“Vamos a volver a ser protagonistas”. Eso fue lo que prometió Ramón Díaz. No come vidrio, prometer la vuelta con este plantel, apenas normalito dentro de lo aún más normalito del fútbol argentino, no sería inteligente. Sería ponerle piedras a una mochila ya de por sí pesada. Y Ramón podrá ser cualquier cosa, vende humo, pícaro, picante, fogoneador de polémicas, lengua larga, pero hay algo que es más que todo eso: inteligente.
Terminó la fecha 13º del Torneo Final. River, ese River que Ramón prometió que sería protagonista, está a tres puntos del líder –y el mejor equipo- Newell’s. ¿Puede salir campeón? Puede, sí. Pero también puede no serlo. Lo que nadie le quitará a Ramón fue que cumplió su promesa inicial: El Millo es el único grande que pelea el título de verdad, volvió a recuperar protagonismo en el torneo, ya lejos de los promedios y en la temporada, sobre los últimos 21 partidos, perdió apenas tres (Racing –con Almeyda-, San Lorenzo y NOB). Es poco. Muy poco. Newell’s lleva perdidos 3 en tan sólo estas 13 fechas. Pero River empata mucho. Y empata porque no tiene a Scocco. Y no tiene gol. Por eso, “protagonistas” es el rótulo que mejor le cabe.
Muchos se horrorizaron con los chupetines de Ramón y su dedicatoria a los pibes de Boca. Es cierto. Fue 100% Ramón Díaz. La picardía que exhibía en tiempos de Tricampeón y de ser Rey de América. La misma que se desempolvó después de no haberle ganado a Boca, un Boca muy flojito. Cuando más se lo necesitaba. Había que correr el foco y liberar al “plantel” pensando en All Boys. Se hizo. Y River ganó 2-0.
Pero no es lo único de Ramón. Decir que Ramón es sólo eso, es faltarle el respeto al técnico más ganador de River. Desde que llegó, Ramón acertó en todo o en el 85% de las decisiones, a saber:
>>>Borrar a Vega, Vella y Arano, tres jugadores que futbolísticamente no sumaban nada al equipo y de clara identificación Almeydista, sobre todo el lateral izquierdo.
>>>Recuperó a Ariel Rojas, el mismo que con el anterior DT parecía una pésima copia de sí mismo.
>>>Recuperó a Cristian Ledesma, que con Almeyda parecía un ex jugador. Hoy el “Lobo”, jugador de corte “Ramonista” es el cerebro de este River, porque lo que no puede ejecutar con el despliegue y el vértigo –que sí aporta, por ejemplo, Ponzio- lo aporta desde ser la pausa que River no encuentra en Lanzini ni en Mauro Díaz.
>>>Recuperó a Adalberto Román. El paraguayo, enemigo público número 1 de los hinchas, se quedó porque Ramón lo pidió. Eso le abrió un ínfimo crédito. Y el paraguayo, bajó la tutela de Ramón, rindió. Tanto que cuando se lesionó más de uno se agarró la cabeza.
>>>Poner y confiar en Álvarez Balanta. El colombiano ya se vislumbraba como un proyecto interesante cuando River ganó la Libertadores Sub-20. Ramón lo puso contra Racing, el colombiano cumplió. Jugó contra Arsenal, Godoy Cruz –gol con alguna parte de su cuerpo incluido-, Quilmes, Boca y ayer, All Boys. Se convirtió en líder de la defensa. Ramón lo puso, vio que rindió y lo dejó.
>>>Saber llevar a Iturbe. Utilizó su vértigo cuando lo necesitó –versus Tigre- y no se apuró en darle la titularidad. Primero, se aseguró que el guaraní le hiciera caso. Tal es así que, desde el duelo ante Godoy Cruz, Iturbe es desequilibrante, la chispa que River necesita mientras Funes Mori hace el trabajo sucio contra todos: rivales, compañeros y hasta sus propias deficiencias.
>>>Eligió a Leonel Vangioni y el ex Newell’s no decepcionó. Como volante por izquierda y como lateral por el mismo carril, se convirtió en una de las piezas claves de este River. Lo pidió Ramón.
>>>Tanto acertó Ramón que hasta vio venir el problema. Se degañitó pidiendo a Fabbro, porque sabía que River necesitaba un enlace. Se encaprichó, eso sí, con el de Cerro Porteño, pero su demanda debió ser escuchada. Ahora, este Lanzini amigado con el gol parece “maquillar” la ausencia de un “10”, presente hasta en las victorias, como ayer ante All Boys.
¿Tiene errores Ramón Díaz? Por supuesto que sí, pero mucho menos que Almeyda y eso se nota en la tabla y en el andar –aún irregular- de River. El riojano debe todavía recuperar a Sánchez, tratar que Funes Mori se serene a la hora de definir y ver si logra sacar lo mejor de Rodrigo Mora, algo que sí consiguió Matías Jesús. Igual, su peor error fue haber “regalado” la Copa Argentina y, después, sacar a Iturbe en La Bombonera, algo que impidió que su equipo se llevara el Superclásico y que hubiese hecho que los chupetines no existieran.
Algo más tiene Ramón que Almeyda no: el riojano es una esponja de presiones. Y se nota. Si el ex DT hubiese tenido esta racha de tres empates, relativamente seguidos, seguro que los cuestionamientos serían más fuertes. Almeyda no es Ramón Díaz. No tiene su experiencia, ni su espalda. La tabla habla por sí sola. Con el mismo plantel –salvo Vangioni y los “recuperados” mérito del DT riojano- el DT que logró el ascenso consiguió 23 unidades en las 17 jornadas que dirigió. Ramón, con seis jornadas por delante, ya suma 25 (28 contando los tres que se trajó de San Juan en el final del Torneo Inicial) y está a tres de la cima. ¿Si eso no es ser protagonista que lo es?
Es cierto, River no es un equipazo. Ni siquiera es un equipo de Ramón. Tampoco tiene aquellos jugadores. Con lo que tiene, que es lo que hay ahora, Ramón está haciendo mucho. Es cierto que River no sorteó con éxito ninguno de sus duelos complicados: San Lorenzo, NOB, Vélez y Boca. Eso sí, al resto le ganó y si sus “delanteros” no brillan como Scocco o Silvio Romero, quizás estaría más arriba.
El mayor mérito de Ramón es el haber enterrado la calculadora con antelación suficiente como para ilusionarse. Tener al equipo a las puertas de la Copa Sudamericana y pelea el campeonato, con River, y sin dos de los puestos más importantes por tradición definidos. A ver si se entiende esto: River pelea el título sin un 10, sin un 9, con un 5 recuperado, un 6 con apenas seis partidos en primera y muchísimas ganas. Escasos argumentos para la historia, importantes señales para un equipo que viene de la B Nacional.
El semestre que viene, River volverá a afrontar la doble competencia. En Junio necesitará reforzarse de verdad para no sólo ser protagonista, sino ganar el título o la Sudamericana. Con poco, Ramón está haciendo mucho. No resigna picardía ni su lengua picante, pero tampoco sus pergaminos y pone todo lo que sabe al servicio de River. ¿Sólo chupetines? Je.
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