Las puertas abrieron desde temprano, apenas caído el sol en la fría tarde de Buenos Aires. Viejos Komodines abrió la cancha dando calor a los amplificadores y parlantes del lugar. La puntualidad en la organización se veía contrarrestada por la impuntualidad de la gente cuando todavía había muchos espacios vacíos. Pasadas apenas las ocho de la noche la banda que escoltó a Cielo Razzo desde la ciudad del monumento a la bandera, abrió su paso para regalar sus temas cargados de arreglos y exhibir la particular voz de Diego Cesar “Popono”. Terminado el show de Los Vándalos, la última camada de gente terminaba de completar los restantes espacios vacíos y el clima comenzaba a emanar la inminente salida de Cielo.
Los últimos movimientos sobre el escenario dejaron los elementos listos para el plato principal de la noche en Groove. Las luces se apagan, la masa de gente avanza por inercia hacia delante y se oyen los primeros acordes al aire encendiendo el grito de algunos ansiosos por ahí. El puntapié inicial lo dan con “Tus Pasos” del nuevo disco y el clásico “Carne 2” de Buenas (2011). Un arranque a dos puntas en la discografía de la banda. Pablo Pino saluda a la gente y celebra estar de nuevo tocando en Buenos Aires. “Ventana” es el que sigue en la lista mientras caen algunos papelitos desde el fondo. La fiesta que ya había empezado, parece tener un segundo arranque. Pegado y sin espacios hacen “Esquina” de Código de Barras (2003), para volver a lo nuevo con “El bobo y el Payaso”.
En un pequeño bache entre temas, Pablo bromea con el público para agitar el pulso del sonidista exigiendo un poco más de volumen. El agite y el pogo en “Vueltas” y “Miradas” retrotraen imágenes de aquel primer Obras de la banda donde presentaron Marea (2005). La fiesta traía prendidas fuego las cabezas de la gente cuando bajan un poco los decibeles para tocar “Cochico” y “Por llegar”. Dos temas a mid tempo y de fogón que calman la marea del público amontonado en el lugar. Pero en el medio de esos dos temas, las aguas sufrieron una pequeña turbulencia en un enganchado bien rockero con “Algen” y “Galope”.
La noche era entre amigos y llega el momento para que Javier Arránz y Facundo Parini de Viejos Komodines compartan el escenario caliente junto a la banda. La explosión fue inmediata apenas se hicieron sentir esas primeras notas del riff inicial de “Quién baja la pala”. Una potente descarga se sintió sobre los parlantes, la masa de gente quedó agazapada. Dejan apenas relajar con “Alcalina” para durar muy poco en ese estado, ya que “Barek”, “Gualicho” y “Obtuso” salieron con notoria efervescencia reventando las gargantas de la gente. El lujo de seguir escuchando en vivo los viejos clásicos de la banda abre también paso a ser compartidos con los invitados. Es ahora el momento de “Popono”, de Los Vándalos, para hacer “Servile” del primer disco de la banda.
Se avecina el final de la lista y se toman un breve descanso para salir a dar la última bocanada de canciones en Palermo. Una salida tranquila y sin apuros con “Cuna” desembocó en una eléctrica patada con “Disfraz”. Ya son casi las once la noche, la gente sabe que está condenada a vivir el final del show aunque nadie lo quiera. “Luminoso” y “Perseguido” aparecen entonces para esconder por un momento el inminente cierre con un baldazo de carnaval rockero. Las ganas de más temas son notorias, y la hora de finalización reglamentaria amenaza latente al pasar los minutos.
Una base de tambores con unas fantasmagóricas notas de guitarra flotando por ahí son la puerta de entrada para que el riff “Alma en tregua” desate al instante el pogo. En una seguidilla de temas ya sobre el final, Pablo Pino toma ahora su guitarra y amaga con unas estrofas del tema “Puta”, la banda parece seguirlo por esa dirección pero enseguida cambian rumbo con el enérgico “Sin Salida”.
Hacen un ante-último saludo todos juntos al frente del escenario, y como bonus track para que la gente vaya saliendo tranquila tocan el melancólico “Que se yo”. Bromean con no poder seguir a causa de las multas que pueden llegar a recaer sobre ellos por excederse del horario. La noche fue impecable en horarios, sonido y energía puesta por las tres bandas que se hicieron presentes. La gente sabe que aunque quiera más, puede irse tranquila a sus casas. Pablo Pino se encarga entonces de cerrar el telón diciendo en tono satírico “Haremos nuestro saludo final, y así nos retiramos de la sala”.
Foto archivo: Agos Rojas Fotografía y Luz Raggi para Rock And Ball.
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