Lejos de la prisa entraba el público de La Mancha de Rolando a La Trastienda. A falta de varios minutos para el comienzo del show, descendieron las luces y la pantalla que está delante del telón empezó a proyectar una película. Cada video mostrado era una canción del nuevo disco, titulado Venceremos. La historia de una pareja rodeada de excesos y desamores entretuvo a los seguidores que en el transcurso de las imágenes, empezaban a llenar el lugar.
Unos 40 minutos después del final de la película, una introducción instrumental rodeó a Balcarce al 460. Desapareció el telón que ocultaba el escenario y salieron a escena los cinco músicos, artífices de la noche de viernes. El último en aparecer fue Manuel Quieto, cantante y guitarrista, y también fue el primero en acompañar a Matías Gabotti, baterista, en la apertura con “Regala”. El sonido mantuvo una línea de buena calidad. Cada tres o cuatro temas, el líder de la banda chequeaba, primero con el sonidista y luego con sus seguidores. En ambos casos, el pulgar arriba era la manera de preguntárselos. Un rock and roll de la vieja escuela apareció con “En la calle” y parecía imposible no mover la patita al ritmo de la canción de Juego de Locos, lanzada en 2002.
Los clásicos fueron la columna vertebral de la extensa lista de temas. “Siempre esperando” tuvo a Matías Sobrado, tecladista, en las voces en la parte que “Chizzo” de La Renga grabó en la versión de estudio. El final estuvo a cargo de Quieto con su guitarra que supo enganchar el comienzo de “Olvidarte”, en uno de los momentos más melosos de la presentación. A su término, le dedicó el track de Los Libres a los integrantes de La Franela, que se encontraban en el recinto. La Trastienda se puso a saltar con “La primavera”, que continuó el repaso por los hits del álbum publicado en 2012.
Franchie Barreiro, guitarrista, llevó la manija del grupo en “Llegará” que tuvo un lugar para la improvisación de los músicos que desembocó en “Ciudad de pobres corazones” de Fito Paez. Esto se repitió en diferentes momentos del show, con un pedazo de algún hit recordado del rock nacional. Una gran respuesta obtuvo “Ángel del docke”, que coloreó de azul La Trastienda y fue de lo más coreado de la presentación. Los sucesos que ocurrieron a lo largo del Viernes, como la suspensión de los boliches, pareció obligar a realizar “Mentalidad parroquial”, con la lírica identificable con la coyuntura social que se vivió en las horas previas.
Curiosamente, una sola canción sonó de Venceremos en el marco de la presentación del disco. Fue “Julietita” que también tuvo su enlace con otra bella pieza de nuestro rock: “Cuando pase el temblor” de Soda Stereo. El teclado de Matías Sobrado, uno de los más escénicos e ideal para que los fotógrafos disparen mientras posa e incentiva al público, arrancó con “Ya lo viví”, parte de Hielofuego. La fiesta se instaló con “Sola” y no se fue hasta que se vació el espacio de Balcarce 460. En la misma sintonía siguieron “Calavera” y “Mago de la lluvia”, dos obligatorios en el armado de la lista de canciones.
Ya en las 23 apareció “Sincera” con la batería y el teclado tirándose paredes para realizar la base del track de Espíritu. “Muchas gracias a todos. Hasta hoy a la mañana no sabíamos si íbamos a tocar. Ustedes estaban igual que nosotros. Disfrutemos los recitales que nos quedan”, lanzó Manu Quieto en una de las pocas frases que dijo entre tema y tema. Se limitó a que hablen sus canciones que ya de por sí, mucho dicen. Entre luces amarillas y azules, pasó “Carolina” con un buen uso de las onomatopeyas y un final delicado a manos del público coreando el estribillo. La Trastienda se transformó en una disco con “Cabrón” que tuvo su cover bien aplicado con “Matador” de Los Fabulosos Cadillacs.
El líder abandonó el escenario por unos minutos pero, segundos más tarde, se sumaron cuatro invitados. Esteban Handula, cantante de La Medianera, Federico Esquivel, guitarrista de Los Pérez García, Diego Modica, baterista de La Franela, y Sandro, manager de La Mancha de Rolando, quienes se sumaron al show para zapar casi 15 minutos. “Alta suciedad” de Andrés Calamaro fue lo primero en sonar y hubo tiempo para que cada uno juegue con su instrumento, incluso los músicos de LMDR que quedaron en escena como Barreiro y Sobrado que se desafiaban con sus solos. Mientras interpretaban los primeros acordes de “Billie Jean” de Michael Jackson, apareció un hombre vestido de negro con un casco y luces leds en todos su cuerpo para encerrar el concepto de fiesta. “Sigue girando” de los Ratones Paranoicos y “Fanky” de Charly García, de lo más celebrado por el público del medley realizado por el grupo de artistas.
Con la formación original de nuevo en escena, encararon el sprint final con “No me dejes”, en una actuación destacable de Gabriel Lazzarini, bajista, en un solo que le permitió mostrar su talento. La calma de “Donde vamos” que preparó el huracán de “Arde la ciudad”, el gran hit de La Mancha de Rolando a lo largo de su carrera, y así se sintió en La Trastienda. El cierre a cargo de la furia de “Antes” liquidó lo que restaba de fuerzas, luego de dos horas sin respiro de rock and roll. La ovación cerrada de la despedida corroboró la aprobación en lo que fue la actuación del quinteto que lanzó su disco número 13.
Fotos por Kamylee López Fotografía para Rock And Ball
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