Con King Kong nuevamente cubriendo su espalda, Rob Zombie, o acá llamado amistosamente “Roberto”, salió al escenario puntualmente a las 21 en el sideshow previsto tras su participación en el Maximus Festival para despuntar una lista similar a la del día anterior, pero con más temas y más tiempo para hablar entre tema y tema.
“Dead City Radio And The New Gods Of Supertown” fue la elegida para salir a la cancha. Su base de marcha típica del industrial, más un riff hardrockero y un teclado agudísimo son la perfecta mezcla para que la voz de Zombie se luzca con sus semigritos.
La electrónica “Superbeast” fue la elegida para que suene luego, mientras John 5 comenzaba a mostrar su colección de guitarras. Con luces, láser rojos, con un líquido verde, o pintadas bizarramente, el desfile de instrumentos sorprendía a varios aunque más allá de la exposición escénica, musicalmente no hacía falta tanto cambio.
“Demonoid Phenomenon” y “In The Age Of The Consecrated Vampire We All Get High” (nombre demasiado corto para un canción) mantuvieron el ritmo a la espera de “Living Dead Girl”, uno de los primeros grandes clásicos del vagabundo cantante. Esa guitarra bajando y bajando en cada compás puede poner en trance a cualquiera sin necesidad de estímulo externo. “Tenemos una noche más en Argentina y tenemos que decir adiós. Fue increíble estar acá”, soltó el solista que se dio el lujo de dar dos shows en el país más al fondo del mundo.
Subiendo los BPM, el tema de “The Sinister Urge”, “Scum Of The Earth”, famoso por su aparición en el soundtrack de Misión Imposible 2 junto a otras bandas pesadas como Limp Bizkit, Metallica y Godsmack, despertó a todos del letargo.
“¿Alguno de ustedes se cog… un alien? No sean tímidos, pasa en todo el mundo, empezando por Estados Unidos”. La pregunta la hacía Robert mientras mostraba dos extraterrestres verdes inflables y pedía al público que los hagan moshear hasta el fondo.
Sin embargo, al tirarlos, una fan decide que se quedaría con uno y cuando Roberto lo nota amenaza con terminar el concierto. La banda deja el escenario despidiéndose y aunque todos asumen que era un chiste, cada segundo se hace eterno en la espera del regreso de los músicos.
Tras algunos mini infartos, el líder vuelve, toma el micrófono y dice “estaba bromeando, tengo más de esos”, y comienza “Well, Everybody’s Fucking in a U.F.O.”.
El primero de White Zombie llegó de la mano de “More Human Than Human”, para lo que el cantante bajó del escenario a tocarse con sus seguidores. Evidentemente los lugares cerrados le sientan mejor al artista, no solo en cuestiones sonoras, sino porque así concibe una relación más íntima con la audiencia, como lo que sucede con los films de horror en los que se necesita generar una empatía para luego aterrorizar al espectador.
La lista avanzó con el ganchero “Never Gonna Stop (The Red, Red Kroovy)” y “House of 1000 Corpses”, para que luego el bajista Piggy D, y el batero Ginger Fish junto con Zombie abandonaran las tablas y dejen solo a John 5 y que ¿deleite? con su solo extraño que posee buenas intenciones pero poco virtuosismo -si tomamos como virtuosismo un concepto general sobre crear e improvisar y no solo mostrar capacidades técnicas-.
De todos modos, lo más importante es que esa porción individual del show es la antesala de lo que muchos esperan: “Thunder Kiss ’65”. Comenzó el riff, la gente comenzó a saltar, pero cuando queda sostenido mucho tiempo el saltito se va aplacando y ahí Rob dijo “¿no lo conocen? Está bien, es muy vieja” dijo irónicamente haciendo la gran Nirvana al amagar con su gran hit y desilusionando a todos.
Por suerte, el cambio de Rob fue por otro éxito, aunque en este caso un cover, “Blitzkrieg Bop” de Los Ramones. En el país que más quiere a la banda de punk rock, el desmadre ocurrió como debía ocurrir, cerveza por todos lados, pogo y gritos sin sentido. Al ver que la gente era pura celebración, la banda arremetió con “Thunder…” esta vez en serio. La fiesta llegó a su punto más alto.
Finalizando el show, más oscuridad en tiempos más apagados tuvo lugar gracias a “The Lords of Salem” y luego todos se pusieron las botas para bailar “Get Your Boots On! That’s The End Of Rock And Roll”. Tras saludar para despedirse, los acordes de teclado malignos y el bombo en negras introdujeron a “Dragula” para el fin de lista.
Sin embargo, ese no sería el ocaso, sino que faltaban un par de sorpresas más: “Meet The Creeper”, “Ging Gang Gong De Do Gong De Laga Raga”, “Trade In Your Guns For a Coffin” y “Pussy Liquor” fueron los agregados espontáneamente por él, ya a esta altura tío borracho Rob que no quería irse de San Telmo. El tema “Sick Bubble-Gum” fue el punto final del extenso concierto que los fanáticos se merecían y Zombie quería ofrecernos. Los monstruitos disfrutaron y quedaron empachados de rock.
Fotos archivo Grizzly FV // Héctor Palacios.
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