Hubieran sido necesarios varios pensadores para abordar una teoría sociológica con respecto a lo que sucedió el sábado en Beatflow. Un fenómeno con tres patas, capaz increíbles pero reales. Una banda debutante que alborotó el primer turno en un horario prematuro; otra ascendente que impactó tanto en la convocatoria como en el sonido y, por último, como plato principal, Sin Querer Queriendo. El eje del rock en Paraná vino a pisar fuerte en Buenos Aires y presentó su último disco, “Albores”, a todo trapo y de manera renovada. Palermo fue un puño en alto a los sueños.
Algunos minutos sacudían las 19 horas clavadas y dieron el primer paso. Fue el primero tanto para la noche como para ellos, 33 De Píe comenzó su trayecto el 4 de junio en un escenario pesado de Capital Federal. La apuesta fue interesante desde la intención, apelaron a mostrarse sin abundar en covers. Un set que duró casi 40 minutos, recibido por papelitos a montones, que fue el puntapié para lo que se avecinaba.
Una puesta en escena elaborada comenzó el segundo turno. De espaldas a la gente apareció No Me Nombrés Más!. Se presentaron a medida que la introducción desnudó el sonido de cada instrumento. Funky se visto de gala y marco el camino de la lista. “¿Cuántos golpes más?”, anunció Nicolás Ganci (voz) para que Agonías tenga su lugar.
Se habían superado las 20 horas y Beatflow tomó más color. El lugar estaba casi colmado y las expectativas crecían en torno a lo que se vislumbraba: una noche histórica. Sonó Mis Raíces, uno de los temas nuevos de la banda, y el clima se volvió meloso cuando dispararon Mirame a los Ojos, con la voz de Santiago Palacios (Bajo). En ese momento, se vio una de las características principales: la polifuncionalidad y la aptitud multiintrumentista. Rotaciones, tanto en el micrófono central como en las cuatro cuerdas y la guitarra de Federico Borriero, dieron cuenta de esto.
Maravillas colaboró con otro momento tierno y Tu Can fue el cover elegido para una apuesta jugada. El tema de De La Gran Piñata se metió para mediar la lista y partir las cabezas de los presentes. Optaron por seguir en un tono oscuro y captaron la atención con Medusa, otra de las nuevas creaciones.
Un rocanrol bien marcado fue con el pulso de Menos Diez, mientras que Aun Si Todo Se Detiene se robó un par de lágrimas. No Me Nombres Más! explotó su show con el cálculo y la precisión que contempla un reloj suizo. Heridas agitó y cerró la tanda.
Lo de Sin Querer Queriendo amerita un análisis extra. Romper el esquema de la centralización y buscar expandirse a la inversa, desde la periferia hacia el medio, fue su intención. La banda principal de Paraná llegó a Buenos Aires con dos fines: presentar “Albores” y demostrar que ya no juega de visitante a kilómetros de distancia. Lo lograron.
Con modificaciones en su formación original se potenció el sonido. La incorporación de teclados, percusión y Nicanor Villanueva en guitarras le dieron la explosión necesaria para cumplir sus objetivos. El show comenzó con esa premisa, demostrar lo producido por el nuevo cd, por eso Inhóspito Lugar fue el elegido para iniciar el tramo final de la velada.
Decidieron hacer una lista extensa para recorrer la mayoría de sus temas. 25 momentos pasaron por Beatflow. Lo más añejo se empezó a ver a partir de Carnavalito, cuando Nota 15 erizó las pieles y Errar es Vivir llevó a la reflexión.
La efervescencia fue constante. Nena, con la compañía de Juan Pablo Sparo (Fisión), entró como un grito de amor desde la ventana y Vida Rara sentencio a que los pies despeguen lo más alto posible. Era el turno del segundo invitado: Matías Landolfi. La voz de 9 Menos Cuarto propuso una interesante combinación con la de Roy Ferreiro para generar el descontrol en ¡Vamos Que Arrancó!. Martín Ramos también hizo de las suyas. El cantante de Desinhibidos se prestó para hacer uno de los temas más queridos por la gente: Mitad Dragón, Mitad Princesa.
El público quiso su propia fiesta. ¡Sonreí! fue el destinado para una lluvia de globos multicolores que graficaron las sensaciones. Que El Rock Te Salve, Don Orgullo y La Resaca Más Larga terminó siendo la combinación perfecta. El tridente de canciones se acercó al final y mantuvo las energías en el punto máximo. Himno: un tema aparte. La ante última canción, con rap incluido, coronó bajo el grito: “¡Vamos Sin Querer Queriendo!”. Solo restaba darle un broche y para eso apareció Juego de Vida. Una lista intensa que hizo honor al marco general e intentará ser el preludio de lo que vendrá.
Las fotos son de Cinthia Carrizo para Rock And Ball
[su_custom_gallery source=”media: 123970,123971,123972,123973,123974,123975,123976,123977,123978,123979,123980,123981,123982,123983,123984,123985,123986,123987,123988,123989,123990,123991,123992,123993,123994,123995,123996,123997,123998,123999,124000,124001,124002,124003,124004,124005,124006,124007,124008,124009,124010,124011,124012,124013,124014,124015,124016,124017,124018,124019,124020,124021,124022,124023,124024,124025″ limit=”75″ link=”lightbox” width=”180″ height=”150″ title=”never”]
Comentarios