Lo más novedoso a tener en cuenta son los nuevos álbumes: “Firepower” de Judas Priest, lanzado en marzo de este año y “Rainier Fog” de Alice in Chains, de mitad de año. A pesar de los cambios de integrantes, estos discos marcan una nueva era en ambas bandas clásicas de la música pesada; en el primer caso una sensación de rejuvenecimiento tras el reemplazo a los guitarristas Glenn Tipton y K. K. Downing, y en el segundo, la consolidación de un nuevo sonido, tras la muerte su reconocido cantante Layne Staley.
En un principio el evento estaba pactado para hacerse al aire libre, pero fue trasladado al interior del lugar. Sumado a esto, las dos bandas cabecera iban a tocar una versión acotada de su lista de temas con respecto a Chile y Brasil. Más allá de las pre-malas vibras, la misa metalera estuvo llena de poder, emoción y tranquilidad.
La organización y producción cumplieron con las necesidades de un show profesional como tal; vale aclarar que el recinto no es tan grande pero si agradable, con un gran escenario, buena visión desde todos lados, un equipo de luces y sonido de alta gama, dos pantallas con cámaras filmando en vivo, una imagen inmensa detrás proyectada, generando al espectador estímulos varios para un gran viaje visual y auditivo. Fuera del estadio había stands que ofrecían otras cosas como comida, bebidas y ropa oficial de las bandas.
El bloque nacional empezó con Humo del Cairo, grupo con más de 10 años de trayectoria, marcado por tintes stoner con psicodelia oscura. Tienen dos LP y dos EP, el último se llama “Imaginario” del año 2014. Helker, unida hace más de 15 años, fue la segunda banda. “Alma de Fuego” (2017) es el último de sus cinco discos, con un estilo fiel al clásico Heavy Metal.
Inesperadamente, a último momento se une el dúo de rock fusión instrumental llamado “ON-OFF” para tocar algunos temas en los cuales se pueden apreciar una batería y lo más llamativo, un stick bass a lo Tony Levin, muy interesante ya que hacia las líneas de bajo con una mano y al mismo tiempo lograba un sonido de guitarra eléctrica con la otra, utilizando sus pedales de efectos.
Fue posible ver las pruebas de luces y sonido de los tres grandes de la noche. Con Black Star Riders se apagan todas las luces por primera vez y arrancan dando unas sensaciones de hard rock de la mano de uno de los guitarristas ex Thin Lizzy. Después de una intro a lo película, una crudeza bárbara empieza soltando el acorde más grave. Tocaron canciones como “All Hell Breakes”, “Killer Instict”, “Bound For Glory” y los reconocidos covers de Thin Lizzy “Jailbreak” y “The Boys Are Back In Town”.
Cinco hombres, tres guitarras, hacen un buen show interactuando con el público, simulan una persecución de policía con luces e imágenes; el cantante Ricky Warwick sudando agita con gritos y el espacio se va llenando de gente. En la proyección estaba mayormente la imagen de su último disco del 2017 “Heavy Fire”. BSR es parte de la camada de bandas como The Dead Daisies, Black Country Communion”, Gov’t Mule.
William DuVall fue quien reemplazó la voz Layne Staley, el verdadero cantante de Alice in Chains. No debe ser fácil estar en sus zapatos, puesto que Layne es un músico muy querido por sus fanáticos, pero la actitud del moreno es más que aceptable, sumando guitarras eléctrica y acústica como base. “Check My Brain”, “The One You Know”, “Hollow” representaron la etapa post-Layne; “Again”, “Them Bones”, “We Die Young”, “Man in the Box”, “Would?” fueron algunas de su lado más heavy y “Nutshell”, “No Excuses”, “Rooster” como parte de sus baladas más melódicas.
Los juegos de luces no predominaron sino más las imágenes de acuerdo a los temas que fueron sucediendo. Jerry Cantrell tiene una chica desnuda pintada en su guitarra, como también una interesante forma de tocar sus riffs, arpegios, solos, producir efectos de voz con wah wah y su famosa armonización a la voz principal que los hace tan característicos; Mike Inez con su buena presciencia en bajos, melodías y cambios de su instrumento con un sonido más suave; y Sean Kinney, que en su bombo tiene a un perro ladrando y toca con un estilo único de ritmos pocos convencionales en sus arreglos de batería. Alice logra llevarnos a su Grunge oscuro de los años noventa.
Se arma un telón de color principalmente rosa-lila con un símbolo dorado reconocido por los metaleros y letras escritas de fondo. Éste se baja rápidamente cuando empieza el primer riff de “Firepower”. Ver a Judas Priest es como meterse en un túnel psicodélico de metal pesado. Dan cátedra por ser los Dioses del Metal, una mezcla de colores, imágenes proyectadas y de escenografía, representando sus portadas de discos; un gran sonido recorriendo sus variadas épocas, como también una estupenda interpretación de todos sus temas por cada uno de ellos, muy conmovedor. En el escenario recorría mucho humo y poder eléctrico.
Rob Halford, de 67 años, hace cantar al público, se mueve como un director de orquesta y parece que estuviera expresando sus últimas palabras en cada momento de su impecable canto; sonaron clásicos como “Running Wild”, “Grinder”, “The Ripper”, “Turbo Lover”, “Electric Eye”, “Painkiller” y de los nuevos “Lightning Strike”, “No Surrender”, en el cual mostraron un videoclip de ellos ensayando con Glenn Tipton, que actualmente ocupa su lugar el joven Richie Faulkner. Scott Travis es muy claro y preciso al momento de tocar; Ian Hill, firme con su bajo, claridad en el sonido que por momentos te hacia bailar.
A la mitad del show tocaron la balada “Night Comes Down”, luego la intro de piano del nuevo disco “Guardians” y enseguida vuelve el power con una de sus nuevas canciones “Rising from Ruins”. Rob hace la famosa entrada de moto rugiente en “Hell Bent for Leather”; en “Breaking the Law” se arma un gran pogo; y en el último tema “Living After Midnight” se ve proyectado The Priest will be back.
Algo que cabe destacar son los dos mensajes que deja esta gran banda tras sus imágenes y letras: la necesidad humana de generar metales, depender de ellos y de la fábrica, generando así una maquina incontrolable de consumo y autodestrucción. Al igual que la creación de satélites que flotan en el cielo para un control total del planeta tierra y el más allá. Hay que concientizarse y hacer algo al respecto, un cambio por más mínimo que sea, sobre el consumo y la tecnología.
Al final Judas Priest y Alice in Chains tocaron más temas de los que pensaban y se agregó una banda más, eso es una buena señal. Está bueno cuando las cosas fluyan sin malas energías, pudiendo así aprender a relajar y esperar a que llegue el momento de cada banda y de esa manera la sincronización de la producción sale con éxito. Este encuentro de la comunidad metalera deja en sus recuerdos imágenes de cadenas, cruces, motos, carreteras, tormenta, viento, cielo y fuego.
Crónica por Danilo Bocchetto
Fotos gentileza T4F Argentina por Guido Adler
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