Ray Manzarek, tecladista y columna vertebral de la música de The Doors, falleció hoy a los 74 años a causa de un cáncer que, a pesar de todo, nunca lo hizo rendirse y dejar de tocar. Bastión de la psicodelia rockera estadounidense y bajista improvisado, supo ganarse, sin ningún lugar a dudas, un lugar entre los cinco mejores tecladistas de rock de la historia. Pequeño homenaje a semejante bestia, ¡hasta siempre!
Seguramente, el nombre Raymond Daniel Manczarek pase desapercibido si se lo lee, así como si nada, entre una lista de músicos de rock cualquiera. Lo cierto es que este señor, mayormente conocido como Ray Manzarek, es uno de los mejores tecladistas de la historia del género. Con 74 años de edad y una larga trayectoria al frente de las teclas, quien fuera co-fundador de The Doors junto al eterno Jim Morrison falleció hoy a causa de un cáncer que lo venía peleando desde hace rato.
El compañero ideal para las locuras de Jim no podía ser otro que Manzarek: fue, y es, un tecladista de aquellos y hasta bajista improvisado, ya que -en vivo, sólo a veces en estudio- suplía la ausencia de graves con su Fender Rhodes mientras creaba sus típicas y psicodélicas melodías en el órgano. Sin dudas, en materia musical, era la columna vertebral dentro de un grupo que tenía como frontman ineludible a Morrison, principal compositor y exclusivo letrista de The Doors. Le robó a la guitarra su exclusivísimo protagonismo rockero en los solos y se encargó -en todo momento- de que el proyecto no descarrile tras los constantes ataques de locura del líder.
Junto a Robby Krieger en guitarras y John Densmore en batería, miembros originales de The Doors, Manzarek continuó grabando luego del fallecimiento de Morrison en julio de 1971. El resultado fueron tres o cuatro años de trabajo en los que parieron tres discos nuevos bajo el mismo nombre y dividiéndose el poder del micrófono, con la presencia más o menos notoria del estilo de antaño de la banda. Además, Raymond continuó su carrera como solista y como productor musical, siempre conservándose la imagen de ese estilo psicodélico que dentro del ámbito nacional encontró su eco ideal en Hugo González Neira.
Hoy, lunes 20 de mayo de 2013, con 74 años, se fue una de las grandes leyendas silenciosas del rock progresivo mundial. Digo silenciosas porque, en comparación con su nivel y capacidad de creación, Ray Manzarek nunca estuvo allá arriba en materia de comercialidad y renombre, cosa totalmente injusta (y por otro lado entendible, siendo que la cara de The Doors fue Morrison, el cerebro y el núcleo puro de su atracción).
Vale la pena destacar, además de canciones reconocidísimas como The end o Riders on the storm, a la que sin dudas los lanzó a la fama: Light my fire. A pesar de estar más quemada que pop en los 90′, es una verdadera lección de cómo tocar el órgano y garantizarle hasta al más escéptico un viaje a donde más quiera. Aplausos para Manzarek y un telón que, gracias a la vida, no se va a cerrar jamás.
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