Si miramos el mapa de la manera en la que estamos acostumbrados, Nueva Zelanda literalmente está en la otra punta del mundo aunque, en realidad, estamos separados solamente por poco más de 10.000 km. Lejos de ser uno de los destinos comúnmente elegidos por los argentinos, somos muchos los que venimos para este país buscando nuevas oportunidades o diferentes experiencias de vida.
Acá hay gente de todo tipo: un señor mayor que se vino a vivir porque su hija se casó con un kiwi (apodo para los neozelandeses) y vive de hacer asados a domicilio; otros que vinieron a armar su vida directamente acá consiguiendo algún trabajo permanente y muchos jóvenes como yo que venimos gracias a la visa Work & Holiday. Esto nos permite estar 1 año trabajando temporalmente en distintos lugares a medida que viajamos por el país, como trampolín para después viajar por Asia.
Más allá de que estamos acá por decisión propia y no por obligación, Argentina se extraña. Se extraña la familia, los amigos, las costumbres. Esa cotidianidad que a veces nos quema la cabeza pero cuando se mira desde afuera se ve distinta. Al principio tratamos de no alejarnos tanto: nos traemos yerba y fernet, por ejemplo, aunque estas dos cosas también se consiguen acá a un precio bastante alto. Entre ambos países se pueden encontrar mil diferencias, cosas buenas y malas en cada uno, pero es inevitable extrañar, y la celeste y blanca cuelga de todos los balcones y ventanas donde haya un corazón argentino. baclofen buy buy baclofen online baclofen order online canada cheap baclofen no prescription purchase Baclofen medication baclofen order uk baclofen buy
Tuve la suerte de ir al Mundial de Brasil 2014 y, cuando tenía mi viaje ya planeado para acá, me enteré de que el Mundial Sub 20 se organizaba en Nueva Zelanda así que apenas salieron las entradas en venta las saqué. Quería ver a la Selección pero sobre todo ver fútbol. Sin embargo, en la cancha hay gente que ni siquiera le gusta este deporte, pero son argentinos y ésta es una forma de estar más cerca de casa. Desde las banderas y remeras argentinas, los “Vamos Vamos Argentina”, en cada grito y en cada cantito volvemos por un rato a nuestro país. Nos cuentan que salimos en la tele o en un diario, y claro, nadie se esperaba ver un grupo de argentinos en un lugar tan lejano.
El país es bastante chico pero las distancias son grandes: Hay gente que se vino en avión o en auto a Wellington para ver los partidos de la selección, como Tomás y Fede, dos argentos que para el último partido de grupos se pidieron el día en el trabajo para venir desde Auckland.
Acá el fútbol prácticamente no existe, está lleno de clubes amateurs y el más famoso es el Auckland City (jugó en el Mundial de Clubes contra San Lorenzo en el 2014) que juega en la liga de Australia. Entrás a la cancha y está totalmente en silencio, sólo se escuchan nuestras voces y constantemente la gente nos pasa por los costados para filmarnos o sacarnos fotos. Estamos lejos y la pasión es la misma.
La vez pasada, iba caminando por la calle y de golpe me crucé con un grupo de jugadores. Yo iba vestido con la ropa de Lanús y uno de ellos (Lucas Suárez) me dijo: choosing an essay writing service “Eh Lanús, vení que acá hay un jugador de ustedes” y me presentó a Facundo Monteseirín – como si no lo conociera- y nos quedamos hablando un rato. Todos nos saludaban uno por uno y no podían creer que haya venido a Wellington solo para ver el Mundial que juegan. Ellos, al igual que los periodistas nos trataron con la mejor onda. Los jugadores andaban contentos, porque sabían que a pesar de que seamos pocos acá los estuvimos apoyando, y escuchaban todo. Ellos se sintieron cerca, y nosotros gracias a ellos también.
@sportnoi
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