Es un domingo más en el estadio Monumental, River de camiseta a bastones roja y blanca se mide ante Gimnasia de la Plata. Llueve y el duelo ya está 2-0 para el Millo. Faltan 5 minutos para el final del cotejo, no parece haber mucho más para hacer en Núñez, hasta que recibe la pelota Andrés Nicolás D´alessandro sobre la derecha, apenas unos metros afuera del área grande del rival. Dibuja una calesita con la que burla a dos triperos, hace el primer quiebre de cintura allá Ortega, despatarra a otro más y entra al área. Ya la gente está de pie, no es para menos, se ve venir algo grande. Sale como desbocado un defensor del Lobo a evitar el remate pero en su lugar se lleva una orden médica para una prótesis de cadera, cortesía de un nuevo enganche de esa zurda demencial. No se escucha el “oooole”, es que se está gestando el grito de gol que llegará luego de que el Cabezón, después de enganchar por una última vez cuelgue la pelota en el ángulo derecho del arquero, cuyo nombre no importa tras esa obra de arte. Un golazo, enorme, extraordinario, a la altura de lo que fue el paso de D´alessandro por River.
¿Cómo quieren que los hinchas del Millo, en su gran mayoría, no salten en una pata con su vuelta? Luego de siete años y medio de idas y venidas, de convertirse en “jugador franquicia” de Inter de Porto Alegre (como en la MLS pero con mucho más rigor competitivo) y de levantar ¡once títulos! D´alessandro vuelve como puso en su Facebook “a mis raíces” en el extenso texto con el que dijo hasta luego a la enorme parcialidad de los “colorados” que lo veneran como en Nápoli a Maradona, o en Cataluña a Messi.
Que si… que no y finalmente volvió
Cuando jugadores de esta clase y calidad se van de un club, siempre uno se hace la misma pregunta: ¿Cuándo y en qué situación volverán? Andrés se hizo desear, y demasiado. En el medio hubo en regreso pero le esquivó a la parcialidad millonaria, vistió otros colores y es más… enfrentó a River dejándolo afuera de la Copa Libertadores 2008. Pero eso, todo eso ya es historia vieja y conocida.
Supo vestir la 10 como pocos saben hacerlo, y cuando muchos no llegan a su nivel dicen que la camiseta pesa, pero para él era algo normal y que disfrutaba. Con “la banda” disputó 89 partidos y convirtió 23 goles. El detalle de color es que siempre que la metió River ganó, salvo una vez, cuando visitó en el Clausura 2003 a Boca. Él gritó con furia su tanto hacia la segunda y tercer bandeja donde se ubicaron los hinchas pero Guillermo Barros Schelloto con una actuación descollante no le permitió llevarse los tres puntos, fue empate en 2.
Fue capitán y supo convertirse en un estandarte para sus compañeros, luego el mundo lo esperaría para ver su magia Wolfsburgo, Portsmouth, Zaragoza e Inter.
Volver y además en actividad
D´alessandro es uno de los tantos hijos pródigos que salió de la cantera de Núñez y pega la vuelta, los casos más conocidos en el último tiempo son lo de Aimar y Saviola que no pudieron tener el nivel que supieron lograr a lo largo de su carrera. Pablo nunca pudo recuperase de las lesiones y Javier, un jugador que supo ser un goleador de raza en los partidos que dijo presente no convirtió un solo gol.
O mismo Cavenaghi que en su última travesía con la banda no tuvo muchos minutos y las lesiones le jugaron una mala pasada. Pese a esto consiguió la gloria, por lo que viene el enganche que le quedo ese gustito amargo de no haber podido lograr algo de manera internacional pese a ser parte de un gran equipo.
Y llega a un grupo ganador, pero diezmado en lugares claves, donde él puede tomar un rol protagónico, y si de ganar se trata el pueda dar cátedra, en el Inter ganó todo lo que tuvo enfrente, Copa Sudamericana en 2008, Libertadores en 2010, y Recopa en 2011. A nivel nacional con el club brasileño consiguió seis veces el Campeonato Gaúcho y en su último cotejo sumó la Recopa Gaúcha. Ídolo y amado por todos se va de las tierras cariocas sabiendo que siempre tendrá las puertas abiertas. Disputó 322 partidos, convirtió 71 goles y sumó 61 asistencias.
Encontrar su lugar
Marcelo Gallardo, Buy cheap Lasix . While jurisdictions with high levels of general ED population, difficult-to-treat Buy cheap Lasix ED, ED cheap lasix from canada secondary toВ días antes de que se conociera la noticia, dijo: “Estamos viendo si llega algún refuerzo más”. En la intimidad, él, Cheap Brand Viagra online No Prescription Brand Viagra . Men’s Health. Men’s Health, Dental Whitening, Low Prices, Pain Relief. Enzo Francescoli y toda la comisión directiva llevaron a cabo una operación relámpago para que la prensa y el hincha común no supieran nada o por lo menos no se filtrara la información que días más tarde sería una realidad.
El Muñeco lo pidió por varios motivos, pero el principal fue porque el jugador quiso volver, pero… ¿En qué lugar de la cancha lo pondrá? Y ¿Quién saldrá para dejarle un lugar? Todo parece dar a entender que con el esquema que utilizara el técnico millonario (4-2-3-1) la disputa de un puesto será con Pisculichi, en la que sería enganche o un símil media punta.
Aunque con Napoleón nunca se sabe, quizás se reinventa y sale con algo inesperado, lo que está claro es que el objetivo es revalidar lo hecho, pero lo más importante volver a conformar un equipo que sabe a lo que juega y busca el arco rival.
¿Cómo lo recibirá el socio e hincha?
professional essay writers Deliró con sus gambetas, se quedó sin voz por sus goles, y sabía que algo bueno iba a ocurrir cuando el oriundo de la provincia de Buenos Aires agarraba la pelota. Aquel mismo que lo insultó por las veces que se ilusionó con su vuelta y el jugador no tuvo palabras muy gratas. Todo eso quedó atrás, pero eso sí, el enganche deberá volver a enamorar a la dura San Martín y enloquecer a los de la Sivori con lo que el mejor sabe hacer, jugar al fútbol.
Está claro que regresa en un momento dulce y de esta manera es más fácil readaptarse al club, al día a día y todo lo que conlleva un monstro como el Monumental y toda su gente. Categoría le sobra y por eso este tipo de regresos enriquecen al fútbol argentino y lo potencian, solo queda esperar que la “Boba” vuelva a aparecer.
Por Fabricio Agustín
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