Esta vez fue una muy fría avenida Corrientes, quién ansiosa esperaba envolverse en ese manto de músicas que parecen desembarcar desde cualquier tiempo y lugar, para fusionarse en un delicado y atractivo torbellino; trayendo consigo reminiscencias que involucran desde Zitarrosa hasta Radiohead, desde Fito o el Flaco hasta los DJ’s más futuristas salpicados con cantos primitivos de culturas antiguas, pero con el sello propio e indeleble que le da esa sensible lírica del sur. Músicas que en definitiva parecen no tener más imperativo que rozar las fibras más profundas de quién decida escucharlas.
El encuentro, que estaba pautado para las 21 hs, sufrió la demora lógica que supone la congregación de unas 3000 mil personas. Las puertas del mítico teatro Gran Rex se abrieron, y con velocidad los respaldos fueron cubriéndose de abrigos y bufandas, y un bullicio de expectación comenzaba a llenarlo todo. Pasados unos pocos segundos de las 21:30, cuando las últimas butacas terminaban de ocuparse las luces se apagaron; el bullicio estalló y unas pequeñas pantallas cuadradas, colgadas en el fondo del escenario, se encendieron para proyectar esa última intimidad del trovador y su troupe en los túneles de detrás del escenario, ese último abrazo grupal en el que los guerreros sellan el incorruptible juramento de dejarlo todo allí afuera.
Por fin las pantallas se apagaron, y los integrantes de la banda fueron saliendo de a uno y ordenadamente desde un costado, con Aristimuño al final, vestido todo de negro y con un brillante sobretodo hasta las rodillas, entre la euforia de la multitud que comenzaba de a poco a entrar en calor.
Cada cual fue tomando sus respectivas posiciones y después de la mirada de visto bueno del líder, ya con la acústica de doce cuerdas colgando de sus hombros, una de las tres guitarras que lo acompañaron durante toda la velada al lado del pie del micrófono, se hizo silencio absoluto y la voz en off de una niña empezó a murmurar palabras en otro idioma, seguida por unas notitas dulces y frágiles como de cajita musical, era la intro de “ABC”, canción que abre también su cuarto disco de estudio, “Las Crónicas Del Viento”. La ceremonia había comenzado.
Aquella primera prueba dónde se rompe el hielo, donde los nervios de los unos y las ansiedades de los otros deben quedar atrás para dar paso a la conexión sublime, a esa especie de energía circular que solo se dá entre los artistas y su público, salió de forma inmejorable. El largo y efusivo aplauso al término de esta primera canción, dejó claro que todo arrancó como debía arrancar. Y por esa misma senda habría de seguir el resto del concierto.
La lista dispuesta para esta noche fue un paseo por canciones de todos sus discos, desde “Azules Turquesas”, su primer trabajo allá por el 2004, hasta “Mundo Anfibio”, su última placa de estudio editada en el 2012, con la que logró mayor reconocimiento y el aplomo definitivo como creador de la nueva canción popular.
Con algunas variaciones pero respetando, en rasgos generales, el esquema de los dos volúmenes de su disco “En Concierto”, temas registrados a lo largo de distintos shows en vivo entre 2012 y 2014, y disco que en esta ocasión estaba presentando, se fueron sucediendo las canciones, reversiones potentes y arreglos realizados especialmente para esas grabaciones, que hablan a las claras de la constante evolución musical de Lisandro.
También hubo tiempo para compartir el escenario junto a algunos importantes músicos y amigos, como fue el caso de Teresa Parodi, quien entonó junto a Aristimuño los versos de “Hoy Me Hace Falta Verte Bien”, siendo ovacionada por todo el público de pié tanto cuando llegó como cuando se fue. Otro de los invitados fue Cristóbal Repetto, el jóven y talentoso cantor de tango, interpretando “El búho”, un extraño tango mutante perteneciente al disco “39 grados”, y quién también colaboró en la grabación de dicho tema en su versión original. Y el último de los invitados, quien se robó otro de los largos aplausos de la jornada fue Gabo Ferro, con quién cantó “Green-Lover”, otra de las canciones de “Las Crónicas Del Viento”.
Así fue transcurriendo el espectáculo, con un despliegue de originalidad y una versatilidad sonora difícil de encontrar, preciosas y en casi todos los casos, complejas piezas ejecutadas a la perfección por una banda que no dejó de demostrar implacable contundencia a lo largo de las dos horas y media que duró la fiesta.
Llegando a las doce de la noche el final era inminente; ya habiendo vuelto para el bis de tres canciones más, y finalizando una poderosa versión de su clásico su tema de cierre, “Elefantes”, Aristimuño y sus azules turquesas se reunieron en el centro del escenario para recibir los últimos cariños de un público que agradecía con el alma llena, y una certeza común a todos los que allí estaban: esta vez, la buena noticia fueron ellos.
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01. “ABC”
02. “Por Donde Vayan Tus Pies”
03. “Perdón”
04. “Av. Alcorta”
05. “Para Vestirte Hoy”
06. “Azúcar Del Estero”
07. “El Búho”
08. “Anfibio”
09. “Tu Nombre Y El Mío”
10. “How Long”
11. “En Mi”
12. “Anochecer”
13. “La Ultima Prosa”
14. “Mi Memoria”
15. “Hoy Me Hace Falta Verte Bien”
16. “Traje De Dios”
17. “Blue”
18. “Pozo”
19. “Green Lover”
20. “Es Todo Lo Que Tengo”
21. “Canción De Amor”
22. “Me Hice Cargo De Tu Luz”
23. “Elefantes”
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Por Damián López
Fotos por Daniela López Fotografías para Rock And Ball
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