A comienzo de los noventa, en la cultura argentina la división y el prejuicio ya eran moneda corriente. A las bandas nacionales les fue imposible escapar de ese River – Boca impuesto por vaya a saber quién (Bueno, empresarios y medios). La “guerra” entre Soda y Redondos, Stones vs Punks y pegarle a Rata Blanca por tocar en lo de Tinelli y hacer shows en locales donde también tocaban bandas de cumbia son solo algunos ejemplos de eso.

¿Cómo puede ser que ese, uno de los motores de una banda, pueda haberles valido la mirada de costado aún hasta hoy? Tocar en donde sea y defendiendo, con excelencia, un sonido y una propuesta de nivel internacional. Desde aquellos años, ese destrato fue el fuego que alimentó el espíritu vencedor de Walter Giardino para cumplir su destino: tocar en vivo sus canciones, salir de gira, contentar a su audiencia y ser el mejor. En algún punto, compartió ese leitmotiv con Ricardo Iorio y por eso chocaron tanto en ese breve lapso como compañeros en V8. Esa arrogancia, persistencia y vigencia son la que todavía hacen que Rata Blanca reviente un Teatro Flores un martes cualquiera de marzo sin publicidad.

Foto archivo: Juan Bertuggia

El show de WG

Aún cerrando su ciclo, el verano se niega a soltar. La calurosa noche de Flores muestra a la banda nacida en ese mismo barrio casi cuatro décadas atrás más que afilada y a un Giardino con un semblante radiante durante toda la velada. Promediando la lista de temas, Walter -que reservó la sala para ensayar duro para esa performance- tomó el micrófono y habló sin pelos en la lengua.

Con boina oscura, remera sin mangas de Las Vegas, lleno de pulseras y colgantes, El creador de Temple estaba feliz de estar en el barrio: “¡Buenas noches Flores! Estoy en mi tierra, en mi lugar, en donde nací y me crie”. Acto seguido, metió los pies en el barro sin vueltas: “Les cuento, este lugar era un cine en el 87, 88 donde se empezaron a hacer cosas. Resulta que en ese momento empezó una historia, la nuestra y la de otra gente, que se dedicó al negocio de la música, obviamente tienen mucha más plata que nosotros.
Estas cosas son así en Argentina. El empresario te la pone. Si los dejás, te sacan todo, pero bueno hay que pelear contra eso”
.

Sin dar nombres, fue incisivo en su crítica, pero destacó la firmeza y perseverancia del grupo en los propósitos y decisiones: “Logramos hacerlo y acá estamos y seguimos más viejos, pero siendo los mismos, que es lo que importa. Dicen que que somos dinosaurios… sí, pero de los que te comen eh. Cuidado. Ojo”.

“Para mí es muy importante poder volver acá y tener lo mismo por la música, ¡la música es todo! Vos podes llenar estadios, hacer lo que quieras, pero ¿sabes qué pasa? Cuando pasan los años, la música es la que junta a la gente, no las banderitas y las pelotudeces. Eso es lo importante del asunto: ser músico. Y gracias, a ustedes gracias. ¡Qué buenas están las pizzas de Flores!”, concluyó su descargo.

Banda callejera

Antes de su llegada al Quilmes Rock, donde será uno de los pilares del Día 3, Rata Blanca hizo posible una fecha íntima en CABA contra a todos los pronósticos. La exclusividad con el Festival fue uno de los motivos que casi impide que vuelvan a tocar en la Ciudad tras casi un año y medio. La última presentación fue aquel Luna Park de diciembre de 2023. Poco tiempo después, la salida de Fernando Scarcella y Pablo Motyczak puso un stop temporal en la actividad de la banda.

Es por eso que este 18 de marzo, el conjunto que -además de Walter Giardino, Adrián Barilari (de brillante desempeño) y Danilo Moschen– tiene al baterista Alan Fritzler y el bajista Juan Pablo Massanisso tuvo su debut en la Capital. El tiempo pasa y los años también: nos vamos poniendo tecnos: Rata Blanca también. Sin la épica de sus primeros años, con un sonido más agresivo y alejado de la atmósfera medieval de sus primeras placas, esta formación muestra sus armas desde el comienzo.

Foto archivo: Juan Bertuggia

Así avanza el setlist, los “nuevos” muestran sus credenciales y las habilidades por las que Giardino se inclinó por ellos: John Paul Chotas haciendo sentir su bajo y Fritzler estando siempre al servicio de la canción sin hacer una de más.

El repertorio, por supuesto, tuvo todos los clásicos del repertorio de La Rata, pero también desempolvaron alguna rareza como “Ángeles De Acero”, “Nada Es Fácil Sin Tu Amor” o “La Canción Del Guerrero”.

La espera que desespera

La lista también tuvo algunos hitos: “Hijos De La Tempestad” y “Rock Es Rock”. Sendos sencillos son parte de un EP que se completa con “Cuando Sane Tu Corazón”. Dichas canciones son el único nuevo material oficial de Rata Blanca en diez años. Podría adicionarse el disco en vivo grabado durante un show brindado en el Luna Park en 2019.

Con compromisos tomados y una agenda explotada, La Rata sigue su marcha y parece que la nueva gira que está por emprender – van a festejar los treinta y cinco años de “Magos, Espadas y Rosas” – volverá a postergar la salida de su nuevo material, que según han contado en entrevistas, ya está terminado.

Esa es la única ¿deuda? del grupo, que termina la noche cumpliendo el capricho de su público, que tiene como nombre “El Último Ataque”. Así finaliza un show de nivel internacional en cuanto a canciones, performance y sonido, no así en visuales, de esos que escasean por estos tiempos en cuanto a “rock pesado”. Eso mismo que lo a Giardino hace sentirse un extraño en su propia tierra, o como dijo él mismo: un dinosaurio. Por suerte todavía conserva el apetito.

Fotos archivo 2023 Juan Bertuggia

Rata Blanca – Teatro Flores – 18-03-25 – Lista de temas

Hijos De La Tempestad
Diario De Una Sombra
Solo Para Amarte
Volviendo A Casa
La Canción Del Guerrero
La Otra Cara De La Moneda
Talismán
Rock Es Rock!
El Círculo De Fuego
Nada Es Fácil Sin Tu Amor
Ángeles De Acero
Mujer Amante
Guerrero Del Arco Iris
Rock And Roll Hotel
Aún Estás En Mis Sueños
La Leyenda Del Hada Y El Mago
El Último Ataque