Horas antes de que Barbi Recanati tuviese que tomar la dolorosa y correcta decisión de marginar de la banda a su mejor amigo y guitarrista Gustavo Fiocchi debido a dos denuncias por acoso (un intercambio en el pasado de mensajes y fotos subidas de tono con menores de edad) vía redes sociales, los Utopians realizaron una explosiva e intensa presentación en La Tangente. En el recinto palermitano, una cantidad importante de fanáticos pudo disfrutar durante poco más de una hora de una banda plena, brillante y madura, que viene siendo hace ya bastante tiempo uno de los grandes protagonistas de nuestra escena musical.
Si bien el anuncio oficial indicaba que la banda saldría a tocar a las 21:00 y que las puertas se abrirían una hora antes, fue recién a las 21:50 que Barbi Recanati, Gus Fiocchi, Mario Romero y Tomi Molina Lera salieron a escena haciendo que todos los que se encontraban parados se acercasen a la nave central del lugar. Después de un breve saludo, los primeros acordes de “Gris” pusieron a todos a cantar, sorprendidos por una canción que suele ser parte del sector medio de la lista pero que debido a la naturaleza de la sala fue sin dudas ideal. La batería prendida fuego, el sonido compacto y controlado y Barbi seduciendo y golpeando desde el micrófono.
La velocidad de la canción fue aumentando hacia el final, dejando el terreno allanado para que la frontwoman enganche “Algo Mejor” , mostrando así – y en plenitud absoluta- la esencia punk de los Utopians. Una que siempre los ha acompañado y ha moldeado cada una de sus diferentes creaciones de estudio. La acústica de La Tangente permitió, a diferencia de otros lugares, apreciar cada instrumento a la perfección y dejar la voz de Barbi en un primer plano para que brille por completo.
Mientras Gus todavía se encontraba surcando las olas a puro acorde a la par de las fintas de Mario, llegó un nuevo enlace, esta vez con la poguera “Nada Bueno”, que inevitablemente generó un pequeño y ordenado caos al pie del escenario. Como lo dejaron en claro todos los asistentes, cada convocatoria de los Utopians es una invitación a festejar la vida misma, dejando la garganta y los pies en cualquier lado donde se presenten. La manera en la que regularon la melodía para que el estallido no sea definitivo fue sin dudas impecable y Recanati llegó a los agudos con mucha facilidad para hacer rugir a todos.
El primer respiro fue aprovechado para un saludo veloz y el primer chiste de una noche que, lamentablemente, quedará marcada a fuego en la historia del grupo: “Queríamos aprovechar este lugar para hacer nuestras baladas”, lanzó la cantante antes de despacharse con una versión acelerada y brutal de “Los Ríos”. El punteo de Fiocchi, siempre magistral, inició la locura y dejó la sensación de estar sobre un tren a cien kilómetros por hora. Romero se montó al riff con total tranquilidad y Molina Lera mantuvo su notablemente agresivo y rápido golpeo, siendo este hecho la particularidad de la jornada.
Estar en el ojo del huracán debe ser algo similar a lo que se experimentó durante esos minutos de tensión y liberación al mismo tiempo. El lugar más calmo de la tormenta, pero que aún así no se siente para nada tranquilo y deja esa incertidumbre respecto de cuando todo volverá a volar por los aires. El cierre, nuevamente en clave punk, fue con Gus punteando y la batería al borde del infarto masivo.
Otro detalle para mencionar es el hecho de que cada canción tuvo un video diferente, cuestión que tampoco se les escapa a los Utopians desde sus primeros pasos. La faena continuó con la más relajada “Esas Cosas”, donde descansaron brazos, piernas y gargantas, pero sin perder el pulso jamás. Barbi encontró la claridad total al estar por encima de sus compañeros, siendo esta pieza una bomba de claridad desde lo vocal.
El setlist se concentró especialmente en Vándalo y su más reciente trabajo Todos Nuestros Átomos, algo que les permitió fluctuar y hasta combinar su cara más despojada y cruda con la más radial y madura. En modo stand up, Barbi siguió con las bromas: “Las próximas tres canciones son más arriba, porque si no, no teníamos tantas para llenar el show”.
El infierno se hizo canción durante “Alimaña” donde Tomi deshizo su kit de batería con un arsenal de cambios de ritmo y una capacidad para subir dos o tres velocidades sin que jamás se altere la melodía original de cada tema. Al finalizar, fue justamente él quien entre risas pidió frenar un poco para tomar agua y descansar sus brazos, confirmando que verdaderamente estaban tocando mucho más rápido que lo habitual.
No hubo lugar para los débiles en La Tangente, ya que la lista marcó la llegada de “Trastornados” (con el rock escondido en la batería, pero en lo general un exponente de la canción punk local moderna) y “Tren De La Alegría”, el primer corte del disco que sacaron el año pasado, con un nuevo punteo de Gus capaz de romper techo, pared y todo lo que se le coloque por delante. Furia, melancolía, calidez, un torbellino de sensaciones que sirvieron para iniciar el tramo más tranquilo de un recital que hasta ese momento avanzaba de una manera implacable, llevándose todo por delante.
“Reflejo” y “Uhh” fueron las canciones elegidas para bajar un poco los ánimos. El factor común fue la figura de Barbi plantada adelante de todos, invitando al desastre, moviéndose para todos lados con Keith Richards observando desde su remera blanca. Las imágenes de los años de oro fueron una particularidad, ese recuerdo de una época donde tal vez todos hayamos querido vivir alguna vez, de tiempos que suponemos que fueron mejores aunque en realidad no existe una manera de comprobarlo.
Las risas continuaron cuando una muchacha le gritó a Barbi que le hiciese un hijo, a lo que ella respondió: “Otro más no, por favor…Al menos por un tiempo”, ganándose el aplauso de todos. El anuncio de sus shows el 13 de octubre en el Tío Bizarro de Burzaco y del 20 del mismo mes en Santana Bar de Ramos Mejía fue el preludio para las dos piezas más western de la banda.
La construcción de la atmósfera previa a “Fuego” es una de las armas secretas de los Utopians. Mientras Barbi quiebra su voz, el bajo y la batería poco a poco arman una estructura frágil y oscura, que es destruida por el riff de Fiocchi que da comienzo al galope de los cuatro hacia el tren repleto de oro. Lo mismo, con la sutil diferencia del solo de la guitarra principal sobre el final, aplica para “Las Arañas” que fue una de las canciones más festejadas dentro de la tanda de las “nuevas”.
“A Veces” funcionó como una montaña rusa de emociones, tal cual el video que pasaba en loop por la pantalla a espaldas de la banda. Dueña de una melancolía sanadora y furiosa, la letra fue más que suficiente como para encandilar a todos mientras desde el bajo, Mario hacía maravillas y liberaba a las dos guitarras para que jueguen sobre su base.
Un tema que nunca puede faltar en un set de los Utopians es la sensacional “Allá Voy”, que encontró durante el minuto final a una fanática cantando abrazada a su ídola a pura sonrisa. El momento más divertido fue cuando Barbi le dejó el micrófono para que cante el estribillo, haciendo que tenga un ataque de vergüenza del cual las dos no pudieron evitar reírse.
La retirada la emprendieron luego de “Fue Por Vos”, pero ante los repetidos gritos y pedidos de regreso (siendo el más gracioso un estruendoso “NO SE HAGAN DESEAR”), se dieron el gusto de tocar dos canciones más. Mientras Adam West corría hacia la nada en las visuales, todo se descontroló de la mano de “Come Baby (En Berlín)” y la escandalosamente contagiosa “Todo Lo Que Tengo” para dar por terminada una larga velada en La Tangente que sería la última de los Utopians con su formación original.
Apenas horas más tarde, en las redes sociales aparecieron dos jóvenes que denunciaron de manera anónima a Gustavo Fiocchi por acoso (envió e intercambio de fotos y videos subidos de tono vía teléfono celular) cuando todavía eran menores de edad. Barbi recibió en redes sociales las capturas de pantalla con los relatos que involucraban a su mejor amigo y padrino de su hijo y decidió hacer lo correcto, lo que, por ejemplo, no hizo Santiago Aysine de Salta La Banca. Primero habló con Gustavo y, ante la admisión del hecho por su parte, envió a las denunciantes un texto con las disculpas de su parte.
No tardó demasiado en publicar un comunicado muy doloroso en Facebook y Twitter, anunciando que Fiocchi había sido separado de la banda. Eligió ponerse del lado de las víctimas, no dudó por un segundo de ellas y ante la confesión pública y privada de su amigo – pieza central de la banda, algo que no debe ser obviado- decidió cortar tal vez uno de los recorridos más interesantes de nuestra música.
Fue consecuente con las banderas que levanta y por las que lucha a diario, la hipocresía no gobierna a Barbi Recanati ni a sus compañeros. Tomó la determinación de comenzar de cero, en el mejor momento de un grupo que trabajó arduamente para llegar a ser uno de los grandes protagonistas del rock nacional contemporáneo. Solo resta desearle mucha suerte, agradecerle por el gesto, apoyarla en su dolor y pedir que los Utopians logren mantenerse en sus carriles y puedan así llegar a destino tal cual lo merecen hace mucho tiempo.
Fotos por Sofi Vara Fotografía
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