El lunes 25 de mayo, alrededor de las 14 hs, falleció Ricardo Barreda. ¿Suena este apellido?, ¡claro que sí!, este conocido apellido nos es familiar a la gran mayoría de los argentinos. ¿Por qué lo recordamos?, porque en el año 1992, tiempo sin la palabra “femicidio” en la idiosincrasia del país, este sujeto asesinó a Gladys McDonald, Elena Arreche y a Cecilia y Adriana Barreda (su esposa, suegra e hijas, respectivamente).
Habiendo refrescado un poco la memoria, ¿por qué este apellido es nuevamente noticia?. Es porque falleció. Según fuentes policiales, Ricardo Barreda murió el lunes 25 de mayo a las 14 hs. La causa: un paro cardiorespiratorio. Tenía 83 años. El odontólogo oriundo de La Plata había sido condenado a prisión perpetua por el cuádruple asesinato en 1995.
Según lo que consta en la causa, Barreda arrojó la escopeta con la que cometió este acto y se escapó con su amante. Para luego denunciar lo sucedido y finalmente confesar. Fue enjuiciado y condenado en 1995. Sólo pasó 18 años preso, previo a su fallecimiento se encontraba en libertad condicional.
Este caso se ha insertado en la cultura popular de nuestro país. Penosamente se ha instalado este crimen como una apología al femicidio: llegando a justificar tales actos y creando la figura del “San Barreda” (cosa que cuesta creer en un contexto como el de hoy). Este -mal llamado- “santo” es un símbolo para aquellos hombres que sufren violencia de género. Aunque, por otro lado, también destacamos que se recuerda y condena a este crimen como lo que fue: un cuádruple femicidio.
Barrreda fue trasladado a un geriátrico de la zona de José C. Paz en enero de este año. Según personas cercanas al lugar, tenía un pésimo estado de salud, contaba con pocos momentos de lucidez, y hasta se especuló con que tenía un posible principio de alzheimer no diagnosticado. Según un amigo del femicida, este confesaba no poder más. Hasta que, efectivamente, no pudo más y dejó de existir.
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