Ball

Volví a tener 15 años

Sensaciones de un día inolvidable, cargada de nostalgia por lo que fue e ilusión por lo que vendrá. Volvió Aimar, volvió el fútbol. El Payaso no se olvidó de jugar. Y River goza...

Yo vi a Aimar dar sus primeros pasos en Primera, allá por 1996. Los pantalones le quedaban enormes y tenía una velocidad supersónica. Le costó imponerse en el primer equipo porque, justamente, de 10 jugaba otro fenómeno como Gallardo. Cuando el Muñeco se fue, el Payito se quedó con la casaca histórica y la rompió en yunta con Saviola y Angel.

Iba a la secundaria. Me repartía entre la San Martín alta y la Almirante Brown baja (los socios podíamos entrar en cualquier tribuna, con excepción de las laterales bajas y medias, donde había que pagar, no existía Tu Lugar en el Monumental). De visitante era uno de los 10 mil o 15 mil tipos que acompañaba al River de Ramón cuando me seguía mi viejo, mi hermano (él ahora va a la Sívori baja), mis amigos o si tenía una moneda.

Lo escribo y me emociono. Porque ayer tuve la sensación de los gloriosos 90. River ganador, soberbio, agrandado. Cuando el equipo está bien, gana y te genera orgullo, el hincha de River es insoportable, hay que saber bancárselo porque saca chapa todo el tiempo. Con esa cultura me crié yo. Está claro que cuando cambió el estilo le fue para el demonio. Por eso se habla de un River que vuelve a ser River. Más allá de los dirigentes de turno.

La del domingo 31 de junio fue una tarde única, emocionante. La previa así lo indicaba. River semifinalista de la Libertadores, Cavenaghi get an essay confirmando su continuidad, plaqueta al Chacho Buy Valtrex no prescription . Valacyclovir is used to treat infections caused by certain types of viruses. In children, it is used to treat cold sores around the mouth Coudet, Chori Domínguez, Demichelis y Poroto Lux en los palcos. En los alrededores había un clima de fiesta. Y encima había que jugar un partido lindo, contra el invicto, contra Central, que mereció llevarse algo más que un 0-2 en contra del Monumental. Ese, igualmente, ese otro tema.

Pero había un actor más central que Rosario. Era Pablo Aimar. Todos los que estábamos en la cancha no veíamos la hora de verlo jugar. Cuando llegó la confirmación oficial de su ingreso como suplente con la 35 en la espalda, lo primero que me pregunté fue: “¿Por qué si River viene de jugar su mejor partido del año, mostrando juego, carácter y huevos, Gallardo apuesta por un tipo que hace 405 días que no juega oficialmente y encima en la ignota liga de Malasia?”.

Lo sospechaba, pero la respuesta la tuve a partir de los 29 minutos del segundo tiempo, a las 19.49 de un domingo inolvidable. Aimar hizo todo bien. Erró un pase. Nada más. Las dos primeras pelotas que tocó pasaron por debajo de 25 mg baclofen no dr cheap baclofen overnight delivery best price no prescription Baclofen 25 mg . Baclofen drug buy cheap Baclofen 10 mg. Baclofen Gómez Andrade y Colman. Aclaro: no fueron caños como el potrero así lo indica, pero fueron toques con sentido, bien dirigidos, siempre al compañero. Y se divirtió. Si hasta bromeó con el línea Verlotta.

Ya no tendrá esa explosión que nos enamoró a todos en los 90. Pero que bien juega Pablito… Hizo todo bien, se insiste. Quizás la emoción, la gratitud y el contexto triunfalista nos hace exagerar su nivel. El tema es que ahora lo queremos ver más. Más y mejor. Más y rompiéndola toda. Más y metiendo pases goles. Más y tirando caños. Más y llegando al gol.

Lo escribo y me emociono. Insisto porque se cruzaron mil imágenes en la previa. Sentía que estaba viviendo aquella etapa “canchera” entre 1996 y 2000, hasta que Aimar se fue de River. Yo en 2001 empecé a laburar de periodista y me corrí al palco de prensa. No tengo problemas en decir cuándo River es un desastre o en querer a un futbolista enorme como Riquelme, un tipo de la misma escuela de Aimar. En esta columna me gana el sentimiento.

Se me fueron 15 años para atrás. Nostalgia pura. Presente hermoso. Futuro promisorio. Estoy por ser padre a mis 32. River está a cuatro partidos de ganar la Libertadores. Y juega un tal Pablo César…

Por Leandro Buonsante (@BuonsanteLean)
Foto de Nicolás Aboaf (@NicolasAboaf) (Gentileza de ‘Pasión Monumental’)