A la hora de la prueba de sonido ya había gente en la puerta de Niceto. La espera para un show de Once Tiros en Argentina se había hecho larga, y la presentación de su flamante disco Búnker era una ocasión ideal. El público tuvo una característica curiosa: ya desde temprano las banderas de Uruguay estuvieron acompañadas por trapos y ropa de clubes de fútbol, esta vez con predominio de Nacional sobre Peñarol. Algo que en Argentina no es usual (e incluso está prohibido en ciertos lugares), para las bandas y el público del país vecino es aceptado y no genera problemas. Para aprender.
La banda invitada no fue una más: se trató de la agrupación decana del punk rock uruguayo. A las 21:00 hs., con puntualidad ejemplar, Trotsky Vengarán empezó a hacer pesar sobre el escenario sus 26 años de trayectoria con “Mala semilla”. Su lista de 14 canciones no tuvo fisuras, ya que repasó la mayoría de los hits de su carrera dejando contentos a propios y extraños. El énfasis estuvo puesto en su último (gran) disco “Relajo pero con orden” (2016). De allí llegaron “Más allá o más acá”, “La procesión”, “192 Manga” y “Patas cortas”.
La banda de Guillermo Peluffo, Hugo “Llamarada” Díaz, Juan Pablo Granito y Guillermo “Cuico” Perazzo logró un set sumamente contundente, sobre todo apoyada en la precisión milimétrica de la batería de este último. Por su parte, Peluffo no dudó en bromear con el público a pesar de no estar en un show propio. Así se dio un intercambio cómplice de insultos a piacere al estilo de los marplatenses de Científicos del Palo. La seguidilla final, ya con más gente en el lugar, incluyó “Detrás del arco”, “Sueños rotos”, “Historias sin terminar” (hit de cancha en varios países) y “Noche de rock”, para dejar a todos con ganas de volver a encontrarse con la banda.
A las 22:10 hs., Niceto ya estaba a punto caramelo para recibir el plato fuerte de la noche. Las remeras de Once Tiros (y también de La Vela Puerca y Trotsky Vengarán) eran mayoría cuando el video alusivo a Búnker empezó a proyectarse. “Cada vez más” y “Boombaby” – sus primeras dos canciones – dieron inicio a la noche con una muy buena recepción del público, que lógicamente las escuchaba en vivo por primera vez. Luego sonaron enganchadas “Lágrima azul” y “Look cool”, y ese gesto definió la dinámica del resto de la noche: la idea de la banda era intercalar lo nuevo con lo viejo, y lo hicieron magistralmente.
Después de otra seguidilla de Búnker con “En silencio el fuego”, el corte difusión “Qué sería de mí” y “El soldado”, el cantante Pablo Silvera lo hizo explícito. Aclaró que “sabemos que las presentaciones de discos tan recientes a veces son complicadas, y lo vamos a tocar enterito, pero también vamos a tener momentos como estos”. Así dio paso a “Lo más valioso”, “Tu postura”, “Bisturí” y “El globo”, dejando sin aire a la multitud después de un pogo en el que ni un alma quedó sin moverse.
“Tiempo y dolor”, del disco “Imán” (2011), empezó a generar un clima bastante más tranquilo, que siguió con las novedades “Mirada especial” (“una baladita”, según Silvera) y “Ni un minuto más”. Ese tándem de Búnker se completó con uno de sus puntos más altos: el rock and roll “A veces”, con un solo armonizado a dos guitarras digno de ser escuchado varias veces seguidas. Pero ocho de las diez canciones nuevas ya habían sido presentadas, así que prácticamente solo quedaría lugar para otra seguidilla que dejaría al público con la lengua afuera.
Ésta comenzó con la introducción a capella del hit “Gente detergente”, que se acompañó unánimemente a grito pelado, y continuó con “Kamikaze”, “Que no decaiga”, “Drogado” (enganchado con el riff de “Cocaine” de Eric Clapton al final), la sorpresa “Alarma”, “Mal de karma” y el mayor éxito de la banda, “Maldición”. Los dos temas de Búnker que no habían sonado hasta el momento culminaron el show pre-bises: fueron el demoledor “La fragua” (con la banda de hip hop AFC como invitada) y el muy coreado “Hipercentro”.
Después de 1 hora y 45 minutos de show, solo quedaba volver para agradecer y tocar “dos cancioncitas para terminar”, como las definió Silvera. Y fueron dos de las más rockeras de la banda: “Nos dijimos todo” y “Batalla sin luz”. Once Tiros redondeó un show a la altura de su repertorio y logró que, a pesar de lo reciente de su nuevo disco, nunca se perdiera la calidez. Si bien faltaron himnos de la primera época como “Aventuras y proezas” o “Lacanao”, el público se fue muy contento, y la banda está más vigente que nunca dentro de su Búnker.
Fotos por Sofía Varacalli
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