Cuando se terminaba el fin de semana, en las primeras horas de la noche del domingo, las puertas de La Trastienda se abrieron para una fiesta de rocanrol a cargo de La Perra Que Los Parió. En las afueras del bar, grupos de pibes con remeras de la banda, compartían algunas bebidas y calentaban gargantas antes de ingresar al show que arrancaría con una impecable puntualidad. Despegan rápidamente el vuelo con ¨Mis ojos¨ y enseguida descargan el tema que aportó el nombre a su último disco ¨Ni tan pronto¨. Parecía justamente eso, salieron a descargar su fiesta rockera demasiado pronto, a las 20hs clavadas. Sorprendieron a más de uno con la exactitud de largada.
Todo parece estar acelerado en la noche, mucha energía y las ganas de crear la fiesta dominaban toda la escena. Eso se hace notar en ¨Cómo evitar¨, cuando el cantante, Nahuel Amarilla, no llega a entonar la estrofa porque el público rápidamente toma el control para corear la letra. Hacen sonar ¨El cuaderno¨, ya divisándose a orillas del escenario los primeros trapos de la banda y algunas chicas sobre los hombros agitando los brazos muy cerca de los músicos. Todo esto, inmerso en una marea de gente que permanecerá extasiada durante toda lista de temas.
Para el quinto tema, Nahuel Amarilla, se pone una bata bordó y le sirven una copa de vino. Parodiando lo que alguna vez supo hacer Luca Prodan tomando ginebra en el mítico escenario de Obras. Camina y gira con su cuerpo con la copa de vino en la mano, se acerca al micrófono y dice: ¨Yo soy Mailo¨. El resto de la banda enmudece sus instrumentos. Nahuel da el puntapié inicial de la letra y un coro potente del público se queda a cargo de recitar la letra del tema en acapela. Casi como si se hubiera olvidado de saludar anteriormente, recién para el sexto tema dice buenas noches y toma la guitarra acústica saliendo en solitario a cantar ¨Para seguir. Dedicándole el tema a su sobrina quien está debutando en su primer show de LPQLP. Sin dar huecos entre los temas hacen ¨Reino¨ y ¨La trampa¨, tema que sube de nuevo el clima y en el estribillo todo es carnaval en el centro del pogo. En el puesto número diez de la lista hacen ¨Salando las Heridas¨, de Los Redondos y lo funden sobre el final con ¨Trae el viento la voz¨, canción que lleva a la gente a sentarse en el suelo. Siguen con un rock con arreglos de rítmica murguera y cierran el primer bloque de temas con ¨Ni tan tarde¨, luego de anunciar que en diciembre de este año harán por primera vez su propio show en el Teatro de Flores. Mientras se escabullen casi todos los integrantes de la banda a tomar un pequeño descanso, Jorge Bekmezian, aprovecha el momento de soledad allí para improvisar un solo de batería.
No quedan baches, y la batería casi sin dar silencios pasa de la improvisación a disparar la rítmica de ¨Tal vez sea mejor así¨. Un potente rock que despierta nuevamente la euforia de las gargantas entre el público. Mantienen el nivel adrenalínico con ¨Tanto Bicho¨ y un círculo en el centro del salón deja ver las baldosas del suelo junto algunos alocados bailando en el medio. Siguen con ¨Lo Que Nunca Te Dije¨ y ¨La Espera¨, temas que amortiguan la euforia de la intensa fiesta. Pero es apenas un poco, porque enseguida vuelven a invitar al baile con dos temas bien rockeros y un reggae con guitarras rasposas que hacen mover a cualquiera en el lugar. Traen ahora una pieza musical casi de museo de la historia del rock y tocan ¨Come As You Are¨ de Nirvana. Ni bien dejan de sonar los últimos acordes suspendidos en el aire, el bajo descarga una base funk acompañado de unas guitarras que no se despegan de la distorsión para hacer ¨Despierta¨. En el siguiente tema invitan a subir al bajista y viejo amigo de la banda, ¨El pana¨. Interpretan el tema ¨Murga¨ a dos bajos, creando un efecto bien empastado en los cimientos que sostienen el tema. Luego hacen ¨esa gente¨, ya con ¨El Pana¨ como único bajista.
Respirándose el final de la agradable fiesta rocanrolera y con los ánimos que no parecían agotarse hacen ¨ídolo¨. Un funk rocker a puro baile, con esenciales arreglos de viento y acompañado de 
una suelta de globos de colores que quedan rebotando entre las cabezas del público. Suben y bajan globos en el aire, suena ¨La perra disco Bar¨, LPQLP no detiene el tren y Nahuel Amarilla desaparece del escenario. Sorprende en los balcones del primer piso, mientras pocos en el público se percatan de esa ubicación. Sobre la base del mismo tema, mezcla la letra de ¨La Rubia Tarada¨, de Sumo y la engancha con ¨Cancheros¨, de Los Piojos. Pegadito hacen ¨La Viaba¨, un rock mechado con rulos de tambor bien murgueros y siguen con ¨El Viajero¨.
Ya sobre el final hacen un salpicado entre temas viejos, nuevos y no tan viejos. Las sensación es que, las voces del público corean los temas viejos como traídos del cajón preciado de los recuerdos. O algunos nuevos y otros no tan nuevos, que ya están a la altura de ser coreados con la misma energía que los viejos clásicos de la banda. En ese cálido clima entre los músicos y la gente se van despidiendo. Con un tema acompañado solo con guitarra y algunas panderetas marcando rítmicas, mientras toda la banda canta en coro divididos de a dos o de a tres por los micrófonos al frente del escenario.
Así termina entonces la noche de fiesta de LPQLP en La Trastienda, que por la euforia del público parecía que nunca iba a terminar. El ritual de La Perra fue excelente para romper con el Domingo. Rock, murga y baile hasta casi las 23 horas.
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