Hubo que esperar a los primeros minutos del martes para entender la fiebre por Ska-P que había desde temprano en los alrededores del predio. Los puestos de remeras de los días anteriores se habían convertido en locales de merchandising de la banda española y en cada parlante sonaba una sola cosa. Las entradas agotadas y el operativo de seguridad reforzado fueron indicios de la masa de gente que se esperaba en el último día del Rock en Baradero, que contó con entradas agotadas.
El demoledor show que brindaron no sorprendió pero mantuvo al Anfiteatro Municipal en estado de ebullición durante casi dos horas. Con la cara de Santiago Maldonado en su musculosa negra, Pulpul arengó a su público que estaba a su disposición y de sus canciones, como con “Mis colegas” y “Legalización” donde todo el predio lo acompañó con sus gargantas. Las letras contestatarias de los españoles siguen vigentes y más en Sudamérica, por esa razón dedicaron “Canto a la Rebelión” al pueblo chileno. “Hay que bancarles, son un ejemplo de resistencia obrera“, mencionó el cantante sobre Zanon antes del cierre con la histórica “El Vals del Obrero“, fiel a sus convicciones.
La figura central del día, y del festival, le hizo un guiño a Massacre y Cadena Perpetua. Sobre todo a los segundos, que tuvieron una potente presentación donde el público expectante de Ska-P aprovechó para celebrar a puro pogo y mosh cuando ya había llegado la noche. En las pantallas del Escenario Spotify se vio un flyer que anunciaba un Luna Park en noviembre. Desde otra generación, Todo Aparenta Normal y Mustafunk también aportaron calor con una porción de público propio.
Árbol y Kapanga demostraron que la fórmula del éxito en festivales son los hits. El cuarteto de Haedo salió con la misma energía de su primera etapa, como si el tiempo no pasara, sobre todo para el cantante Pablo Romero que contagiaba ganas de saltar. La lista tuvo partes frenéticas como “Suerte” y “Vomitando Flores” pero también acudieron a la tranquilidad de “El Fantasma” y “Pequeños Sueños“. Los comandados por el Mono y Maikel fueron los siguientes y mantuvieron ese ambiente de celebración cuando el plato fuerte estaba cada vez más cerca.
En el rango de los tres días, Rock En Baradero subió a 75 bandas a sus tres escenarios y en dos de las fechas pude darse el lujo de colgar el cartel de agotado. El broche de tener una banda internacional (pese que a sus seguidores criollos la sientan propia y viceversa) fue digno del evento que ya lleva seis años sin interrupciones y es garantía de bandas y estilos para todos los gustos.
Fotos de Cristian Sangermano.
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