Bandidos y Parapipou se reunieron el jueves por la noche en Niceto Club para hacer bailar cumbia y ska a aquellos que no se conforman con dos días de goce. Siempre relacionamos el disfrute y la felicidad con los días de ocio, porque al otro día no hay que levantarse temprano, o estamos descansados de cuerpo y mente y tendemos a creer que la vida es un camino de varios días de infierno para llegar a los dos o tres en los que nos liberamos. Pero siempre hay gente que combate esos pesares de 5×2, evitando caer en el binarismo de padecimiento/dicha, porque la vida no es esperar la alegría, sino ir a buscarla.
“Gracias por estar acá hoy y elegirnos, sabemos que está difícil, es fin de mes y hay feriados la semana que viene”, declaraba con cierta emoción Mauro Delbón, cantante de Parapipou en medio de su show. Pero eso llegaría casi sobre el final de la noche. Unas horas antes, salía a escena Bandidos, una orquesta de cumbia y otras yerbas que con camisas bien tropicales, clásico uniforme del género, venían a rendirle tributo al baile con canciones propias y varios covers.
“Me Gusta La Noche” comenzó el desmadre, que continuó con temas de sus dos discos “Cumbia Fuerte” y “Hasta Que La Cumbia Nos Separe”. Pasaron “Azafata”, “Cumbia Fuerte”, “Para La Gilada” y “Que Hay De Mal”, entre otros. Demostrando que tienen pasión por la música en general, se nota que muchos de los integrantes vienen de otro palo, que podría ser el rock y el reggae, pues sin mucho esfuerzo pueden distinguirse varias influencias en su estilo de tocar y hasta en su instrumentación (además de dos percusionistas tienen una batería tradicional, y no son muchos los grupos que se adaptan al género valiéndose de este tipo de recursos).
Además, repasaron algunos clásicos del rock, de la cumbia villera y del cuarteto con distintos mix. El final fue con “Cumbia y Percusión”, con el que se despidieron bailando arriba y abajo del escenario, coronando la primera parte de la noche con fiesta absoluta.
Minutos más tarde y con el recambio de posiciones de público, típico de fechas compartidas, salió al escenario Parapipou, para subir los bpm y mantener la energía con sus canciones. “Frutilupilopez”, con sus arreglos “swing” abrió el setlist de trece temas que tenían preparado, aunque luego se sumarían dos más a pedido del público.
El amistoso pogo ska no se hizo esperar, y continuó con “Cable a Tierra”. El canto de guerra clásico de su gente, con melodía prestada del famoso funky “Rap Das Armas”, y que repite “para para para para Parapipou” sonó en cada hueco en que la banda paraba. La lista pasaría por temas como “Nadie Se Reconoce Esclavo”, y “Tic Tic Tac”, y “Todo Puede Pasar”.
El vocalista vio a una chica usando el pañuelo emblema insignia de la campaña por el aborto legal, seguro y gratuito, y se vio obligado a decir: “Perdonen la aclaración, pero te vi con el pañuelo verde y es importante decirlo. No hay dos visiones de este tema. Hay una que tiene razón y otra que está equivocada”, expresó en nombre de la banda mostrándose a favor de la ley. Un gesto sumamente importante y genuino en tiempos que corren en el que algunos guardan sus opiniones por temor a perder público o ser criticados.
Con “Pibito”, bajaron los decibeles, para que suene la armónica de Santiago Canda, también bailarín/animador de la banda (siempre es increíble verlo transpirar la camiseta aunque no esté tocando, yendo de un lado para otro en el escenario). Pero como el desiteto (sí, diez) se siente cómodo más arriba, el tema volvió a su velocidad crucero, en esta ocasión con el percusionista Rodrigo Saucedo en las voces. Volvería a tomar el micrófono tiempo más tarde con los covers “El Vals Del Obrero” y “Solamente Por Pensar”, de Ska-P, que el grupo hace cada vez que se presenta en vivo.
Para la segunda mitad, la cosa tomaría más color aún, con “Mamut”, tema en el que se destaca el trombón de Romina Minutola y la percusión de Denise Modai.
“Comienza el matriarcado” gritó Delbón al estrenar una versión de “Bella Ciao”, ahora conocida por la serie La Casa De Papel, pero que tiene un gran significado como himno de resistencia al fascismo. El estribillo no podría ser más contundente: “Chau, Macri chau, Macri chau, Macri chau, chau, chau” sonaba en Niceto como un himno de resistencia al gobierno actual.
Cerrando la noche llegarían “En Lo Profundo”, “Mil Preguntas” y “Mienten”. Hasta ahí el setlist preparado, pero a pedido del público cantarían dos más: “Pebete”, de su disco “Tripou”, y un final con la monada saltando, con, justamente, “Saltan Los Monos”, que nos recordó que la vida puede ser una selva pero con linda música, puede ser muy divertida de cruzar.
Fotos de Sofía C. Garay
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