Ball

Timmy D, el inmortal

Fue un partido extraño, raro, de esos que no se entienden. Cómo un equipo que juega un básquet casi perfecto en los tres primeros cuartos, con una ventaja de 18 puntos, termina sufriendo el empate, yendo a prorroga y ahí recién - y no sin pasar sobresaltos - logra quedarse con un triunfo que tendría que haber llegado mucho antes. Es la historia de la victoria de San Antonio Spurs como locales a Memphis Grizzlies por 93 a 89 para poner la serie 2 a 0 antes de viajar el sábado a la tierra de los osos.

El encuentro se dividió en tres partes marcadas. La primera constó de unos 36 minutos donde el equipo de Gregg Popovich hizo todo a la perfección y los de Lionel Hollins nunca pudieron hacer pie. Tony Parker anduvo jugando de Magic Johnson y repartió en ese tiempo la tremenda cantidad de 16 asistencias. Los Spurs lastimaban a Memphis de la misma manera que en el primer juego, penetrando y sacando la pelota para afuera donde Danny Green (3 de 3 en triples) y Kawhi Leonard (2 de 4) hacían de las suyas. Zach Randolph continuaba desaparecido con nada más que 3 aciertos en 12 intentos y los Grizzlies fueron una máquina de malas decisiones, teniendo en la primera mitad un 25 % de campo. Una jugada en el segundo cuarto fue el perfecto resumen de lo que era el juego para los visitantes. Tras un tiro errado, consiguieron siete rebotes ofensivos y por lo tanto siete chances ahí cerca del aro. Sin embargo, ninguna pudo ser concretada frente al acoplado que pusieron Duncan y Leonard. Nada de tomar el rebote y pensar, de sacar la pelota para afuera, de rearmar la jugada. Ir y chocar era la premisa. A falta de tres minutos para ingresar al último período, los de Manu Ginóbili, que había mostrado una volcada tremenda, llevaban una ventaja de 18 que a como venía el trámite del partido marcaba otra paliza segura y tranquila. Pero salieron a descansar el base francés y Tim Duncan y Memphis aprovechó para descontar a 12, con un Mike Conley que era lo mejor de su equipo y terminó ese tiempo con 16 unidades.

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La segunda escena del encuentro fue el cuarto final. De lo peor que se vio en San Antonio en lo que va de la postemporada. Para explicar como un equipo que venía haciendo las cosas bien pudo pasar a hacerlas tan mal, también hay que decir que Hollins ajustó la alineación de su equipo a lo que el partido pedía. Marcas uno contra uno, controlar el pick and pop y aprovechar que San Antonio desajustó esa mira que parecía infalible hacía tan poco. Para eso el coach tomó una decisión sabía: sacó a Prince y Allen que ofensivamente no pesan en el tiro a distancia, lo que permitía que San Antonio doble la marca más fácilmente, por dos jugadores con buen tiro exterior como Pondexter y Bayless, haciendo la defensa de los Spurs más larga y dejando a Randolph en uno contra uno versus Splitter, sacando provecho. Aparte, San Antonio colaboró para el pésimo cuarto. Tony Parker volvió al pasado y fue ese Parker de los primeros años, de tiros apresurados, de poca cabeza y pudo meter 2 de 8 intentos. Para colmo, el colorado Matt Bonner desperdició dos triples en solitario y bien abierto y todo quedó servido para la heroica de Memphis que se ponía nada más que 4 abajo. Entonces llegó la polémica del partido. Bonner le tiro un compromiso a Manu Ginóbili que perdió la bola y este le dio una tremenda falta a Tony Allen. Pese a la actuación del experimentado jugador, el nivel del foul fue demasiado fuerte. Flagrante, Allen embocó los dos libres y con la posesión para Memphis, Conley con un doble mandó el partido a tiempo suplementario frente a las miradas incrédulas de los fanáticos en el AT&T Center. Fue una racha de 15 a 2 para la visita en los últimos .

El desenlace de la película tuvo un actor que hasta acá no había dado para el protagónico. Apareció el inmortal, el muchacho cuya cara no cambia nunca, ni perdiendo por 80 ni ganando por 40. Apareció uno de los mejores ala pivots de la historia. Tim Duncan, el señor de los cuatro anillos, sentenció la historia con 6 de los 8 puntos que consiguieron los Spurs en la prórroga. Como frutilla del postre se convirtió en el único jugador en dar 500 tapones en playoffs. A Conley se le secó la pólvora y no hubo más nada por hacer para Memphis. El francés Parker terminó con 18 asistencias, la máxima en su carrera en la NBA, y quedó a solo dos de las 20 conseguidas por Jhonny Moore en 1983 frente a Denver Nuggets. Por su parte, Manu Ginóbili finalizó con 7 pts, 3 rebotes y 4 asistencias.

Memphis ya demostró que le sobra para dar vuelta llaves con un 0 - 2 abajo. Solo dos veces de 21 los texanos cayeron tras ganar los primeros dos juegos. La última hace poco, en la final del Oeste del año pasado cuando terminó perdiendo con Oklahoma por 4 a 2. Esta vez, querrá que la historia sea diferente.

Fue un partido extraño, raro, de esos que no se entienden. Cómo un equipo que juega un básquet casi perfecto en los tres primeros cuartos, con una ventaja de 18 puntos, termina sufriendo el empate, yendo a prorroga y ahí recién – y no sin pasar sobresaltos – logra quedarse con un triunfo que tendría que haber llegado mucho antes. Es la historia de la victoria de San Antonio Spurs como locales a Memphis Grizzlies por 93 a 89 para poner la serie 2 a 0 antes de viajar el sábado a la tierra de los osos.

El encuentro se dividió en tres partes marcadas. La primera constó de unos 36 minutos donde el equipo de Gregg Popovich hizo todo a la perfección y los de Lionel Hollins nunca pudieron hacer pie. Tony Parker anduvo jugando de Magic Johnson y repartió en ese tiempo la tremenda cantidad de 16 asistencias. Los Spurs lastimaban a Memphis de la misma manera que en el primer juego, penetrando y sacando la pelota para afuera donde Danny Green (3 de 3 en triples) y Kawhi Leonard (2 de 4) hacían de las suyas. Zach Randolph continuaba desaparecido con nada más que 3 aciertos en 12 intentos y los Grizzlies fueron una máquina de malas decisiones, teniendo en la primera mitad un 25 % de campo. Una jugada en el segundo cuarto fue el perfecto resumen de lo que era el juego para los visitantes. Tras un tiro errado, consiguieron siete rebotes ofensivos y por lo tanto siete chances ahí cerca del aro. Sin embargo, ninguna pudo ser concretada frente al acoplado que pusieron Duncan y Leonard. Nada de tomar el rebote y pensar, de sacar la pelota para afuera, de rearmar la jugada. Ir y chocar era la premisa. A falta de tres minutos para ingresar al último período, los de Manu Ginóbili, que había mostrado una volcada tremenda, llevaban una ventaja de 18 que a como venía el trámite del partido marcaba otra paliza segura y tranquila. Pero salieron a descansar el base francés y Tim Duncan y Memphis aprovechó para descontar a 12, con un Mike Conley que era lo mejor de su equipo y terminó ese tiempo con 16 unidades.

La segunda escena del encuentro fue el cuarto final. De lo peor que se vio en San Antonio en lo que va de la postemporada. Para explicar como un equipo que venía haciendo las cosas bien pudo pasar a hacerlas tan mal, también hay que decir que Hollins ajustó la alineación de su equipo a lo que el partido pedía. Marcas uno contra uno, controlar el pick and pop y aprovechar que San Antonio desajustó esa mira que parecía infalible hacía tan poco. Para eso el coach tomó una decisión sabía: sacó a Prince y Allen que ofensivamente no pesan en el tiro a distancia, lo que permitía que San Antonio doble la marca más fácilmente, por dos jugadores con buen tiro exterior como Pondexter y Bayless, haciendo la defensa de los Spurs más larga y dejando a Randolph en uno contra uno versus Splitter, sacando provecho. Aparte, San Antonio colaboró para el pésimo cuarto. Tony Parker volvió al pasado y fue ese Parker de los primeros años, de tiros apresurados, de poca cabeza y pudo meter 2 de 8 intentos. Para colmo, el colorado Matt Bonner desperdició dos triples en solitario y bien abierto y todo quedó servido para la heroica de Memphis que se ponía nada más que 4 abajo. Entonces llegó la polémica del partido. Bonner le tiro un compromiso a Manu Ginóbili que perdió la bola y este le dio una tremenda falta a Tony Allen. Pese a la actuación del experimentado jugador, el nivel del foul fue demasiado fuerte. Flagrante, Allen embocó los dos libres y con la posesión para Memphis, Conley con un doble mandó el partido a tiempo suplementario frente a las miradas incrédulas de los fanáticos en el AT&T Center. Fue una racha de 15 a 2 para la visita en los últimos .

El desenlace de la película tuvo un actor que hasta acá no había dado para el protagónico. Apareció el inmortal, el muchacho cuya cara no cambia nunca, ni perdiendo por 80 ni ganando por 40. Apareció uno de los mejores ala pivots de la historia. Tim Duncan, el señor de los cuatro anillos, sentenció la historia con 6 de los 8 puntos que consiguieron los Spurs en la prórroga. Como frutilla del postre se convirtió en el único jugador en dar 500 tapones en playoffs. A Conley se le secó la pólvora y no hubo más nada por hacer para Memphis. El francés Parker terminó con 18 asistencias, la máxima en su carrera en la NBA, y quedó a solo dos de las 20 conseguidas por Jhonny Moore en 1983 frente a Denver Nuggets. Por su parte, Manu Ginóbili finalizó con 7 pts, 3 rebotes y 4 asistencias.

Memphis ya demostró que le sobra para dar vuelta llaves con un 0 – 2 abajo. Solo dos veces de 21 los texanos cayeron tras ganar los primeros dos juegos. La última hace poco, en la final del Oeste del año pasado cuando terminó perdiendo con Oklahoma por 4 a 2. Esta vez, querrá que la historia sea diferente.