “progreso”.

En palabras del escritor uruguayo Eduardo Galeano: Las mismas Naciones Unidas nos informan, en sus estadísticas, que cuanto más progresa el progreso, menos justo resulta. Así, el que también sufre es el tejido social. Inevitablemente las comunidades se dividen en dos posturas que terminan resultando irreconciliables: pro-minería, y contra-minería. Divide y reinarás.

El resultado de la megaminería es la violación directa de derechos –por sobre todos, el derecho a la vida (Artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos)-, y de la soberanía nacional sobre los recursos naturales. “El agua y la vida no se negocian” dice la canción, pero la ley nacional de prohibición a la minería metalífera a cielo abierto todavía ni se asoma por el horizonte.

En la página oficial de la campaña, https://www.decibastaya.org/ tenés la posibilidad de sumarte subiendo tu foto con el “gesto de stop” (alto), de realizar donaciones y de difundir el emprendimiento. En estos días además la campaña se extendió a las redes sociales como Twitter, donde fue Tema del Momento durante el día de ayer, con el hashtag #ElFamatinaNoSeToca.

Axel y Corvata en un mismo proyecto musical es algo difícil de imaginar, si no fuera porque ambos artistas comparten el compromiso con causas sociales. En esta ocasión, lo  que vino a unir al pop y al rock trasciende todo tipo de gustos personales y frontera musical –si es que tal cosa existe-: se trata de la grabación de la canción Basta ya, que es parte del proyecto de nombre homónimo contra la megaminería, en el que colaboraron en total 22 artistas. Su lema: “El Famatina no se toca.”

La campaña, que está encabezada por los compositores de la canción Axel Fernando y Julieta Díaz –que en este caso muestra su faceta artística musical-, reunió a varias personalidades de la música: Soledad Pastorutti, Juanchi Baleirón, Los Tipitos, Coti, Soledad Villamil, Artesanales, Juanito el cantor, Rescate, Mex Urtizberea, Guillermo Novellis, Suna Rocha y el ya mencionado Corvata.

Como ser cantante no era requisito, Nicolás Pauls, Natalia Oreiro, Soledad Villamil –que tiene un acercamiento al tango-, Nacha Guevara –con experiencia en musicales- y hasta un Lalo Mir rapero pusieron lo suyo en el proyecto, que apunta a generar conciencia sobre la gravedad de la problemática de la megaminería, puntualmente en el cerro Famatina, que está en vistas de ser explotado a cielo abierto luego de que el gobernador de La Rioja, Beder Herrera, firmase con la compañía canadiense Osisko Mining Corporation para la búsqueda de minerales y metales en el cerro.

Pero ésta no es la primera vez que los habitantes de la localidad de Famatina le hacen frente a una corporación minera: desde 2006 y hasta el 2009, impidieron la explotación del cerro por parte de la Barrick Gold a fuerza de lo que se conoció como el “piquete más alto del mundo”. Sí, acampes a 4 mil metros de altura. Esta vez se autoconvocaron a una marcha a la plaza principal de la capital de La Rioja en repudio al despojo.

¿Por qué se habla de despojo? Porque por empezar, el problema de las mineras no es sólo ecológico, sino que se trata de una problemática que abarca todas las esferas, la social, la política, la económica, y por sobre todo la humana: los métodos utilizados por esta modalidad de la actividad –la llamada “minería a cielo abierto”- significan un pisoteo tanto a los recursos naturales como a la dignidad de quienes la padecen.

1.200 litros de agua son los que se consumen por segundo. Eso, en un día, son 100 millones de litros. Ese mismo agua a la que se le agrega cianuro es utilizada para separar el oro de la roca. ¿En qué cantidades? Para obtener un gramo de oro, se tritura una tonelada de roca, mil kilos de montaña. Por supuesto, el agua que entra en contacto con el cianuro se vuelve mortalmente tóxica.

Todo esto por un precio muy módico para los empresarios: ninguna de las ciento cincuenta mineras que en hay en el país actualmente paga retenciones a las exportaciones. Ni hablar de impuestos a las ganancias, mucho menos a combustibles. Ni siquiera IVA. Un regalito para los empresarios. Un precio demasiado caro para los que la sufren.

A cambio, las corporaciones traen demagogia: con  total complicidad por parte de los gobiernos, prometen puestos de trabajo – como en 1993, cuando Minera Alumbrera anunció la creación de 10 mil puestos. Según estudios de la Universidad Nacional de San Martín, la cantidad final fue de 831; 795 y 894 puestos de trabajo para los años 2000, 2001 y 2002- renovación de escuelas, quizás el aporte de una ambulancia para la salita de la localidad, todo englobado por una palabra mágica: “progreso”.

En palabras del escritor uruguayo Eduardo Galeano: Las mismas Naciones Unidas nos informan, en sus estadísticas, que cuanto más progresa el progreso, menos justo resulta. Así, el que también sufre es el tejido social. Inevitablemente las comunidades se dividen en dos posturas que terminan resultando irreconciliables: pro-minería, y contra-minería. Divide y reinarás.

El resultado de la megaminería es la violación directa de derechos –por sobre todos, el derecho a la vida (Artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos)-, y de la soberanía nacional sobre los recursos naturales. “El agua y la vida no se negocian” dice la canción, pero la ley nacional de prohibición a la minería metalífera a cielo abierto todavía ni se asoma por el horizonte.

En la página oficial de la campaña, https://www.decibastaya.org/ tenés la posibilidad de sumarte subiendo tu foto con el “gesto de stop” (alto), de realizar donaciones y de difundir el emprendimiento. En estos días además la campaña se extendió a las redes sociales como Twitter, donde fue Tema del Momento durante el día de ayer, con el hashtag #ElFamatinaNoSeToca.