Cuando uno camina descalzo, puede pasar que duelan más las espinas clavadas, o las piedras tropezadas. Pero esos pasos también puede que sean más sentidos, se pisa con más fuerza, se deja una huella más profunda y se avanza con más ganas. Andando Descalzo demostró que no hay escenario que le quede grande y que no hay pandemia que los pare. El Hipódromo de Palermo fue el lugar elegido para cantar y bailar con sus clásicos, presentar temas nuevos, y seguir creciendo en cada paso.
Con puntualidad precisa, los mostros comenzaron su show, marcando una frase que los identifica: “Vienen mareados, vienen llegando. Van contagiando a través de su paso”. Y vaya que fueron contagiando de entrada. Con su rock, su ska, su cumbia, su tango… “¿Quién toca?”, se escuchó preguntar en la puerta de entrada. La respuesta fue: “una banda… de rock”. Esa dificultad de aseverar el género musical, se ve también cuando se los escucha. Qué difícil encasillar a este grupo, y esa es una de sus características que supieron transformar en virtud. Lo cierto es que cada uno de estos ritmos lo ejecutan a su manera, y el resultado está a la vista: 25 años juntos y contando.
En época de pandemia, grabaron un nuevo disco, por lo que la noche sirvió para presentar algunas canciones. Entre ellas, “Vas a ver”, primer corte de este trabajo, con el cual sienten que sentaron sus bases como banda y como grupo humano. Noche fresca, pero sin lluvia. “Así somos los mostros. Iba a llover pero salió el sol. Hoy la embocamos”, bromeó Juani Rodríguez. Y el frío quedó a un lado con el correr de las canciones, sobre todo con las primeras cumbias que sonaron. Tal es así que la cantidad de puff y sillones desparramados sobre el campo, sólo funcionaron como decoración ya que muy pocas personas se mantuvieron sentadas.
Así como la banda muta entre ritmos y se acomoda a las circunstancias, también el público sabe adaptarse. Indudable las ganas de muchos de ellos de meterse en un pogo interminable, pero saben que no es momento. Igualmente no hubo impedimento para los bailes y saltos, cada grupo en sus corralitos. Y otra muestra más de lo versátil de Andado se vio en sus invitados. Limón García, Silvina Moreno, El Moskito, Tita Print, Beto Olguín, Pablo Guerra, y Sol Pereyra, entre otros, se subieron al escenario, cada uno aportando su talento.
“Fueron tiempos difíciles pero no me puedo quejar, pudimos grabar un disco”, afirmó el cantante sobre este último año tan anormal. Y sobre esta noche que iba llegando a su fin: “el show nos movilizó. Más allá de las distancias, lo estamos disfrutando muchísimo”. Así fue que mecharon sus momentos intimistas y de explosión, celebrando sus bodas de plata (“25 años disfrutando de nosotros mismos”).
La banda de Mataderos sigue pisando fuerte, por más pandemia que haya. “Andando tiene unos huevos grandes que se la juega cuando no sabe qué tiene que hacer. Dijimos ‘hagamos el Hipódromo y que la gente venga y disfrute del mejor show’, y así fue”. La buena organización del espectáculo acompañó de igual manera al sonido, las pantallas y las luces, durante dos horas exactas, por lo que las palabras de Juani estuvieron más que acertadas.
Una vez más, entre la gente se escuchó el grito de guerra: “Andando Descalzo va!”. Esta vez no desde las trincheras, sino desde las burbujas o islas, y a distancia. A pesar de eso, no hubo motivo mínimo que opaque la fiesta. Tienen cuerda para rato, tienen más música por mostrar y más escenarios por pisar. “Nada terminó, como ves. Esto recién empezó”.
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