Todavía era de día y las nubes tapaban parcialmente el cielo de la ciudad. En algunas cuadras alejadas al estadio varios grupitos de pibes intercambiaban canciones con guitarra criolla y compartían algunos alcoholes. Las calles del barrio de Caballito era una pasarela de banderas, remeras y mochilas representativas a la banda. Cantos y palmas entre las caravanas que se dirigían hacia un mismo lugar: la fiesta pastillera en el estadio de Ferro.
Cerca de las 20hs el campo ya estaba casi repleto de gente. Los cánticos una y otra vez se hacían sentir cuando las pantallas se encendían, aunque se escuchara simplemente al locutor mostrando el mapa de salidas de emergencia. La ansiedad entre el público era más que evidente. Suben, saltan y agitan globos de colores. Los condimentos para la fiesta estaban sobre la mesa. El carnaval de alegría que se avecinaba en el estadio de caballito es el reflejo de los años de lucha y trabajo de la banda. Los cánticos de la gente eran un mimo al corazón de cada uno de los músicos del otro lado del escenario. Apoyo más que suficiente para que salgan a derramar alegría hecha música.
Se apagan las luces y un grito ensordecedor eriza la piel de cualquiera en el lugar. Banderas en alto, pantallas de celulares tratando de registrar ese momento electrizante. Los gritos vuelven otra vez cuando los músicos comienzan a acomodarse sobre el escenario y empiezan a soltar las primeras notas de la noche. El puntapié inicial lo dan con el reconocido “Rompecabezas”, en el que la gente canta por encima, casi pisando la voz de Juan Germán “Piti” Fernandez. Sin dar respiro siguen con “Saber Hacer” dando pié al primer pogo de la noche. En una seguidilla sin descansos continúan con “Absolutismo”, “Enano” y “Me juego el corazón”.
La gente no descansa, sigue disfrutando los temas que vienen saliendo uno atrás del otro impulsados por esa hermosa ansiedad que la banda trae encima por hacer sonar sus temas en este repleto estadio de ferro. Luego del tardío saludo del Pity hacia la gente, casi disculpándose diciendo “Muchas gracias por esta noche, les debía la presentación”, hacen “Ella dice”, sumándose a la formación instrumental un cálido cuarteo de cuerdas a la izquierda del escenario. Siguen con temas que mantienen un clima calmo, como “Artesano” y “Ansiedad”, para luego volver a darle otro empujón de energía con “Hinchadas”. Tema del último disco de estudio de la banda que se hizo escuchar bastante por las radios.
Con una presentación casi fraternal invitan a Oscar “Osqui” Righi, de Bersuit. Hacen junto a él “Posturas”, tema que deja los espacios justos para que “Osqui” pueda solear frases bluseras con su guitarra. Luego de la retirada envuelta en aplausos del invitado, vuelve el cuarteto de cuerdas y sube al escenario Alejandro Vásquez, reconocido productor musical del rock nacional. Se ubican sentados en unos banquitos de madera en la pasarela delantera del escenario para interpretar “Gigantes”, entre guitarras acústicas y varias voces cálidas en simultáneo. Abandonan la escena por un minutos dejando al público extasiado y gritando cánticos hacia la banda. La masa de gente pastillera está sedienta de más.
Mientras acomodan el escenario la agrupación “Mamá Cultiva”, formada por madres de chicos con epilepsia sube a dar un breve discurso. Relatan su lucha en el desarrollo de una medicina que proviene del aceite de marihuana y hacen mella en el mensaje de promoción del autocultivo canábico. Mientras el público cantaba inquieto por más música pastillera, Pity toma el poder el micrófono y embebido en la emoción dice “Hoy, es el día más importante de nuestra historia. Gracias por ayudarnos a hacer lo que amamos”. Luego de la ovación en forma de abrazo de parte el público, comienza a sonar un bombo marcando la rítmica de “Chararera”. Seguido hacen “Casualidad” y el agitado “Hacia donde voy”. Comienza así la intensa recta final del show.
La noche da para más, la noche pide más pastillas y los invitados vienen a endulzar más el eléctrico final en Ferro. Bajo unas afectuosas palabras de Pity, sale al escenario Miguel “Chucky” de Ipola, ex tecladista de La Mississippi y Los Piojos para interpretar “Ojos de Dragón”. Sale soleando a la par junto a Alejandro Mondelo, tecladista de la banda, en un dúo de piano que pone en vilo a todo el estadio, llevando de a poco al inicio original del tema. Seguido hacen el hit de “Tantas Escaleras”. No dejan bajar la fiebre entre la gente, para luego seguir poniendo leña a la fiesta invitando a subir al escenario a Fernando Ruiz Díaz de Catupecu y Fabian “Zorrito” Von Quintiero. Tomando los dos, junto a Pity, el control de la pasarela delantera del escenario hacen “Inercia”.
Sigue la catarata de invitados y el Pity se engolosina anunciando “Es una noche de lujo hoy, parece no terminar nunca… un ‘Enano’ gigante y un ‘Cebolla’ dulce”, los respectivos apodos de los Uruguayos Sebastián Teysera y Sebastián Cebreira de La Vela Puerca. Sueltan una melodía dulce de piano, pero un rock demoledor sale a comerse las miles de orejas en el estadio, se trata de “Lo que tenga que ser”. Seguido le dan un color folclórico con la presencia del Chango Spasiuk para interpretar “¿Qué Hago Yo Esperando Un Puto As”, con el sonido del cálido acordeón sonando sobre el tema.
Hacen un breve receso dejando manija a la multitud que espera agazapada el golpe final de música en Ferro. Salen con el enérgico “Vuelta de Tuerca” y “Viejo Karma”, dos temas que desatan el último descontrol entre el pogo desesperado por agitar también algunas banderas. Se despiden, saludan y les resulta imposible abandonar el escenario. La gente se lo impide. Vuelven obligados para interpretar “El Cowboy” a modo de Bis y el Pity incita a la gente diciendo “Nunca vimos a 25.000 personas sentadas”, haciendo que la gente se siente en la mitad el tema para reventar en un ska bien potente.
En ese final electrizante subido al caballo del ska se fue terminando el carnaval pastillero que duró casi 3 horas y brindó un recorrido salteado por la discografía de la banda. No escatimaron en nada, exceso de temas, lujosos invitados y mucha energía puesta desde los instrumentos. La presentación del disco Paradojas, escribió su historia para el recuerdo en el estadio del barrio de Caballito.
Fotos de Cinthia Anabella Fotografía para Rock And Ball
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