El domingo 18 de febrero cumplió años Luciana Segovia, cantante de Cirse, y por ello la banda invitó a algunos amigos y se armó un linda fiesta en La Trastienda Samsung. Lugar grande, para albergar a todo su público, pero íntimo a la vez, el local se copó desde la tarde para comenzar la con todo el rock del trío Trance Insomnio.

Pasadas las 20 terminó el set corto pero efectivo de la banda soporte, y dejó espacio para que los “cirseros” inflen globos rojos y negros y prepararan el cotillón del cumple de la cantante.

La banda compuesta por Luciana en voz, Gabriel Leopardi en guitarra y su hermano Sebastián en bajo, y Martín Magliano en la batería se desmarcó del setlist que venía haciendo como presentación de Karma, editado en 2017, y concentró la lista en temas de sus primeras producciones, algo que fue bien recibido por sus fans.

Así, amagando dos veces con el riff inicial hasta que se abra el telón, largaron con “Dirección Incierta” y le pegaron “Cerrando puertas”, ambas canciones de Imaginario (2010). La gente coreaba las melodías y pogueaba con la energía inicial, mientras una cantidad exagerada de celulares tapaban a los integrantes de la banda, especialmente a Gabriel cuando hacía su primer solo de la noche.

En el primer respiro, la gente aprovecha para cantar el feliz cumpleaños a Luciana, pero como la lista de temas era larga, de 23 canciones, y la fecha dominguera obligaba a terminar el concierto temprano, rápidamente Cirse arrasó con dos de Rompiente (2013), “Desinfectame” y “Miedos”, con una ultra feliz cantante que no dejaba de bailar y jugar con el público, seduciendo y animando corporalmente la escena.

“Buenas noches Trastienda” fue el primer saludo de Segovia, tras lo que se vino el segundo que lo cumplas feliz. “Es el inicio de un año muy groso. Hoy vino Oscar a decirnos eso. Un aplauso para él que se sumó a este barco ciegamente”. La reverencia era para Oscar Mediavilla, productor de Karma, y así se anunciaba “Consecuencias”, el primer tema de la reciente producción. Pero la gente quedó ansiosa por ese comentario enigmático/pronóstico sobre el gran 2018 para Cirse.

Canciones más tarde, Luciana daría más pistas: “Festejamos nuestros 15 años. Vamos a dar un concierto muy importante a fin de año. Oscar no me deja decir donde, pero necesitamos que estén todos ahí”. La gente comienza a gritar “Luna Park”, algo que ya se había tirado al pasar en noviembre de 2017 cuando la banda llenó el Vorterix de Colegiales. En ese momento, fue la misma cantante quien auguraba “ojalá nos veamos en el Luna”. La buena convocatoria de la banda, ganada en década y media de vida, hace que el gigante de Corrientes y Av. Madero no parezca un sueño imposible de conseguir, pero habrá que esperar más novedades.

En la lista luego pasarían “Un extraño”, con ese beat pop que se mantiene sobre un estribillo que crece dramático, y “En otra vida”, otra de las nuevas composiciones mezcla de dolor e impotencia de aquello que no pudo ser. “Descifrar cuando nos llegue el momento. Intentar, impedir, no repetir los mismos errores” dice la lírica de Luciana. Esa contraposición de desamor y esperanza se refleja en los cambios de tempo de la canción, de lo acelerado a lo más lento, como disfrute efímero que debe irse pero obligamos a que se quede.

Cirse parece promulgar con esos juegos, variando entre lo enérgico y lo trágico, el amor en su forma más intensa. La propuesta no recae en lo meloso sino en el rock crudo, alternativo, que va tangencial frente a lo edulcorado. Es un aquí y ahora en vez de un para toda la vida. “Esta rompiente no es para siempre”, dice justamente en “Rompiente” la cantante, reforzando una vez más la idea musical.

En ese cuento también encontramos a “Desaparecer”, con influencias del pop rock a lo Garbage, banda con la que puede identificarse a Cirse en su dualidad más roquera y sensual. Luego, el cuarteto haría sonar un cover anglo de la misma calaña con gusto a homenaje a Dolores O’Riordan , “Linger” de The Cranberries, en versión acortada aunque no por ello menos hermosa.

En un momento en el que los shows largos suelen decaer, la banda se las arregló para mantener la épica romántica lograda con las canciones pasadas, con quizás el hit cirsero, “Juré”. Para los que tengan alguna duda sobre el favoritismo del tema, basta narrar que tras la impecable versión de aquel tema de Imaginario, la gente canta el estribillo y la banda responde agradecida, marcando el tiempo y haciendo una vuelta más del tema.

“Malezas”, del primer álbum, rememora las versiones más grunge y oscuras, mientras que “Remolinos” en versión acústica nos trae al presente con más reminiscencias pop. En el medio, hubo torta, y besos del batero “Tato” Magliano que dejó por primera vez en la noche su asiento para besar a su novia, la cumpleañera.

Con “Dame un motivo” subió el único invitado de la noche, el rapero Emanero, quien había participado en esa canción para el disco Karma.

“Vamos a levantar el show. Vamos a divertirnos que esa es la premisa número uno de hacer música”, arengó Lu antes de empezar “Muy tarde”. Pero la idea de diversión era también la de inclusión y por ello a mitad del tema decidieron subir a gente del público que toque y cante. Algo improvisado pero que generó las sonrisas más grandes del domingo.

Llegando al cierre del recital, la banda se animó a un cover de Catupecu Machu para hacer saltar a todos. “Y lo que quiero es que pises sin el suelo” sonó en versión bastante electro, de la misma manera que minutos antes el bombo en negras de “Tecno” hizo poguear a todos a ritmo acelerado.

Pero faltaba una descarga más de adrenalina. El clásico final cirsero, con “El cazador” y “Ácido” y el saludo por haberle regalado “el mejor cumpleaños” a la frontwoman antecedieron al punk rockero “Por tu bien”, finalizando el ritual una vez más con Luciana dejándose caer sobre el público como toda una rockera de ley. Para aquellos que piensan que no hay suficientes mujeres en el género, Cirse con Segovia a la cabeza dio cátedra y todos esperamos que el éxito los siga acompañando.

Fotos por Karen McFly