60 minutos. Ni uno más, ni uno menos tardó River en anunciar que no había ni una sola más de las 4000 populares que se pusieron, esta noche, al “canje” para ir a La Bombonera, el próximo domingo. Eso es en la teoría, en la práctica no hace falta ser un Adrián Paenza para saber que, si se pusieron al “canje” mil localidades es exagerar.
Para empezar, Boca le dio a River 4500 entradas -500 plateas-. O sea, ya de movida, hay cinco centenas de tickets menos que, vaya a saber uno, a donde fueron a parar. Después, sobre las 4000 populares, a 60 pesos, habría que cerciorarse de cuantas se pusieron a la venta.
Hay muchos factores a tener en cuenta.El más dañiño e importante, el “canje interno”, algo así como el salón VIP del “canje” que hacen los simples mortales que machacan el F5 como si la vida se les fuera en ello. Un “Canje Interno” que está en llamas en pleno año de elecciones. El Passarellismo cree que así puede “fidelizar” votos. Una boludez. Pero lo cierto es que el “canje interno” en River, ya se usa como moneda de seducción pensando en Diciembre. Imagínense en un Boca-River. Sí, eso mismo que están pensando.
A eso hay que sumarle la siempre presente variante de la barrabrava y su sucia y prolífica reventa. Los tickets que hoy estuvieron a 60 pesos, entre choripanes, canciones de cancha y previa a la vera del Riachuelo, cotizaran diez veces su valor. Eso si te toca uno de “buen corazón” que te de el ticket verdadero y no una burda imitación que se comprará pensando que es la llave a la entrada del cielo y no es más que el pasaporte a una fila de palazos certeros de parte de la Policía de turno.
Si uno lo ve de afuera, dice: “¿Para qué voy a canjear? Me quedó en casa y lo veo tranquilo”. Claro, el caso es que no es un Barcelona-Real Madrid, es un Boca-River con el componente pasional más alto del planeta fútbol.
Los de River quieren seguir peleando, los de Boca quieren bajarlo de la pelea y afilarse -aún más- pensando en Corinthians. Todos quieren estar. TODOS. Desde los medios y periodistas, que pueblan la oficina de prensa Xeneize con cientos y cientos de faxes pidiendo la acreditación deseada, hasta los hinchas.
Los hinchas. El gran motor de todo este circo que denominados fútbol. Ellos son también el primer fusible que revienta cuando rige la ley de oferta-demanda. No se tiene en cuenta la antigüedad de socio, la edad, la categoría. No. El socio es igual ante los ojos de TopShow. Es en el único momento donde se respeta y una sola cosa los une: no le será fácil conseguir entradas. Por que son socios. No son barras, no son punteros políticos, no son gente con “contactos”. Son socios. Gente que paga, mes a mes, la cuota social del club. Que, en el caso de River, ya superó largamente la barrera de los 100 pesos y se acerca cada vez más a los 200.
Además, el sistema es perverso, da la sensación que hasta los disfrutan. No es que la página no anda. Anda y te deja entrar, te hace pasar una, dos, tres pantallas y…se cuelga. Para que lo entiendan: la mina que estuviste buscando toda la semana te acepta la salida, te acepta el vino, te acepta el postre, se saca el sueter, la remera, el pantalón y…se pide un taxi. Así. Ni más ni menos. Para eso, que ni acepte salir, ¿no?. Bueno. Lo mismo.
El próximo domingo, en La Bombonera, habrá más de 45 mil almas vibrando en pos de la Madre de todas las batallas, el Superclásico. Entre esos miles habrá revendedores, compradores de reventa, punteros políticos, gente famosa, jet set, hinchas que sólo van al clásico, amigos de algún dirigente, sobrinos de algún familiar de un jugador…
¿Socios? ¿Hinchas? Ni a los socios de Boca ni a los de River se la hicieron fácil. Fue casi imposible conseguir un lugar para ver el partido que están esperando todo el año. El que creen “asegurarse” cuando pagan una cuota social todos los meses. El único al que, bajo ningún punto de vista, quieren faltar.
Sí, ya sé, River y Boca tiene muchos miles más de socios que tickets y todos creen que tienen derecho. Cierto. Tan cierto como que si todos esos miles de tickets que salen a la venta o al canje para estos partidos fueran a parar a manos de los socios todo sería un poco más justo, ¿o No?. Mientras tanto, el River-Boca se ha convertido en el lucro cesante de la pasión y el “canje” es la variable de ajuste más apropiado para ese fin.
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