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9 Menos Cuarto: La celebración de la liberación

La banda de Munro sigue justificando su crecimiento. 9 Menos Cuarto completó Roxy y vistió de fiesta la noche palermitana.

9 Menos Cuarto a pleno.
9 Menos Cuarto a pleno.

Todos aquellos que crean en conexiones que excedan lo físico, o en la retribución de acciones como obra universal, podrán entender de qué se trató 9 Menos Cuarto. Energía, eso. Una línea que no se baja desde el mensaje ni desde las melodías, solamente. Una sensación de alegría general, compuesta por todas las partes de Roxy, que volvió a mostrar qué es lo que pasa cada vez que toca la banda de Munro.

Los minutos se disfrazaban de Bolt cuando la especulación indicaba que 20:45 sería el comienzo. No fue así, no con esa exactitud. Un escenario con luces tenues y velas proyectadas en el fondo se transformó en el contexto. Muy lentamente Javier Muller (teclados) se fue acoplando a la batería de Lucas Menardi. El bajo de Cristian Bermani y la guitarra de Damián Broglio fueron sumándose de a poco a la velada, pero faltaba alguien más. Matias Landolfi (voz), apareció acompañado por los vientos para despegar los pies del suelo con Tengo suerte.

Pregonar el compartir y erradicar la competencia es una de las premisas de 9 Menos Cuarto. Rodeados de amigos, como es costumbre, fueron andando la noche. Una de las particularidades fue la presencia de la segunda guitarra: Álvaro Vara (Inmero) terminó siendo el encargado de sumar potencia y darle contrastes más rockeros.

9 Menos Cuarto a pleno.
9 Menos Cuarto a pleno.

La variedad en sus melodías es una característica, Atrás del sol llegó con su ritmo caribeño para que Bermani pueda lucirse. “Aprendamos a cuidar la semilla que tenemos adentro”, fueron los consejos de Landolfi previo a El jardín del otro – un buen momento para caer en la reflexión.

Mis amigos

No estuvieron solos. Cualquier Bondi fue la banda encargada de recibir al púbico y Mariano, su cantante, el invitado para hacer en dúo de voces Lo que canto. Enseguida buscaron la transparencia con Aparentar y pasaron a la emoción haciendo Un poco de. Los teclados jugaron un partido aparte, fueron un plus en la construcción de este bloque.

Tres historias tuvo un color diferente, Menardi pasó al frente para compartir micrófono con Lando mientras que la batería quedó a cargo de Ezequiel Poli (Inmerso). La combinación entre Broglio y Vara fue electrizante.

Matías Landolfi se calzó la guitarra electroacústica para transportar al público a uno de los momentos más sensibles de la noche: Seguís acá. Los amigos continuaban girando y era el momento de Sebastian “Turko” Fiorino (Locos de Nacimiento) para acoplarse entre sonrisas de recuerdos y llantos de extrañamiento.  El clima se mantuvo porque llegaba Formas de ser.

Así lo vivió la gente.
Así lo vivió la gente.

Una celebración de la liberación. Mochila se transformó en un carnaval, en un grito de superación, en resurgir desde la alegría. El momento más valioso de la noche fueron esos cuatro minutos desbordados en carga emocional, cuatro minutos que querían ser una vida entera.

Llegaba el turno de algunas reversiones. Un charango se prestó para María amor y Si fuera por lo que dicen movió todas las caderas. Un sonido disco y una coreografía a cargo del Turko fue desatada por el tema del agite, el de la gente: 845.

El último invitado de la noche tuvo que ver con una cuestión de química latente: Juan Pablo Sparo (Fision) subió en Es la hora de despertar. “Siempre, pase lo que pase”, Lando disparó a modo de introducción antes de hacer Tirando a más y un trencito con la voz a la cabeza bordeó todo Roxy. No te olvides de ser feliz se convirtió en un himno y fue el amague para una despedida.

Una salida engañosa, que no duró más de dos minutos, justificaron los bises. Fibras íntimas fueron apretadas con profundidad y agua contorneaba los rostros, tanto arriba como abajo del escenario. Con seguridad no era solo transpiración, había algo más. Era inevitable, En estos tiempos volvió a hacer de lo suyas y transportó la sensibilidad de niveles altos. Demostrando que nada es imposible y habiendo colmado un Roxy en su totalidad, 9, se despidió entre globos y papelitos. No me sale cerró el concepto de una noche a todo color y calor.

Fotos de Cinthia Anabella Fotografía

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