Después de atravesar un período dorado a comienzos de los setenta, Deep Purple sufrió cambios y, por ende, modificó su rumbo a mediados de esa misma década. Salían Roger Glover e Ian Gillan y en su lugar ingresaban en bajo Glenn Hughes y como cantante quedaba David Coverdale.
En una banda con semejante discografía y tantas mutaciones, el paso del tiempo dejó en un segundo plano el trabajo de esa efímera formación (que derivaría en un parate hasta 1983). Esa razón le fue suficiente a Glenn Hughes para emprender un tour mundial donde repasaría varias canciones “olvidadas” de los discos donde participó: “Burn” (1974), “Stormbringer” (1974) y “Come Taste The Band” (1975).
Si bien editó como solista “Resonate” a fines de 2016 y el cuarto álbum de Black Coutry Communion en 2017, el bajista fue a lo seguro y metió mano en el catalogo que los fans tanto disfrutan. Después de dos incursiones en formato trío, la última con no tanta convocatoria en Vorterix, el cuarteto que salió a la cancha lo completaban su viejo conocido Søren Andersen en guitarra, Jesper Bo Hansen en teclados y la flamante incorporación del joven baterista chileno Fernando Escobedo. Si, igual que Ritchie Blackmore con Ronnie Romero, otro ex Purple que hace match con un músico del país trasandino luego de mirar videos en internet.
Como si el tiempo no hubiera pasado, el Glenn Hughes que aparece en escena parece ser traído directamente de la California Jam 1973, el legendario concierto donde debutó junto a Coverdale, Lord, Blackmore y Paice. Pelo largo -que pareciera ser suyo- y patillas bien rojas, patillas, chaleco, pañuelo al cuello, jeans oxford y la voz aun intacta era todo lo que le ofrecía al público argento que había colmado el Teatro Flores. Y vaya si cumplió con creces.
A lo largo de casi dos horas del más puro rock pesado, el cuarteto fue demoledor, lució un sonido compacto e hizo cada uno de sus integrantes tuviera su espacio para lucirse. Hubo lugar para todo: pasajes más heavies, algunos más bluseros y tampoco faltaron el soul y el funk que caracterizan el sonido de esa etapa de Purple, sobre todo en los que participó el fallecido guitarrista Tommy Bolin.
La potente “Stormbringer” y la pegadiza “Might Just Take Your Life” no fueron otra cosa que el mejor comienzo para una lista que tendría doce canciones en total. Si bien el sonido no fue brillante al comienzo, se acomodó con el pasar de los temas. Lo que sigue quedando en claro y sigue llamando la atención es la potencia vocal del ex Trapeze, que sobresale en la melancólica balada “Mistreated”.
Además de tomarse el tiempo cuidadosamente en cada pasaje instrumental, puede percibirse que Hughes la canta con el corazón en la mano. Su interpretación transmite todo lo que relata en la canción de una manera tan pasional que es ovacionado por todos los presentes.
La eléctrica “You Fool No One”, que abre el lado “B” de “Quemar”, como fue conocido aquí, precedió a dos sentidos homenajes. El primero a la memoria del legendario tecladista Jon Lord con “This Time Around” y el segundo en favor de Tommy Bolin con “Gettin’ Tighter”.
En un intervalo del show, tras jurar amor eterno por enésima vez y confirmar su retorno el año próximo, Glenn Hughes dijo una gran verdad. “Las canciones simples quedan en la memoria de la gente”, declaró muy seguro. Y tiene razón. Para muestra basta un botón: “Smoke On The Water” -con un guiño a “Georgia On My Mind” de Ray Charles incluido- y “You Keep On Moving” son una prueba clara de eso. Simples, pero efectivas.
Tras un breve descanso, se animó a dejar el bajo en manos de uno de los stages y, micrófono en mano, salió a comerse las tablas de la mano de otra nave insignia, “Highway Star”. No caben dudas de que es uno de los clásicos del rock pesado más perfectos de la historia. El final era inevitable y de la mano de “Burn” no podía ser mejor.
Ese fue el tema que le puso punto final a un show que tuvo un ritmo intenso, que no cayó nunca y que sorprendió a más de uno por el nivel que supieron mostrar todos los músicos en escena.
Con los cuatro abrazados, los mosqueteros fueron todos para uno y uno para todos. Y, entre otras pruebas de amor, el viejo Hughes dijo que todos pueden llamarlo papá y hace que todos quieran fundirse en el abrazo con él y darle las gracias por semejante show.
Glenn Hughes – Teatro Flores
01. “Stormbringer”
02. “Might Just Take Your Life”
03. “Sail Away”
04. “Mistreated”
05. “You Fool No One”
06. “This Time Around”
07. “Holy Man”
08. “Gettin’ Tighter”
09. “Smoke On The Water” / “Georgia On My Mind”
10. “You Keep On Moving”
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11. “Highway Star”
12. “Burn”
Fotos y texto: Damián Basile
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