Hay varios factores que convierten al Festipez en un evento que supera a un simple festival de rock. La variedad de sonidos y propuestas, los años que lo convirtieron en un clásico de la escena y la predisposición del público son algunos de ellos. La gran cantidad de espectadores que acudieron a Sarmiento 3131 desde temprano, mostraban ganas de oír al resto de los grupos, más allá de Pez. Como parte esencial se da que cada banda invitada tiene la bendición de Ariel Sanzo, voz y guitarra de la banda principal. Esta edición llevó a la Ciudad Cultural Konex a Flopa, Científicos del Palo y Las Taradas.
Flopa y su banda cargó con la responsabilidad de abrir la tarde y en la puntualidad para salir a tocar dejó una buena costumbre que se repitió a lo largo de la jornada. Una artista conocida por el público de Pez, ya que años atrás grabó discos juntos con el cantante bajo el nombre de Flopa – Minimal. Durante media hora repasó sus canciones con un set rockero y le dejó el escenario listo a la banda marplatense.
Poco menos de un cuarto de hora habían pasado de las 18 cuando Pepo San Martín, cantante de Científicos del Palo, saludaba al público con un irónico “Buenas noches”. Fue media hora con el acelerador apretado que permitió nueve canciones con el protagonismo de Justicialista Vol. 1, como el arranque con “Gauchito gil”. El reducido tiempo acortó las charlas entre canciones que se dan con sus seguidores, pero no faltaron los chistes en el ida y vuelta. “Los gomias” y “Somos el enemigo” agitaron el Konex en los puntos más altos del show.
Si le faltaba algo a la edición 2018 del Festipez era baile. Y ese ingrediente lo guardaban Las Taradas para su presentación. El set más largo de las bandas invitadas tuvo el repaso de sus dos discos: Son y Se Hacen y Sirenas de la Jungla. Las ocho músicas que se subieron al escenario demostraron versatilidad a la hora de interpretar las canciones ya que la mayoría tocó más de un instrumento en los 45 minutos de recital. La tarde calurosa fue el contexto perfecto para la fiesta que llevaron sus melodías con muestras como “Que no, que no” y “En bancarrota”, dos de lo más celebrados en el sábado.
Cuando la noche comenzaba a adueñarse del patio del Konex, Pez salió con el enganche de “Fuerza” y “Vamos” para que el público comience a acompañar. Un desperfecto en la guitarra de Minimal en “Para las almas sensibles” lo obligó a cambiarla durante el tema y, mientras el staff conectaba la otra, quedó en su faceta de frontman solo en la voz. Pasaron “Carne roja” y “Días poderosos” desde Pelea al Horror, último álbum lanzado y que tuvo su pico de participación en la primera mitad del show.
Franco Salvador, baterista, se puso de pie y comenzó a mover sus brazos en alto para ambos costados. Mientras los sintetizadores de Juan Ravioli daban indicios de la llegada de “1986”, el cantante expresó: “Estoy re contento que hayan venido los chicos a ver la banda de rock de los viejos”, en referencia a la cantidad de familias que se acercaron al recinto de Sarmiento 3131. La balada con el ADN de Pez llamada “Dificil de conseguir” bajó los decibeles de la presentación, tal como había advertido Ariel Sanzo antes de interpretarla. En la misma sintonía de tranquilidad, cayó “Nubes toman formas tontas” y sus aires tangueros cuando los relojes indicaban las 21.
“Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode, se jode”, rebotaba en las paredes del Konex segundos después de la dupla contestataria con “Os Garcas” y “Pelea al horror”, un síntoma de la época. “Querían un cambio, ¿y ahora?”, preguntó con bronca el cantante del cuarteto. La gran sorpresa de la jornada fue el cover que realizaron de Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota y el elegido fue “La parabellum del buen psicópata” que obtuvo una enorme reacción por parte de los seguidores y las decenas de celulares en alto que filmaron el homenaje.
El gran manejo de ambientes dentro de las canciones es uno de los talentos de Pez como banda. Por cada canción que se detienen a jugar instrumentalmente, construyen un pequeño mundo para que el público viaje con las melodías que disparaban los cuatro músicos, como sucedió en “Todo lo que ya fue” y “Haciendo real el sueño imposible”. “Esta no es una frase para vender remeras: “Paz, amor, libertad y respeto”, lanzó Minimal antes de “Respeto”, cuando el recital se acercaba al fin.
El clásico enganche de “Rompe el alba” y “Lo que no se ve no es real” fue de lo más coreado en el show de 25 canciones que cerró el Festipez 2018. Luego de un breve amague de despedida, agregaron un tema a la lista cuando habían pasado unos minutos de las 22. “Introducción declaración adivinanza” fue la despedida luego de una hora y cuarenta de presentación a cargo de la banda formada en Capital Federal.
Fotos de Cecilia Martin
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